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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
FERNANDO MONTAÑA LOZANO
 
Poemas Página 01
Poemas Página 02
 
Fernando Montaná Lozano

Fernando
Montaña Lozano

Villavicencio, Meta
(Colombia)

Liberadores

(Jotabé hexadecasílabo)


En lo profundo del sueño se estaciona un oponente.
Zancadillas va poniendo, frustrando el sueño decente.

Se te nubla la conciencia, se oscurece tu entereza,
es el tiempo un infinito, delicada tu dureza;
los lugares son comunes enredados en maleza.
Pero saltan corazones aromados en nobleza

y vibrando a los afectos que destila el corazón,
como enviados desde Arriba te transmutan desazón

por los vastos paraísos en que habita lo fulgente
de anhelar sueños dorados celestiales en grandeza
y volar en brisas frescas de invariable dirección.



Uno, uno, uno, uno, cero, cero


(Jotabé)


¿Quién tiene doce… doce divisores
y si es una edad, es de los mejores?

Canas y arrugas nunca te lapiden
y en tal cifra tus huesos no se oxiden.
Del seis abajo todos lo dividen
y en ángulos lo extrañan cuando miden.

En horas y minutos va corriendo,
diez, doce, quince y veinte, dividiendo;

y el treinta que se encuentra en los actores
no se niega a romperlo si le piden
que se ponga en el centro repartiendo.



Pillos transparentes


(Jotabé dodecasílabo)


Manchado el blanco en su honrosa transparencia
¿qué viene al mundo encarado a la indecencia?

Con uñas largas sin cárceles ni grillos,
turbios poderes de pérfidos caudillos
limpiando erarios, palabras por rastrillos,
impunes sacian la sed de sus bolsillos.

Si rejas pagan, su faz de angelicales
seduce lentos a espera de cordiales

abrazos rectos de límpida decencia,
echando a olvido sus rótulos de pillos.
¡Captan incautos las prédicas sociales!



Gracias, divina naturaleza


(2 Jotabems)


Este mundo cruel oscuro
goza libre entre lo impuro.

Disfruta con la maldad,
se goza la necedad,
aviva la fealdad,
impreca la urbanidad.

Elude la inteligencia
y riñe con la conciencia.

Pero este escollo no es muro
para palpar la bondad
anidada en la decencia.


En la penumbra respiro
y exhalo pronto un suspiro.

De Arriba llega energía.
Alumbra mi faz sombría
de mundo de algarabía.
En azules de alegría

y amarillo de candor
canto como ruiseñor.

¡Oh! cenote de zafiro,
gracias doy por la armonía
que me das junto al Señor.



Fiel abogado


(Jotabem)


No hay querella ni dilema
que por difícil su tema

quede grande a la razón.
En oratoria y sazón,
con infinita visión,
fervoroso en emoción,

vibra en tono acalorado
dirigiéndose al juzgado

un hombre de sobrio lema,
con razón y… corazón:
«A su servicio, abogado».



Ilusionistas de niños


(Jotabé dodecasílabo)


Volando por el tiempo como los sueños
que desde cuna suspiran los pequeños,

van pintando el cielo en fabulosa historia
cubriéndose eternos con sabor a gloria
cautivando niños en la tierna euforia
y retando en variedades su memoria.

Míticos, titanes, seres elegantes,
cubren mundo fantasioso en los infantes.

Vinieron desde antes de alumbrar con leños
y cruzaron la línea divisoria
de milenios, dinosaurios, ¡qué gigantes!



Jotabés para el alma


(Jotabem)


De mis fervientes entrañas,
sin aspirar a que plañas,

sale ardiente el corazón
a mostrarte en emoción
cuánto adoba la sazón
entre versos con bastón.

Embebido entre tus tés,
escucharás, como ves:

Mis soñadoras montañas
entonando una canción
recitarán Jotabés.



Busca tus lucas


(Jotabé)


No te quedes mirando el firmamento
esperando que llegue el cruel momento

que somete en la limpia al ser humano:
a ti, a tu padre, a tu madre y a tu hermano
que viviendo en familia tan bacano
sin dinero se estrellan en lo plano

anhelando en la entraña una lulada.
Sin tus lucas todo es una embarrada

y hasta andar en la calle es un tormento
si a tu amor apapachas mano a mano
y no puedes brindarle una empanada.



Pequeños diablos ajenos


(Jotabé dodecasílabo)


Peleas y juegos son fuego sin brasa
pues pasa de todo, mas nada más pasa.

Se rompen bandejas, se rompen los vasos,
que vengan los tíos y estudien los casos.
Las riñas frecuentes con puños escasos
no son riñas puras; acción de payasos.

¡Qué jóvenes necios! Así los estimo,
no importa que cansen, jamás los reprimo.

Buscar un amigo que alegre la casa,
de sangre cercana y traslúcidos pasos
es un imposible si no es en un primo.



¡Oh, Leche!


(Jotabé)


Blanca perla de líquida textura
hija del pasto, el viento y la llanura,

del noble y fiel cuadrúpedo bovino:
nutres de vida el orbe campesino,
cambia de forma tu halo blanquecino
y al ser te entregas cual añejo vino.

Viertes al mundo límpido caudal;
mas hay quien te mezquina en arrabal,

te oculta, te solapa, te clausura;
y al sórdido bolsillo clandestino
la muerte se extasía en dineral.



El profe Nelson González


(Jotabé)


Un grande y vigoroso corazón
al lado de científica razón

tiñó de verdes años la esperanza,
bulló la juventud, noble pujanza,
izó banderas de leal confianza
y supo acrisolar la fiel balanza.

Gozó en el número sin ser vencido
y en física lució lejos del ruido.

Halló en la educación sublime don
y luego de gozar feliz andanza
marchó en la salsa del deber cumplido.



Plegaria a la pereza


(Jotabea con doble rima)


¡Oh, ingénita pereza! Tan dueña de este joto
de piernas y cabeza con el cerebro roto,

procura que mi sueño me abrace todo el día,
que de esta casa el dueño me fíe la estadía,
que mi precioso empeño que yace en joyería
mantenga su diseño, conserve su valía.

Te pido, mi tutora, no siendo un atrevido,
mi cómplice señora, cobíjame en mi nido,

mi flaca fortaleza conserva en flor de loto,
preserva mi desgreño, dilata mi alcancía
y alárgame la aurora para dormir henchido.



Abeja vs. abeja


(2 Jotabem)


Soñador apicultor
no labora flor en flor.

Va de colmena en colmena
conquistando su quincena,
lo que no produce pena,
asegurando su cena.

Una enorme miniatura
vuela y vibra su estatura:

es una abeja de amor
que enriquece su alacena.
¡Imponente esta criatura!


Otra, que vive en la altura,
preciándose de su albura,

quisiera su mano llena
como en la playa de arena,
infeliz enhorabuena,
adueñarse de la plena

posesión del productor.
Esa abeja de temor

tendrá en su vil sepultura
una memoria que apena,
que sólo limpia el Señor.



Gajes de la oscuridad


(Jotabé)


Veo tan solo en sombra el platanal,
biombo turbio de opaco gamonal.

Observo la penumbra: esconde todo
en su oscura memoria; que ni modo
de apreciar los revuelcos en el lodo
de los amos señores que, en recodo,

ocultándose incluso del trasluz,
depredan dignidad a contraluz.

Tampoco brillan líderes del mal
gobernando el erario codo a codo,
mordiéndolo en ausencia de la luz.



Madre eterna


(Jotabé)


Camina plácida, blanca de prisa,
regando bondades antes que misa.

Canta y cocina legando a mi historia
tonos y aromas que llevan a gloria.
Plancha a carbones de piel sudatoria
y nunca rechina en la tal prehistoria.

Es en la casa una flor de mi abuelo,
rosa por siempre; mas resta el consuelo:

sus ojos de miel, su tierna sonrisa,
son surcos del alma aquí en mi memoria
porque ella acaricia goces del cielo.



Riego de amor


(Jotabé)


La plantita que te han encomendado
de frágiles raíces, sueño alado,

no resiste los vientos impetuosos
de los gritos, ni tratos presurosos.
Riega su ser con brazos amorosos
y abónala en consejos bondadosos.

Dale lecciones propias de su edad
que frutos donará por caridad.

Entre canas y rostro ya arrugado,
crujir de huesos, tiempos despaciosos,
ufana te dará felicidad.



Sonriente fachada


(Jotabé)


Las fibras en fachada nuestro Autor
puso templadas para dar amor.

Llega la víctima de turbias sales.
Quiere sanar sus amorosos males
y se haya con asépticos gestuales
de abrazos, besos, límbicos rituales.

Completa el solio del amar la prisa
conjugada al calor de una sonrisa.

Porque fue deseo del Creador
diferenciarnos de los animales
pintándonos el rostro con la risa.



Mis dos estaciones


(2 Jotabem Kigo)


Solo dos estaciones
del cielo guiones

representan mi mundo,
cual pintor en profundo
trance, meditabundo,
llanero oriundo.

Pinta en seco verano
hermoso llano.

En plácidos balcones
las brisas de mi fundo
besan mi mano.


Caliente el firmamento
muere contento.

Emergen placenteras
en altas cordilleras
y riegan sementeras
aguas llaneras.

En el jugoso invierno
el campo es tierno.

Las flores del momento,
de patios y camperas,
lucen eterno.



Rebaño


(Jotabem hexasílabo con estrambote)


Esa nariguera
junto a la orejera

te pone en rodillas
sin almohadillas.
Tal vez en cuclillas
y por muchas millas.

Seguir al mandón,
insana emoción.

Te pone en la vera
a sol de sombrillas
y tima tu don.

Tal patrón
ruin omnipotente
escama al decente.



Hmmm…, ese si hubiera arreglado esto


(Jotabé con estrambote)


¿Qué dices…? A mí no me echen carreta.
Pues de aquel que viajó sin su maleta

legando sólo el verbo al auditorio,
aunque trazas del bien dejó en velorio,
luengas luchas en horno crematorio
y alma pura en poder del oratorio;

no me vengan con que iba a ser muy bueno
y hubiese fumigado con veneno

los senderos de pestes rumbo a meta.
Tan pronto se acomode al escritorio,
el líder cambiará bondad por heno.

Y el mundo, sobre cieno,
alabando al solícito finado
que a lo mejor lo hubiese transformado…



Corazón libre


(Jotabé decasílabo)


A veces difíciles los días
acallan hermosas melodías

que ardiente jardín de bellas flores
intenta entre pétalos de amores
pintar los oídos con colores
y el alma con cálidos rubores.

Mas hay corazones de templanza
que siegan la voz de la acechanza,

rescatan perennes alegrías
y laten gozosos en mejores
canciones que entona la esperanza.



Sentencia de Libro


(Jotabé con estrambote)


Ni en la vida podrás ilusionarte
ni los oros del mundo has de ganarte.

Se te esfuma tu copa de champaña,
viento inmóvil abraza tu montaña,
te atropella la fe que te acompaña
y se pierde tu andar en la maraña.

Tu cabeza eludiendo los saberes
es grande, como inmensos tus enseres.

Mis páginas y letras al mirarte
compadecen y claman a mi entraña:
«Haz que leer comande sus deberes».

Te advierto: «Si quisieres
pulir un mundo de emoción en cuero,
lee y escribe. Mas nunca por dinero».



Para todos, ¡Madre!


(Jotabé hexadecasílabo con estrambote)


Tú, esfera de azules verdes, mi hogar sin estaciones.
En vueltas de soles amargos apagas tus canciones

y en rondas del mono brillante de trasiegos humanos
de amores y aromas sonrientes en concierto de hermanos
pareces cantar a los cielos en coro con los Llanos,
obviar en pieles de esperanza la sal de los tiranos.

Quien hurta el dulce de tu entraña para acuñar metales
la Vida asfixia y mata impune y con lápidas fetales

adorna indemne su fachada de turbias sinrazones.
Quien ama y cuida tus tapices tiene el cielo a dos manos;
su andar, oxígeno perenne, valora cuánto vales.

Fluye Vida en caudales,
tu amor respira en paraísos mientras el hosco aserra
sublimes, albos tus pulmones. ¡Perdón, oh Madre Tierra!



Nino, cincuenta de ausencia


(Jotabé)


Tiemblan columnas, árboles frondosos,
retumban corazones amorosos.

El aire desatando sentimiento
crispa las pieles cálidas al viento
y encierra en la penumbra a fuego lento
los besos asfixiantes del aliento.

Es el viento viajero que en la ausencia
retrotrae la voz a la presencia,

contagia en contorsiones los fogosos
que terminan amando al gran portento
Nino Bravo, fiel hijo de Valencia.



Adivina el machacador


(2 Jotabem con estrambote)


El dedo pulgar me dijo:
«¿Y yo a dónde me dirijo

a que me paguen el daño?».
Sabiendo que estoy que plaño
y la cabeza me araño
por lo mismo de tacaño,

yo jamás se lo diré.
Aunque sí le pediré

que resuelva un acertijo:
«Te pagará alguien extraño,
culpable que nombraré:


tiene por sangre la mía,
da de beber alegría,

ignora lo que es perverso
ante este mundo diverso,
nunca será su universo
anularse entre lo adverso».

El terrible machacón
del pulgar hizo canción

que presagió su agonía
pero el dedo en gran reverso
hallará la solución:

en el son
mi apellido es gran sonido,
en quinta inicia alarido.



Amansamiento


(Jotabé)


Fluyen noches dormidas por las pieles
en poros lubricados, decibeles.

Rojo torrente al interior lacera
tubos que vibran en caliente espera.
Tiempos efímeros, redonda esfera,
reinician el conteo antes que muera.

Mas no muero. Respiro en embeleso
del alma y corazón como sabueso

de rabo juguetón entre las mieles
buscando arriba, abajo en la escalera
las brasas cálidas de humano en beso.



De la rueda al espacio


(Jotabea con estrambote)


Andábamos en calma… con pie vecino al suelo.
Nos alumbró la rueda que en infinito vuelo

rotó para enseñarnos mejores firmamentos.
Entonces emergieron los más veloces vientos,
colados en sus aspas intrépidos intentos,
después de dos o cuatro rodantes aros lentos,

en múltiples avances legándonos cruciales
saberes que llevaron a vuelos comerciales.

Con sueños de viajero, mirando el hombre al cielo
siguiendo a Julio Verne fraguó sobre cimientos
las bases imposibles de vuelos espaciales.

Fueron trascendentales
cuando el vacío espacio de límites vedados
se congració con seres en vuelos tripulados.



Juan Benito, Jotabero Mayor


(Jotabé pentadecasílabo con estrambote)


El Altísimo nos guarde entre mundos y universos
con trompetas y platillos, con los mejores versos,

esta vida generosa, de entregas, poesía,
hacendosa y bondadosa, de piel de gallardía.
No se acaben las palabras, no acabe la alegría,
que celebren laudatorias con brillos de armonía

estas gestas de enseñanza, de coros hechos rito
sobre el cálido tapete de honores infinito

en que posan los poemas ansiosos y diversos
esperando mente y mano de tórrida energía
que del pecho jotabero desgrane Juan Benito.

Dios guarde al exquisito
pregonero de los versos de métrica y de rima,
jotabero de excelencia con mucho amor encima.



Contágiame, Jesús


(Jotabé pentadecasílabo)


Déjame ver si estoy contigo asido a los maderos,
si mis prendas en jirones son ruidos lastimeros.

No escapo a las banales y bulliciosas fachadas
caparazones blancos de envidiosas mermeladas.
Esclavo soy de los decires, lenguas cuarteadas,
ojos por encima del hombro y bajas las miradas.

Mas hoy que estás conmigo me resucitas y existo;
mi corazón de piedra late aprisa en tanto alisto

los poros del alma donde se esconden los primeros
regates del afecto en contorsiones celeradas
para enlazar amores como pides, Jesucristo.



Villavo, La bella


(Jotabé)


Tiene Villavo amanecer de vida,
rojo naranja que a gozar convida.

Vuela en sus calles pertinaz memoria
en la nostalgia que revive historia
y lloro allega cerca de la euforia
de pueblo viejo con sabor a gloria.

Desde su cerro el Todopoderoso
aires divinos clama bondadoso

para la gente de pasión henchida
y al Guatiquía sana trayectoria
de nobles aguas para el Llano hermoso.



Odiosa apropiación


(Jotabea con estrambote)


Las sales y las mieles que afloran de mi pluma
espinas del insomnio, licores con espuma

han traspasado el tiempo, lugares escabrosos,
han visto los jardines de pétalos hermosos,
han degustado un mundo de léxicos melosos,
han abrazado al triste de sépalos miedosos.

Han visto cómo crecen aromas sin afrecho
e imprimen optimismo sobre el creer maltrecho.

Vapores y sudores no son de quien despluma
la inspiración ajena, los néctares sabrosos,
las letras que del alma seducen lo bien hecho.

Así que no hay derecho:
es vil quien su producto, negando su mastuerzo,
acrece con lo de otro robándole su esfuerzo.



Celos de Luna


(2 Jotabem)


Mi Luna dicharachera
ha dicho que nunca espera

para alumbrar mi ventana
y pese a que está lejana,
de la noche a la mañana
alarga su brillo ufana.

Tragándose el firmamento
entre nubes y ágil viento

desliza su alegre esfera
como nadando entre lana
y me sume en lo contento.


Dime, mi Luna fulgente,
¿para mí eres diferente

entrando en mi habitación
entonando tu canción
de luces de corazón?
O tienes el mismo son:

¿bajando desde los cielos
alumbras todos los suelos

igual de bella y sonriente?
Lo segundo en desazón,
¡me mataría de celos!



Bomba


(3 Jotabem con estrambote)


«Carlos Semma, desgraciado,
ven pa'cá te hago un morado».

Dijo una profe colega
un lunes de mucha entrega
exhibiendo su talega
a un hombre que daba brega.

Viajó hasta la capital
en bus gastando un platal.

En el camino anunciado
se descubrió una gran pega
que salía de lo usual.


Una enorme carcajada
de mofa desenfrenada

soltaron los pasajeros
que en la dama, burleteros,
vieron gestos lastimeros
queriendo calmar los fieros

guardas de seguridad.
Sin ninguna urbanidad,

ante la profe asustada,
un paquete de caseros
amarres que ni en la Edad


de Piedra se hubiera visto,
desataron lo que, insisto,

escondido en la maleta
de la profe no era ancheta
ni tampoco una chancleta
y menos una macheta.

Era bomba terrorista
en papeles de revista.

Tan singular imprevisto
destapó entre la caleta
en el Alto Buenavista

una arista
de una aleve, tal vez yerta,
piedra de trancar la puerta.



Nada sale de la nada


(Jotabea con estrambote)


La gélida victoria que llega de la nada
es una pasajera que muere en su alborada.

Efímeros aromas desgrana su estadía,
sus cortos brazos lerdos son tibia melodía,
su atmósfera vacía letal melancolía,
sus bullas y alaridos ilusa pedrería.

Sublime es la victoria que el músculo conquista
aún perdiendo el rumbo, saliendo de la pista.

Te lleva por senderos gloriosos grada a grada,
te funde entre perfumes, te inyecta gallardía
y el corazón vibrante para el amor te alista.

No gana quien en lista
de sueños y victorias, pensando en la tarima,
no inscribe los esfuerzos para abrazar la cima.



El valor del agua


(Jotabem)


Agua pasó por aquí,
cate que yo no la vi.

Sigue el agua adivinanza
abrazando la labranza,
pregonando la bonanza,
redimiendo la esperanza.

En transparencia me late,
vale más que oro el quilate.

Ganas un maravedí
si en esta inocente chanza
me contestas: «¡Aguacate!».



La Salle, un poema


(Jotabé con estrambote)


Hoy La Salle se viste de colores
entre cantos de niños y de flores

de pétalos al aire refulgentes.
Hoy La Salle se goza entre las gentes
como bailan las briznas relucientes
a los rayos del sol incandescentes.

Hoy la danza llanera se extasía
y la música impresa en armonía

canta a vientos de abrazos y de amores
por los años que Hermanos tan valientes
han hecho de educar, su poesía.

Eterna la alegría
que Dios ha regalado por detalle
al vasto hermoso Llano: ¡Inmensa Salle!



El profe Guillermo Sánchez


(Jotabea con estrambote)


La clase entre sus pasos mayúsculos transporta,
la mente junto al pecho como afectuosa torta.

Ya esperan en el aula los chicos expectantes,
alegres, juguetones, de risas exultantes,
buscando en sus mochilas las hojas alternantes
de lúdicas variadas, colores fulgurantes.

Alegres crucigramas refrescan la memoria,
en tanto el noble profe seduce en oratoria

y ejemplo de docente con ánimo que exhorta,
sus listos escolares a trasegar avantes
intrépidos senderos asidos a la historia.

Seguir la trayectoria
de un prístino prohombre como el maestro Guillo
es alumbrar el mundo con más excelso brillo.



A la mano de todos


(Jotabé con estrambote)


Vuelan números, signos, propiedades
revolcando cerebros, las edades.

Niños, jóvenes, viejos, derrotados
fenecen en su espíritu crispados
en su inútil tarea, desflecados,
de aprender en su esfuerzo iluminados.

Llega entonces la voz del optimismo:
«No cejes, que la ciencia del guarismo

solapada se encuentra en sus verdades;
sólo pon atención por todos lados
y verás que la cazas por ti mismo».

En puro realismo
el mundo te descubre: eres pragmático
y en lo más cotidiano, matemático.



Mujer total


(Jotabé tridecasílabo)


No sólo es hermosa la falda que te cubre
o hermosa la trenza, la risa que recubre

tu entraña de seda, tus pétalos de edad.
Tampoco tu boca bordada en la verdad
ni piel de algodones ceñida a tu bondad.
También son hermosos tu ducha voluntad,

tus brazos de roca y tus ansias de tejer
un mundo sin penas ni pujas por poder.

Hermoso el bravío que ausculta y que descubre
tu ser batallando, buscando libertad.
Hermosas tus gestas, omnímoda mujer.



Dueños sin rubor


(Jotabé acróstico Sérmico)


El cansancio que mana del presente
mundo de perlas y de buena gente

sería llevadero hasta la tumba,
mejor gimnasio que la alegre zumba,
si el pálido poder que va de rumba
los armazones pierde y se derrumba.

Politiqueros: ¡A arreglar el mundo!
Hicieran de su bueno nada inmundo,

honestamente harían lo decente,
la Vida no sería gatatumba.
Política no abraza inverecundo.


Acróstico: El mundo sería mejor si los politiqueros hicieran honestamente la política.



Redención del sombrío


(2 Jotabés con estrambote)


¿Cuánto duras, infame negación?
Largo aliento y no tienes solución.

Envuelves en tu ruedo de tristeza
por tiempo indefinido la pureza
de aquellos que en sus sueños de nobleza
estacan su infeliz naturaleza.

Hostil enredadera asfixias todo
lo bueno y no tan bueno, flor de lodo.

Truncando en los ocultos la canción,
borrándoles los sellos de grandeza,
burlándose, corriendo codo a codo,


descubro que eres sombra en los frutales
marchitos entre pieles de corrales.

En rubores no pueden respirar,
cabizbajos se enfrían al sudar,
con mordazas cegados en su hablar
han tejido los hilos del odiar.

Pero no morirán en la vejez:
saltarán los rediles de algidez

y sus jugos nutrientes, colosales,
regarán universos del amar
sepultándote, ¡aciaga timidez!

Fénix, su nueva tez
redime las entrañas cuando muda,
contagia la bondad a quien acuda.


(Jotabé ganador del Octavo Accésit del XII Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)



¡Vamos por ella!


(Jotabé dodecasílabo)


Paso a paso voy buscando en los oscuros
recovecos de mudez y en los impuros

tartamudeos velando lo ilegible,
la razón de que en las letras lo risible,
anillado a la escritura no legible,
germina en abonos de lo no punible.

Paso a paso voy prendiendo la linterna
pues he de alumbrar profundos de cisterna

anegados en renglones claroscuros
inspirados en lagunas de imposible.
¡Te queremos rescatar, Lengua Materna!



Plegaria por natura


(Jotabé decasílabo con estrambote)


¡Señor! Que mi mano y mi conciencia
halaguen el mundo con decencia.

Que valles, montañas y senderos
celebren el paso de bomberos
con vidas que exponen de primeros
en fuegos de brazos traicioneros.

Que mares y ríos y quebradas
pervivan en aguas rebozadas.

Que vientos y brisas, en herencia
sieguen la codicia de dineros
que deja las selvas devastadas.

Que acaben mermeladas
en recintos magnos de la alteza
minando la Gran Naturaleza.



Engaños de mundo


(Jotabem)


En este mundo de sismos
cubren todo en eufemismos.

Con un mate de pintura
disimulan la escultura
diseñada tras la usura:
«¡Bello el arte y la cultura!»

Un influencer acogido
es maestro bendecido

que al salvar de los abismos
es, al lado de locura,
¡creador de contenido!



La dulce carta


(Jotabé)


Hay momentos felices, invaluables,
plasmados en memoria, inolvidables.

Son momentos comunes y corrientes
que brillan en la vida y que los sientes
porque fueron de infancia, en que las gentes
transpiran inocencia transparentes.

Uno de ellos, tan dulce como tarta,
fabuloso engrosó la dúctil sarta

de sucesos felices y laudables
que acompañan leales mis presentes:
de niño recibir fortuita carta.



La magia del hacer


(Jotabea con estrambote)


La palpa, la acaricia, patea con efecto.
Construye los cuadrados usando ángulo recto.

Compone poesías que plasma en gran canción.
Eleva los discursos y llega al corazón.
Encesta los balones y arranca una ovación.
Dirige las naciones y exhala una oración.

La dúctil danza sigue, retando su lumbago.
Tolera su despecho sin degustar ni un trago.

Delicias de cocina son pócimas de afecto.
Sus juegos con los niños son dulces de fruición.
Trotando va a lo lejos cual silencioso vago.

Todos tienen de mago:
brillantes en acciones curándose la herida
y en lo imposible encuentran elíxires de vida.



Embauques


(Jotabé con estrambote)


En las luces liberalizadoras
van oscuras de faz, usurpadoras.

Brillan en noche lívida, indefensa,
simulan alumbrar a aquel que piensa
y en el acoso hostil palabra densa
le imprimen titulares de la prensa.

No hay mentira que dure ni palabra
que acallen la sapiencia de quien labra.

Las luces de lo oscuro inquisidoras
su labia perderán y, sin defensa,
su voz fenecerá entre lo macabra.

No más abracadabra
en oscuros momentos de acceder
y tejer las ponzoñas del poder.



El buen profe Ramiro Chaparro


(Jotabé)


Es la calma rellena en calidez
la que mana en los seres brillantez.

Ignorando Ramiro vanidades,
alejada su fe de las maldades,
con sus cuerdas vibrando cantidades
abrazaba feliz las amistades.

Desde lo Alto los suyos va a cuidar
cual ministro que Dios puso a educar.

Hoy voló en la infinita sencillez
que adobó con guitarras y bondades
el jardín amoroso de su hogar.



Tarde de resurrección


(Jotabé dodecasílabo con estrambote)


Día retraído, soso, sin aliño,
día sol a cuestas, día en el destiño.

Pasos lánguidos, pesados del calor,
bolsos livianos privados del sabor,
ojos salados en mares del sudor
sumen en tedio desértico sin flor.

Resopla el aire emergiendo en lo infernal,
alerta olfatos a olor espiritual:

saltos, ojos, risas resucitan niño
tragando la saliva frente al freidor
que contorsiona en el centro comercial.

¡Qué aroma angelical!
En vitrinas, ofreciéndose feliz,
pura, brinca palomita de maíz.



Rojos entre rojos


(Jotabea con estrambote)


Desnudo ciego el rojo que aviva las pasiones,
estalla los calores, lubrica contorsiones.

El rojo me persigue, me instala en madrugadas
de soles que despiertan con luces irisadas.
También en tardes noches en horas afelpadas
sublimes rayos besan mis manos agotadas.

No siempre es puro el rojo: de cruel efervescencia
se viste en los momentos en que mortal demencia

diluye odios en vida, gobierna las naciones
de jefes impolutos con caras incendiadas
en tiernos arreboles de angelical violencia.

No enferma la conciencia
si de colores trata fulgiendo nobles vidas;
fenece si entre rojos lacera las heridas.



Un feliz veintitrés


(Jotabem)


Y acabado el calendario
queda hermoso relicario:

una elástica memoria
atesorando la historia;
desde afrenta acusatoria
hasta olímpica victoria.

Incinera ya el estrés
que se llegó el veintitrés

y es tan bueno y necesario,
para llegar a la gloria,
escribir en jotabés.



Navidad sin anchetas


(Jotabé)


Es la época de bullas y estertores
ensalzada en cervezas y licores.

Fulgen las mesas pródigas, coquetas,
adornadas con mágicas recetas.
Entre músicas danzan las maletas
en el fondo aromadas y repletas.

Quiera el Rey de los reyes nuestros lazos
de amor apapachar entre sus brazos.

Para todos, Señor, en mil fervores,
mi ¡Feliz Navidad! sin las anchetas
materiales que suplen los abrazos.



Tortícolis de pecho


(Jotabé)


Duele en el alma albino corazón
revolcado en el lodo del uñón.

Presto cambió sus fibras de diamante
por heces de impudor contaminante,
hurgando por el solio en aberrante
rechinar de bolsillo malsonante.

Corazón: malolió tu rol cardítico,
vanagloria de oráculo flebítico.

Ya se sabe: tu pútrida sazón
se entrepierna con rosca querellante
al roer el erario sibarítico.

Tu abrazo palafítico
sesga el flujo metálico apostado
en las arcas untuosas del Estado.



Inmersión


(Jotabea con estrambote)


Se acerca, lo saluda, tiende su mano fría.
El suegro la secunda sin más algarabía

que el choque de sudores. El corazón resuella,
anuncia terremotos; pero la risa sella
cordial el compromiso, lejano de querella,
ante sincera mona de claros ojos, bella.

Viene también la suegra de pasos sosegados.
Respíranse en la casa los aires perfumados.

Y mientras todo estalla gozando en alegría,
el suegro, cauteloso, destapa la botella
y brinda con el alma por los recién casados.

No saben los lanzados
que el ánimo de casa, veloz cual colibrí,
renovará sus votos en Bodas de Rubí.



¡Maestro sol, maestra luna!


(Jotabé eneasílabo)


Búrlase el sol al descubrir
el alma incauta que al partir

turbio legado, oscura maña,
deja a los suyos por calaña.
Ríe la luna en la montaña
y en tanto que su falda baña

acariciándola sutil,
le graba en luces de buril:

«Quien no nació para servir,
rugiendo el ego entre su entraña
difiere poco de un mandril».



Hilos espirituales


(Jotabé)


Detrás de la carreta, ¡qué inocencia!
boquiabierto observaba sin que ciencia

alguna predijese el esponjoso
deleite que brotaba presuroso
abrazado a un palillo pegajoso.
Veía, al vendedor serio y curioso,

sustraer tanta magia del platón.
Ignorando aún, digo con razón:

cuando quieras tener dulce experiencia
y gozar en la vida delicioso,
no te olvides: de azúcar, algodón.



Elegía


(Jotabea)


Son trémulos balcones las noches y los días.
La luna otrora viva perdió sus sinfonías.

El sol de hirvientes rayos cedió a la desazón.
El gris azul del cielo canoro sin canción
dejó un silencio mudo de insípida sazón.
Vacíos que se asperjan nublando la razón,

en diminutas gotas se cuelan por la herida
y sales entreveran bullendo tu partida.

Permite Dios amado vencer melancolías,
dolores y tristezas y dar al corazón
la fuerza, luz, sosiego de recobrar la Vida.



Mi Día Especial del Hombre


(Jotabé con estrambote)


Me jacto de decir de todas formas:
soy un hombre al que le gustan las reformas.

Es mi día, mas cumplo mis deberes
lavando y restregando los enseres.
El mejor homenaje de mis seres
no está en multiplicar cual pide Ceres.

Alejado de tragos y de vicios
espero que se acerquen los patricios

y me digan conscientes, quién las normas
de la casa escribió. ¡Bellas mujeres,
yo celebro ayudando en los oficios!

No tenemos desquicios
si en el Día del Hombre nos gozamos
en la casa brillando como amamos.



¡Que viva la música!


(Jotabé decasílabo)


Que todo me alegra el corazón,
río sin siquiera una razón.

Bebo, bailo, salto, grito, corro
y de mí no queda sino el forro
trasvasado hasta pedir socorro,
disipado en gastos del ahorro.

Brille mi alegría en tantos sones,
notas que me invitan a unos rones.

Nada como usar cualquier rincón,
y extasiado hasta perder el gorro
disfrutar las más bellas canciones.



Refresco matinal


(Jotabea)


En días de zozobra, no más nos despertamos
rondamos los deberes, dineros que buscamos.

El sol ardiente es frío, frío es también el techo
y el mundo pareciera negar todo derecho.
De pronto irrumpe en gritos, buscando nuestro pecho,
la cándida criatura que nos enciende el mecho.

El ceño recogido se estira entre las brisas
y vuelve la alegría disuelta entre las prisas.

Será más fresco el mundo si todos abrazamos
la miniatura sana que asalta nuestro lecho
hurgándonos los ojos: un niño en mil sonrisas.



Visita a Juan Benito


(Jotabé)


Quisimos visitar tu continente,
amigo Juan Benito, buenagente.

Honramos y admiramos la decencia
que en versos de diversa procedencia,
leyendo, corrigiendo con prudencia,
plácido asume el hijo de Valencia.

Vinimos a tu pueblo desde el Llano
colombiano a sentirte, noble hermano.

Un detalle mi esposa diligente
ha querido entregar en tu presencia:
un punto cruz bordado por su mano.



Ocaso primaveral


(Jotabé dodecasílabo con estrambote)


Estas canas, estos kilos que me abrazan,
fieles me acompañan, nunca me amenazan.

Tiene mi cabello champú cada día,
mis arrugas el jabón de lozanía,
mis rodillas la mejor veteranía
y mis cosas lo mejor del alma mía.

Entrando en la recta que a todos nos toca
gozar de la Vida no es fácil: la boca

se expone a comidas y todos le trazan
bebidas, licores, cerveza bien fría
y el cuerpo termina con sueño de roca.

Esta vida coloca
a todos los santos en aburrimiento
y a los que gozamos ¡en qué sufrimiento!



Prom 82, cuatro décadas


(Jotabé con estrambote)


Son cuarenta de luchas y entereza,
de largas trasnochadas, de cerveza,

misiones encargadas no imposibles,
emociones de lágrimas sensibles,
llamados de atención en irascibles
momentos de derrota previsibles.

Ya el reencuentro clama por la lista
y todos aterrizan en la pista.

A bailar, a gozar en la riqueza
de espíritu que exhalan inflexibles
convicciones de amor de un lasallista.

En tanto que una altruista,
corazón por el grupo, espalda al yerro,
como reina quedó: la Jacquie Fierro.



El profe Celis


(Jotabea)


Leal el profe Celis enseña todavía
sin tizas ni crayolas ni gran algarabía

las cosas terrenales. Su risa es carcajada
burlándose del mundo; talvez en su almohada
germinan los refranes que en fresca madrugada
le sacan la sonrisa normal, como si nada.

Un mundo de exalumnos en calidad diversos,
de sueños conquistados, terrícolas dispersos,

le da gracias al profe por su docencia y guía.
Unido a estos sentires, su lúdica variada
en fúlgida docencia me sumergió en los versos.



Hijos de Valencia


(2 Jotabeas)


Y dormían mis versos en plumas de mi infancia
esperando en sus sueños eufórica fragancia

de luces de colores, de espléndidos sonidos,
de copas desbordadas, de niños consentidos.
Y llegaron los soles. Tiñeron mis sentidos
de métricas y rimas y hermosos coloridos.

Con ellos viaja erecto, muy plácido, expedito,
cual ángel celo ardiente, de letras exquisito,

un hijo de Valencia, sin par perseverancia.
Alienta mis renglones pesados, desteñidos,
para rondar un cielo. ¡Qué grande, Juan Benito!


El Dios del cielo quiera regar en bendiciones
en mítica Valencia las sabias construcciones,

los parques, los jardines, las calles, avenidas,
la historia entre las gestas, domésticas bebidas.
Su mano poderosa proteja las bruñidas
campanas de alegría que aúpan largas vidas.

En esta galería de amor y filigrana
descubra Dios el día, bendiga la mañana

en que dos seres juntos de impares devociones,
enseñen su Valencia de afables acogidas.
Con Ana y Juan Benito, la complacencia gana.



Jotabé para el Árbol de Vida


(Jotabé hexadecasílabo)


Erguido aún en la plaza te resistes a morir.
Tu débil rama crujiente ganas tiene de seguir.

Al viento lanza el lamento de la infinita maldad
y nadie escucha su triste gemido de soledad.
Mortal el cemento cubre, como cubre la ciudad,
tu pie de alimento y vida transido en profundidad.

Ronda la gente a tu lado mientras degusta un café,
el sol empapa sus ropas y en su actitud se entrevé

que busca hipócrita fresco. Pero tiene que sufrir
la indolencia por tus días en feroz deslealtad.
Por ti, dulce árbol de Vida, mi sentido jotabé.



Cambio generacional


(Jotabé)


El mundo de consumo y de tormento
pareciera exigir un monumento.

Viviendo más pendiente de lo que haces
no le importa las cosas que rechaces.
Te mete propagandas tan locuaces
que no se escapan ni los más sagaces.

Amañado y feliz en mi chinchorro,
aquí espero celoso como el zorro

que me digan, por Dios, en qué momento
terminamos cambiando por disfraces
las pulcras alcancías del ahorro.



La vamo a tumbá


(Jotabé)


Esta casa que vamos a tumbar
en fiestas, gritos, golpes de bailar,

es mi casa de mucho sacrificio.
Mas no importa: se me ha perdido el juicio
y así sea que quede solo el quicio
jamás renunciaré a gozar por vicio.

Ahí perdonarán: no soy perfecto,
vivo feliz la juerga por defecto.

Y si algún día pienso moderar
nueva casa tendré con el servicio
invaluable que presta un arquitecto.



Suegra


(Jotabé)


Mujer de luces y pesadas cruces
en una sociedad que ve de bruces.

En el pecho tu noble corazón
a los actos imprime la razón
y en las cenas de fiestas y de ron
entrevera su mágica sazón.

Eres matriarca de observar prolijo,
en ti encontramos maternal cobijo.

Faltó mi madre y desde ahí te luces
en mis hechos, mis cosas, como clon,
siendo otra madre que amamanta un hijo.



Regreso


(Jotabem con estrambote)


Maestro de mil favores:
quedan cortos los honores

por la inmensa voluntad
acicalada en bondad
con que enseña su ciudad,
¡Valencia, dulce beldad!

Tenga la plena certeza
que de los pies a cabeza

en medio de los hervores
gozaremos en verdad
al lado de una cerveza.

La cereza
la pone la fresca brisa
que en Valencia quita prisa.



Un día en Valencia


(2 Jotabem con estrambote)


El corazón en Valencia,
manantial de efervescencia.

Fluye adentro la energía,
goza el paladar la vía
rodeada en la ambrosía.
¡Es tan corto un solo día!

Brisas vuelan a raudales
bañando sus catedrales.

Gozando pleno la afluencia
de personas, de alegría,
se pueden sanar los males.


Mientras pisas las baldosas
al paso de sus curiosas

historias de antigua data,
el anfitrión te retrata,
así no tengas corbata,
bebiéndote rica horchata.

Fue mi paso en la mañana
con Juan Benito y con Ana

entre bebidas sabrosas,
inolvidable la cata
y paella valenciana.

Se engalana
Valencia con sus altares
y Rodríguez Manzanares.



Inmortalidad


(Jotabem)


He de correr como atleta.
Y pesada mi carreta,

con dolor en la cintura,
oxidada mi armadura,
presa ya de la mesura,
viajaré a la Gran Altura.

Volaré sembrando aliño
en el mundo de cariño.

Quedaré en mi estancia inquieta
renacido en la aventura
al tomar mi solio un niño.



Mi psicólogo


(Jotabé)


Voy por el bosque oscuro y solitario,
busco espantar mi lobo atrabiliario.

Busco en las hojas secas la esperanza,
busco en bejucos rígidos la danza,
busco en estiércol de aves la templanza.
Nada encuentro; tan sólo la enseñanza

que acicala mi estancia y que equilibro,
mientras llega el sosiego, mientras vibro,

entre el vasto saber de un diccionario
reventado en palabras por su panza
y el niño de consejos que es un libro.



Versos salseros


(Jotabé compuesto como centón)


Tengo que aceptar y reconocer:
Tu amor es un periódico de ayer.

Cabizbajo y luciendo arrepentido,
otras mujeres he amado. He sufrido.
Olvida eso, de verdad, te lo pido.
Sin ti, mi vida no tiene sentido.

Bendita la estampa de la ternura,
tus ojos, tu pureza, tu dulzura.

El dolor, ven, ayúdame a aprender
por llegar y perder lo más querido:
mi vaivén, cantando con sabrosura.


Cada verso contiene la letra de un trozo de la canción que se indica más abajo con su correspondiente cantante.


(Me hace daño verte - Fresto)
(Periódico de ayer - Héctor Lavoe)

(Amor y control - Rubén Blades)
(Cara de niño - Jerry Rivera)
(Virgen - Los Adolescentes)
(Embrujo de amor - Orquesta Canela)

(La razón de mi vida - Víctor Manuelle)
(Página de amor - Tito Gómez)

(Cambio de piel - Marc Anthony)
(Todo tiene su final - Héctor Lavoe)
(El rey de la puntualidad - Héctor Lavoe)



Biólogo


(Jotabem)


Es el cuerpo todo el oro
que adoramos con decoro.

Nadie quiere parecer
roca inerte de moler
sin pensar y sin querer
y nublado todo el ser.

Si conozco el cuerpo humano
lucharé por verlo sano.

Ignorarlo es todo un lloro;
Mas, si quiere conocer
busque un biólogo, mi hermano.



Piel ajena


(Jotabé pentadecasílabo)


Pegado a tu estancia de altas y bajas contorsiones,
a luz deslumbradora en noche oscura y de aguijones,

a tu congoja impávida de ceño de tristeza,
a nota de materia taladrando tu entereza,
a la amada infiel cegándote en pompa de belleza,
a tu calor vertical sumergiéndote en cerveza,

navega fiel el parche vigilando al enemigo.
Con él la diferencia, no quiere sea contigo.

Es paraíso el mundo consentido entre canciones
de largo aliento a la vida, de singular pureza;
y más cuando en nuestra piel mete su piel el amigo.



Olor de corazón


(Jotabé)


Brincando el corazón nos vibra intenso
queriéndose tragar lo más inmenso:

las risas, la alegría, los amores,
los sonidos, las brisas, los calores,
los bailes, las comidas, los sabores,
las letras, los poemas, los colores.

No están todos; mas no es un disparate
que el fuego corazón, a mí me late,

en fúlgida ternura y por su denso
espectro de sentidos, los olores
lo colapsan si son del chocolate.



Tranquiego lerdosaurio


(Jotabé jitanjáfora)


No sé si mi mentalgia tiene cielo,
no sé si el corazón tiene chiflelo.

Pero he de aguanquirer las agonías
que asoman en mi ser de fragilías
vertidas por el mundo de odiorías.
Cuando dancen mis luojos de alegrías

y se oiscuche mi voz en dicha sana,
brinlaré paso a paso en la mañana,

echaré por la borda o por pisuelo
las trístimas congojas de entropías
cual ser lerdario de cabeza cana.



Rabonada


(Jotabé decasílabo)


Aquel que no gana en un concurso
tragar debería su discurso

de palabra infame y marrullero
buscando erigirse en el cimero
galardón que premia al jotabero
cuyo genio lo elevó primero.

No hace mella al ganador la saña
voraz que critica en artimaña

linchando al jurado en su recurso.
Califico a esa actuación un cero
que sanciona justo la cizaña.



Reveladores


(Jotabé)


Vuelan en redes el meme y el sarcasmo,
falsas noticias de sinuoso pasmo.

Copa el sentido información vacía,
y sin rubor la mala ortografía
finge al idioma esbelta sinfonía.
No todo impone a la visión miopía:

hay lo que allega luces del artista
que teje los escritos cual arpista

rasgando a mano limpia su entusiasmo.
Sentimos en criterios la armonía
que destila en misión el periodista.



Hermano


(Jotabé decasílabo)


Largo, largo, vuela en la memoria
desde infancia haciéndonos historia.

Sólo abrazos, risas, alegría,
matoneos, golpes, fullería,
gritos de dolor cuando infringía
las normas que daba el buen vigía.

Gozábamos este mundo insano
que en odios trataba liar en vano

los brazos rebeldes de la euforia.
La vida acababa algarabía
flechada en presencia de un hermano.



Manos de Vida


(Jotabé decasílabo)


Pieles solapadas hacia el norte,
luces de calor como resorte

burlan las tristezas, agonías.
Mundo de rencores, felonías,
pierde palidez en alegrías
de las manos suyas, siempre mías.

Vamos por el aire tras verdad
buscando colores de bondad.

Juntos fijaremos el soporte
de Vida que emane epifanías,
hermosa asunción de la hermandad.



A Juan Benito y señora


(Jotabem heptasílabo)


Amor que vuela lejos
y elude impíos quejos:

Da al fiel de Juan Benito
coraza de contrito
si falla en el bonito
amar de su cielito.

No creo necesario
lo instales en su diario

mas sí buenos consejos.
Ejemplo: Quede escrito
¡Feliz aniversario!



Don Rude


(Jotabé tridecasílabo)


Tenía el viejo Rude la medida exacta.
Pelo a pelo cortaba y la cabeza intacta

del cliente, sin rasguños, respiraba sana.
La calma que le daba su actitud decana
al lado de su historia y calidad humana
era fiel compañera al iniciar mañana.

Cortés en sus relatos, veraz y sincero,
navegaba opiniones el gran peluquero.

Escribió la memoria, que todo redacta,
que el honrado trabajo la vida se gana
y regarla de flores es don caballero.



Antiingeniero


(Jotabem)


No estudiaba ingeniería
pero todo lo sabía.

En su libreta guardaba
los planos que diseñaba
y a todos les enseñaba
las cosas que más amaba.

Decía que hizo el edén,
endiosado en su desdén.

El día que más temía
perder todo lo que usaba,
se le cayó hasta un andén.



Resiliencia


(Jotabé decasílabo)


De esta mano sale lo que escribo.
Todo enrevesado lo transcribo

en letras doradas de mi sueño.
Es gusto mayor prender el leño,
alumbrar ardiente mi pergeño
de esperar un mundo sin el ceño

quebrantado por todo y al revés.
El mundo me pone en un envés

tentando las cosas que percibo;
mas nunca verán en mi desgreño
mi alma zurda hilando con los pies.



Travesía caqueteña


(2 Jotabés)


I

Partiendo de Florencia en una chiva
teníamos un ansia convulsiva.

Jamás del pueblo habíamos salido
y el ta ta tá del carro fallecido
parecía arrullarnos el oído
y el humo era un hermoso colorido.

Creíamos llegar a Canadá
pero quiso la Diosa del Chairá

que la alegre y bullosa comitiva
con el ánimo aún engrandecido
se posara en la bella Bogotá.


II

Por calles y avenidas muchas luces
corríamos en riesgo por los cruces.

Por museos y parques anduvimos,
la Plaza de Bolívar conocimos.
Con la foto en El Tiempo nos sentimos
cual manada de micos en racimos.

Gracias, pujante Bogotá del alma,
en los años sesentas lenta calma.

En el siglo veintiuno nos seduces
y, tal como esos días predijimos,
vendremos, toque en mula sin enjalma.



Sálvame, Cerveza


(Jotabé)


Resbala acariciando el interior
en la tarde de sol y de fragor

de amistades y música rumbera.
Convierte en falso dicho la primera,
«la de p'irnos», y en tierna lisonjera
al final, la que induce borrachera.

Solo historias de amores, y tonada,
resiste el juicio opaco en madrugada.

¡Oh, gélida cerveza! Por favor,
al llegar a mi casa, antes que muera,
salva mi piel brindándote a mi amada.



Seres de Vida


(2 Jotabés octonarios)


I

Viajo lerdo, amordazado y maniatado en sinsabores,
machacado en las tristezas de mis crudos resquemores.

Ruedan turbios musicales, parsimonia de esperanza,
y sus ritmos tremebundos estrangulan mi templanza.
Palpo rústicas paredes que encarcelan mi bonanza
y solapan mis sentires entre grises de acechanza.

¡De repente resucito! Con mis vellos piel de armiño,
oigo cantos, risas, gritos. De mis ojos sale un guiño

de sonrisa por la vida, por el ser de mil temores
aceitado entre mis poros. Vibra, bulle, canta, danza,
empapado en la energía del vapor sinfín de un niño.


II

Vivo Vida en sus deslices, desparpajo cotidiano;
todo pasa en piel de erizo, todo, incluso el tiempo insano.

No me infectan los estreses, visto sordo cuanto quiero,
pinto caras picaronas, me revuelco en el tierrero,
meto el dedo entre las tortas, le hago pegas al tendero,
juego al fútbol sin zapatos y en vacunas casi muero.

Mi retorno a la inocencia llena todos mis instantes.
Nuevas caras en mi estancia multiplican los boyantes

recovecos de la vida que me esculpen más humano.
Gozo entonces infinitos, universo placentero,
en la elástica armonía que me inspiran los infantes.

 
     
   
     
 
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