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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
FERNANDO MONTAÑA LOZANO
 
Poemas Página 01
Poemas Página 03
 
Fernando Montaná Lozano

Fernando
Montaña Lozano

Villavicencio, Meta
(Colombia)

Lo dice Tigre

(Jotabé)


No solo cuatro patas y un rugido;
son también fauces, rayas, colorido

lo que en mí pone alerta tu sosiego.
Basta mirarte y, soslayado tu ego,
huyendo de pavor, palos de ciego,
te ocultas pero aún así, te llego.

Me pides liberarte. Con rosario
consigues evitar el cruel osario.

Mas no sospechas que el humano ruido
que te recibe como fiel borrego
es más letal entre anhelado erario.



Pez de despecho


(Jotabem)


La pena cava en mi pecho
cincelándome el derecho

de nadar en mi alegría.
Yo era un pez en lozanía
que en peligro se reía
y al anzuelo no temía.

Pero ha marchado del río
a proponer amorío

entre copas del despecho
a cielos de algarabía
el memorable Darío.



Mis fieles humanos


(Jotabé dodecasílabo)


Rabo al viento jadeando en la mañana
enloquezco planeando mi nirvana.

Luego de alistar como los canes sanos
cama y comedor en comedidas manos,
salgo con los dos, ya lánguidos humanos
pasos de bastón y de cabellos canos.

Rumbo al sendero mi sudoroso aliento
goza infinito en los verdes de contento.

Mas llega el desfogue de comida sana.
Mis dos cuidanderos fieles, mis ancianos,
dolor en los años limpian mi excremento.



Creencias


(Jotabé decasílabo)


Un grito no logra independencia.
Un cirio no esboza la inocencia.

Un débil no come en la amargura.
Un sabio no impone la lectura.
Un rico no vive en la blancura.
Un loco no nada en la locura.

Un niño no esquiva los mandados.
Un viejo no increpa a los cansados.

A veces inflados en sapiencia
hacemos del mundo una aventura
de gozo con ojos mutilados.



Nostalgia de la casa paterna


(Jotabea)


Aquí desde la loma del tiempo, enmudecido,
con mis aguados ojos nublándome el sentido

y mi memoria grácil jugando a la derrota,
entre el inmenso bosque de rondas y pelota
mi hogar se enorgullece detrás de mi mascota
que jadeante avanza con actitud que flota.

Corro sobre mis huesos buscando en la blancura
de nieblas que se ciernen en brisas de llanura

mi angelical familia. Mas veo sorprendido
que el blanco de su casta del algodón rebota
y sin contraste observo tan solo su hermosura.



Pan caliente


(Jotabé hexasílabo)


Trinan los sentidos,
resucitan idos.

Huele el aire a cielo,
en panzas consuelo,
en pobreza celo
riñendo en el suelo.

Le ofrezco a mi can
y como caimán

colmillos blandidos,
hambriento escalpelo
atrapa su pan.



Refracción


(Jotabé decasílabo)


Mete en el charco los piesecillos,
huyen veloces los pececillos.

Un picarón le guiña el ojín
al ver en lo alto brillo negrín.
Ella lo pilla y se abre el faldín
y el pececillo salta alegrín.

No era lo negro, tan arisquito,
lo que pensaba el tal pececito.

Jala y rejala con los ojillos
enrevesados por lo pillín
de no sospechar un anzuelito.



Redención de padre


(Jotabé)


Tienes, padre, la fuerza emocional
circundando tu fuerza racional.

Acaricias el nicho adolescente
que ha incitado tu piel vellosa ardiente.
Rebelde, inquieto, de la casa ausente,
despeluca tu gris benevolente.

Tienes, padre, la fuerza en la razón
y suavizas en sabia decisión

de tu púber su salto a lo inmortal.
Llenas, padre, de ayer hasta el presente,
de luz su codicioso corazón.



Completitud


(Jotabé)


Lleva tu sangre la bondad campante
transpirando energías de semblante

apacible y radioso, acicalado.
Ondas de afecto, colosal calado,
navegan tu universo desbocado
en las fruiciones de tu verso amado.

Allí, en métrica y rima se te ve
y en ritmos de armonía se entrevé

tu mundo de solaz tan rozagante,
redondo; mas aún inacabado
en tanto no te vibre un Jotabé.



Mutación


(2 Jotabés decasílabos)


Siempre quise montado en saber,
conocer de la ciencia y aprender.

Mas reñía en furia con la escuela,
frecuente y fatal dolor de muela.
Albergaba dichos de mi abuela:
«Mi niño, el que menos corre vuela.

No puedes quedar sin recibir
lo que sabe el profe compartir».

Hoy puedo observar y comprender
por qué soy feliz de francachela:
preferí a la ciencia mi escribir.


Cabalgaba en ondas de sonido
y vibraba en números sin ruido.

Teoremas, leyes, corolarios,
empapaban locos escenarios
en danzas de números binarios
asustando en piel a amigos varios

mientras yo, cabeza de mesura,
calculaba el mundo en su incultura.

Descubrí a pesar de lo abstraído
que cambiaba insulsos fraccionarios
por pluma leal de mi escritura.



Colores de amor


(Jotabem)


Hazles caso a dos colores
que te sumen en amores.

Uno de ellos es el rojo
que te funde en un manojo
de caricias a mi antojo
sin recato ni sonrojo.

El azul tranquilidad
baña en tu ojo la bondad.

Pone calma en tus hervores,
tus pasiones en remojo
y en tu hogar fidelidad.



Números del corazón (Nelson Hernández Rubio)


(Jotabé)


Por detrás de las gafas encaladas
en la tiza que apunta en sus vaciadas

al borde de estrellarse en los primeros,
unos ojos escriben como esferos
en las hojas de afectos más sinceros,
alejados de férreos aceros.

Por detrás de su mente de pragmático
no sólo se revela un sistemático

exigir de cuadrículas pesadas;
también un corazón que en los tableros
imprime en el amor lo matemático.



Noble brillo


(Jotabé tetradecasílabo con heterostiquios 6-8)


Cuando llegue el alba perfumada entre las rosas
y nos traiga luces irisadas y fastuosas;

cuando el sol afine los espíritus cansinos
y despierte su alma sepultada en desatinos;
cuando en luna llena, copas plenas entre vinos,
en la noche abierta dancen, gocen, los vecinos;

cuando el mundo abrace consumido en el solaz
y las gentes tachen lo banal y suspicaz;

cuando justos guisen entre causas alevosas
y en balanza cuezan los tentáculos ladinos,
brillará en la tierra la sublime y noble paz.



Insigne guía


(Jotabea con doble rima)


Buscaba yo los versos perdidos en mi historia
y nunca entre diversos recuerdos en memoria

sorbía la alegría de rimas sonajeras
de dulce melodía con métricas soneras.
De pronto cierto día de luces placenteras
en mente algarabía nacieron mis primeras

imágenes en sones grabadas en mi escrito
de un Jotabé sin guiones; de guías, exquisito.

Que vengan los conversos y aúpen en la gloria
al tan insigne guía de rimas jotaberas
con vítores, canciones. ¡Loor a Juan Benito!



Mi Villavo


(2 Jotabés)


Diome Villavo sus aires, ambientes,
diome el hogar, sus amores, sus gentes.

Calles angostas de antiguo poblado
vieron alegres rondar mi calzado,
y antes vibraron al paso pesado
de ágiles potros, macizo ganado.

Brisas, relámpagos, rayos, centellas,
avivan la vida, esculpen las bellas

siluetas de cielo en nubes sonrientes
abriendo al misterio el llano dorado,
libres sus puertas, hasta las estrellas.


Danza el joropo en las calles sus piernas,
vibra el cantor que ameniza tabernas,

triunfa el coleo en fugaz campanilla,
gozan los canes llanera traílla,
vuela el jinete aferrado a su silla,
sol, cuanto más del oriente, más brilla.

Tiene quien llega ferviente cobijo
aunque lo hospede un humilde cortijo.

Quédome aquí, mi Villavo, en fraternas
lunas de afecto, corona sencilla,
que han acogido mi ser como un hijo.



Albores de paz


(Jotabé eneasílabo)


Duele la muerte a la distancia;
más, ensañada con la infancia.

Vidas viviendo en los dolores,
odios blindando los rencores,
muerte asfixiando los amores,
regando el mundo en sinsabores.

Amos, discursos en falaz,
bolsillos, corazón voraz.

Pido al Supremo la fragancia
de cielo en fúlgidos colores
que tiña al orbe entre la paz.



Mutación

(2 Jotabem)


La mostrona sociedad
de gemidos sin edad

va saturando el sentido
y deja descolorido,
sin deseo al más bandido,
sin malicia, desabrido.

Hastiado de tal nudismo
el mundo será mutismo.

Entre tanta saciedad
en porno se ha convertido
la visual del erotismo.


Lacerada sugestión,
queda en vilo inspiración.

Nada ufano lo concreto
sin rubores, sin discreto.
Pierde vida lo secreto,
vive sano el irrespeto.

Nada ya de frases tiernas
inspiradas en eternas

melodías de canción.
Ruge el verso tras el reto
de acosar un par de piernas.



Te mienten, verdad


(2 Jotabeas)


Verdad, dime: ¿Desnuda te quieren los señores...?
Opacos son tus rayos, sesgados tus fragores...

Te tienen secuestrada, callada entre la noche
de mártires colmada, de cuellos blancos, coche.
Tus manos, pies, cercenan, te oprimen el derroche
de vívida energía, de amor de medianoche.

Verdad, nunca te quieren. Prefieren tu decencia
de niña recatada, silente irreverencia.

Y claman que tu sombra solape los favores
sinuosos de la junta. Que su alma, de fantoche,
no te ame sin tus ropas, amén tu transparencia.


El día que te quieran desnuda, te maquillan:
Tu piel es cocodrilo, tus ojos negros trillan

imágenes falaces, oídos sordos, lentos;
o rápidos de escucha para amnistiar violentos.
Tu boca es camposanto de sepultar lamentos,
aullidos de pobreza, de flacos bastimentos.

Desnuda no te quieren. Sus ojos al garete
te miman por tus faldas que velan el billete.

Pero al caer tus prendas te atacan, te mancillan.
Tus pieles de blancura, terribles esperpentos
te cubren en estrados de toga y de birrete.


(Jotabé ganador del Cuarto Accésit del XI Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)



Es Colombia


(Jotabé hexadecasílabo)


Lamen Colombia dos mares de azules cual firmamento.
Baila Colombia la cumbia sencilla y sin aspaviento.

Llora en Colombia su gente tan generosa en amor.
Goza en Colombia el extraño sin pena alguna y rubor.
Danza Colombia el joropo sacando al piso el sabor.
Juega Colombia deportes a la bulla del tambor.

Brilla Colombia en los pueblos henchidos de patriotismo.
Viene a Colombia la nube foránea del turismo.

Tiene Colombia los dulces que alegran mi sentimiento.
Canta Colombia sus himnos sacando al pecho su honor.
Gana Colombia por siempre con los ases del ciclismo.



Resurrección


(Jotabé)


Hoy mi paseo matinal conmigo
abrazome cual buen y fiel amigo:

Aupé mis esperanzas con las flores
ceñidas a mi paso en mil colores.
Apresé entre mi olfato los mejores
aromas que transmutan en vigores.

Mis oídos besaron melodía
de turpiales en canto de extasía.

Mi regio sol llanero fue testigo
del ser resucitado en los fervores
del bello amanecer de un nuevo día.



Gracias, Salle


(Jotabé)


Doy gracias al Señor por tanto empeño
que puso en mis trasiegos: nunca el ceño

frunciose en las tareas de mi diario;
tampoco en mi misión el calendario
rindiose sin cumplir con el horario.
Señor, gracias te doy: Mi diccionario

amplió en fraternidad San Juan Bautista:
HERMANO, subrayó el gran catequista

y puso en la portada el magno sueño
de ver sin reparar en el salario
el gozo del entorno lasallista.



Aunque sea tu manjar


(Jotabé Cúver)


Cual velero navega el corazón
por los mares de turbio desazón

buscando entre las brisas sentimiento
y hallando entre los vientos sufrimiento.
Hurgando entre los tiempos el momento
de amputar las raíces del tormento

de mimarte aunque lejos, poseída,
entre brazos ajenos escondida

y tu cuerpo perdiendo el armazón
en placeres que gimen de contento,
en los ritmos que inducen nueva vida.


Cual velero navega el frenesí
olvidando mentiras que te vi,

buscando entre las brisas osadía
que te ponga a mis pies, amada mía,
sin que importe si está de noche o día
y le traiga a mis playas la alegría

de mimarte aunque lejos. Deleitosa
marinera de viajes, ¡tan hermosa

y tu cuerpo perdiendo el potosí
entre pieles lascivas! Tu ambrosía
por lo menos regálame, ola diosa.



Diana Katherine


(Jotabé Rivol)


Tienes los ojos miel de la dulzura.
Tienes sonrisa presa en la ternura.

Llevas el sol con que te consentí.
Llevas flores hermosas de alelí.
Llevas el brillo undoso del rubí.
Llevas el corazón que te cedí.

Eres Montaña que engalana el eco.
Eres mujer huyendo al embeleco.

Tienes intenso blanco entre tu albura.
Llevas la fuerza viva que te di.
Eres agua que enjuaga lo reseco.



Sorpresa de calle


(Jotabem)


Vas andando por la plaza
en la busca de melaza.

Querías probar lo raro
que no te saliese caro
-pese a que no eres avaro-
y no produjese paro.

Mas te indica tu vejiga:
como una leal amiga

sólo informa -no amenaza-
que más atrás, ¡oh, descaro!,
se descargó tu barriga.



Dulce meneo


(Jotabem)


Tu físico en toda parte
tiene la forma del arte:

Vibra todo por allá,
suda todo por acá.
Se sacude donde va,
en Valencia o Bogotá.

Tiene la piel ya de piña
y tus uñas desaliña

el dulce palpar. Frotarte
las posaderas, quizá,
¡qué bendición la rasquiña!



Aromas del más allá


(Jotabem)


Todos cubren sus narices
en la Calle de Perdices.

Es una calle de olores
con aves de mil colores
obstruyendo hasta sabores.
Mas, olores son amores.

Encontreme con Luz Mila
en esa calle de rila.

El hedor tomó matices
venidos de otros actores
al acercarme a su axila.



Alegre dolor ajeno


(Jotabea)


Ya viene el entusiasmo, ya llega la alegría,
ya el baile se libera, feliz algarabía.

Se esparcen en los aires los más canoros sones
en luces de colores vestidas de canciones.
Llegan los insensibles y rudos corazones
la cena proyectando, mimando los lechones.

Ya el puerco está amarrado cebado en cantidad
cubriéndose de grasa. ¡Qué amarga soledad!

Cuchillo de verdugo, de piedra, de osadía,
hendido en el porcino persuade los bailones
que un año han esperado. ¡Vibrar en Navidad!



Tus cuatro tesoros


(Jotabem Anverbo pentasílabo)


Ojos canoros
labios sonoros.

Lacio tu pelo
de terciopelo
largo hasta el suelo
¡qué bizcochuelo!

Tu alegre risa
sin cortapisa.

Lindos tesoros
de largo vuelo.
Bella sin prisa.



Ya lo soy


(Jotabem)


Nada me pone feliz,
feliz como la lombriz.

Ráscome tierno la panza,
alégrome sin tardanza;
brincan mis pies en la danza,
como brinco desde crianza.

Por muchos caminos voy,
ríome siempre que doy.

Es muy feliz mi nariz
sonando con la confianza
de que feliz ya yo soy.



Locura del amor desmemoriado


(Jotabé 5-7-5 con triple rima)


Pasa un recuerdo sitiando mi memoria, mi sentimiento
y no me acuerdo, buscando entre mi historia, mi
[ cegamiento,

qué horrores tengo: si uno, un par o una terna; quizás
[ docena;
de dónde vengo: tal vez de una caverna sin luna llena;
cómo entretengo: si estulto en baba eterna que no me
[ apena,
o en mi devengo fundido en la taberna ¡Pobre alacena!

Fatal olvido segrega el pasajero, nubla mi albor:
Ya no convido la juerga de primero; no es mi sabor.

Tan loco cuerdo perdido en desmemoria ¡Qué tal jumento!
aún mantengo mi vista sempiterna sin ver la pena
y ya rendido, rescato cantinflero que amo el amor.



Lápices con borrador


(Jotabé dodecasílabo)


En aguas se pudren, remojan mojados;
las brisas refrescan golosos helados.

Los ruidos atestan la bulla en la mente,
sonidos alegran lo alegre en la gente.
Hedores aroman hedor indecente,
la fuerza de fuerzas da fuerza al valiente.

La muerte acompaña su fiel delincuencia,
blandura en el alma se copa en clemencia.

Los valles más valles, profundos, aislados;
montañas, montañas de pico ascendente.
Entre ellos borremos sinuosa violencia.



Mundo de celdas


(Jotabé)


Unos libres a vientos y al espacio
van pintando sus días de topacio.

Otros llevan el corazón contrito,
oscuras las paredes y marchito
su sueño de vivir un infinito
de goces en familia, son bendito.

Todos, plenos, quieren amar el mundo,
meterse en sus afectos, muy profundo.

Y terceros, sumidos en despacio
trasiego de la mente, oscuro rito,
se funden en presidio inverecundo.



Viaje de amor


(Jotabé)


Las mejores trompetas en el cielo
engalanan a sones terciopelo

el arribo de noble transparencia
que ha partido legándonos su ausencia
y dejando en memoria su presencia
de quilates y sana efervescencia.

Quiso el Altísimo ataviar su hogar
y llamó a nuestro John, de buen viajar.

Ya lo imagino acompañando en celo
la aspersión de Divina Reverencia
impregnada en fragancias del amar.



Vocación


(Jotabé)


Arde en mi fondo la rica docencia,
centro de afectos de inmune paciencia.

Ríen corderos de fresca ternura,
saltan potrillos de escasa mesura,
brinco de luces perdiendo su albura,
sueños terrestres, ansiosos, locura.

Tomo en mi calma sus pieles de armiño,
froto en sus poros la norma y retiño.

Dejo en las manos de sabios la ciencia,
poco sé hacer además de blandura.
Nada me impida: ¡También yo fui niño!



Infidelidad


(Jotabé)


Ya lo tengo mirando mis botones,
en vez de disfrutar buenos melones.

Guiño mis luces, vibro de emoción,
frente a su oído entono una canción.
Pulsando mis salientes cambia el son
y entonces paso a un ritmo sabrosón.

Me mete en su cobija. ¡Qué delicia!
En tanto, boquiabierto de estulticia,

creyendo un deslizado de faldones,
me palpa la pantalla. ¡Qué gozón!
¡Y la esposa esperando una caricia...!



Axiología numérica


(Jotabem Numérico heptasílabo)


Uno más el que sigue
es dos, al que persigue.

El tres, envidia andante,
ve al cuatro de talante
y al cinco de elegante.
Al seis, que va boyante.

Al siete, todo un primo
del ocho, mimo y mimo.

El nueve lo castigue;
mas diez edulcorante,
con once, un sólo timo.



Amor de metal


(Jotabemo Rimispal)


I

Vuelas, preciosa, como el colibrí
batiendo tus alas plenas de ají.

Tocas, seduces marcando senderos,
todos aspiran llegar de primeros.
Brazos de lava calientan tus peros
que gimen hambrientos no tan sinceros.

Fuerzas te quedan, ocultas tus ganas.
Barbas de olfato te dejan que manas

sudores, aromas; maravedí
que suelen pagarte los caballeros
después de aclararse las grises canas.


II

Rápida y ágil, colores colibrí
ciñen tu cuerpo vibrante de ají.

Guiñas mis ansias, me aromas senderos.
Yo encuentro los cortos: son los primeros
que fácil transito; no ponen peros
a tantos deslices. ¡Son muy sinceros!

¡No exiges mi pago! Quedo con ganas
de inflar tus bolsillos pues sé que manas

grandes deseos de un maravedí
como el que encuentras en los caballeros
que junto conmigo ocultan sus canas.



Fuego de roles


(Jotabem)


Eres sábila en fractura,
rojo cálido aventura.

Eres sábana entre dientes,
rechinar muebles ardientes;
piel, sudor, poros hirvientes,
ganas de sobrevivientes.

Eres lava en tus volcanes
y mordiscos entre canes.

Eres ansia que me apura,
con cadencias inclementes.
Yo pendulo en tus afanes.



Estaciones de paz


(Jotabea)


Ya cantan las cigarras, el suelo está sediento,
sudores pendencieros absorben el aliento.

Los pastos ya resecos suplican al Glorioso
pidiéndole unas gotas del líquido precioso;
en tanto las iguanas de cuero carrasposo
se ocultan a la sombra del árbol lastimoso.

Los vientos de tormenta pidieron vacaciones
y prestos abanicos se baten en sus sones.

Colombia ensangrentada, país que amo y que siento:
tu suelo rojo observo con llanto borrascoso;
que Dios también te seque la sangre en estaciones.



Fiel tramoya


(Jotabem heptasílabo)


¡Oh, hermosa enredadera!
Has sido la primera

en asfixiar encantos,
cubriendo con tus mantos
de horrorizar espantos
y simular de santos.

La vida es paralítica
contigo como crítica.

Tus padres de quimera,
los amos sacrosantos,
¡Te adoran, fiel política!



No cabes tú


(Jotabé)


En este hueco que en mi pecho vibra
caben los sueños que mi fe equilibra

con sentires, deseos y bondades;
caben las redes de pescar verdades,
caben las voces de benignidades,
caben las rimas de arrullar beldades.

Cabe también el universo henchido,
cabe además el enemigo herido.

Minúsculo es para la ingente fibra
tejida en el amor de tus crueldades
presto a ocupar mi corazón dolido.



Abogados


(Jotabé)


Rondan códigos, leyes y sentencias,
oficinas que esperan las audiencias.

Hierve el estrés detrás de las acciones,
llora la secre en mares de omisiones,
vibra el archivo en peso de extinciones,
gritan victoria ilusas peticiones.

Siente el eterno paso vigilado
cual sendero de turbio incriminado.

Dale, Señor, un saco de paciencias
resistente a tozudas intenciones
de tirar el birrete de abogado.



Sentidos de calle


(Jotabé Rebote decasílabo)


Voy por la calle. Atisbo botones
de esos que incitan, marcan canciones

de impunes letras trastabilladas
de sones toscos, siempre premiadas
en tarimas bajas jaspeadas
al parecer de abuso, soladas.

Voy por la calle. Loor, orgullo,
de que nada me estorba. Barullo

de prendas lisas para razones
de cuerpo feliz, nunca cariadas,
dientes, nariz y boca capullo.



Padre ausente


(Jotabé)


La eufórica alegría de mi estancia
pierde el color feliz de la fragancia.

En el gris de la ausencia, tu memoria
resignada al vacío, sin historia,
como fénix levita migratoria
y enrevesa sentidos, dilatoria.

Viaja el tiempo por sobre tu partida:
ni manjares ni sales legan vida.

Abyecto el corazón palpo la infancia
develando sedancia paliatoria
que embota de mi ser letal herida.



No te cambio, Jotabé

(Jotabé)


He tenido por musa las estrellas
y he vivido en mi cuerpo las botellas

que me alegran las luces y las noches
mientras solo me escondo en los derroches.
Cuando vuelvas de farra y me trasnoches
no quiero que liberes ya tus broches

poniéndome tu cuerpo en mercancía.
Enciende, por favor, sana alegría

e imprime en mi cordura locas huellas
que quiero degustar aunque te abroches
un bello Jotabé que te daría.



Relatividad


(Jotabé eneasílabo)


Desde aquí, digo la verdad:
¿Qué dices? Di tu cantidad.

«Pienso que es un horrible nueve».
Sí, puede ser, pero el relieve
da otra visión; y más si llueve.
«No me convences, aunque nieve».

Un bello seis es lo que veo.
«Que no es lo mismo que yo leo».

Te digo con sinceridad:
Distinto mira quien se mueve
a ver de otro lugar lo feo.



Verdad (R.I.P)


(Jotabem heptasílabo)


¿Dónde estarás, Verdad?
Que te busca Maldad.

Te busca don Discurso
muy rico en el recurso,
falacia en el transcurso,
de loar su concurso.

Te descubre Mentira
y te expone en la pira.

Llega, apunta Crueldad;
como habiendo hecho curso
dispara sobre mira.



Maestra de Vida


(Jotabé eneasílabo)


Ahí va, lento entre las notas,
cabeza gacha, ganas rotas,

tragándose en desgracia el mundo,
huyendo al celo, verecundo,
espejo en mano ser inmundo,
insepulto aún, moribundo.

Maestra llega, flor en dama:
«Si crees que la nota es llama

te quemarás mientras explotas.
Vive más bien en lo profundo
de ignorar a quien te difama».



Juan Luis Guerra


(Jotabé eneasílabo)


Que viva el gran dominicano
de ritmo agudo de antillano.

Resuene alegre la bachata
prendiendo rumba en la fogata,
cesando música barata
que arribe triste y timorata.

O pronto asome su merengue
y prenda ya el merequetengue.

Juan Luis, cantante y fiel cristiano:
feliz nuevo año en la sensata
misión de afecto. ¡Y que devengue!



Educadores


(Jotabé)


No es lo mismo gozar mi vocación
retirado en la jaula del salón

que sonriente en presencia de docentes
entregados al buen sabor de gentes
y a los tintos variados, diferentes,
que acompañan tostadas tan crujientes.

Unos van, otros vienen en cariño
suavizando labor con tierno aliño

hilvanado en las gestas de misión
de abonar para bien sencillas mentes
como aquellas que en sueños tiene un niño.



Mis monas hijas


(Jotabea)


Mis monas de ojos claros me endulzan la existencia
en clara sintonía con Dios y su Sapiencia.

Me llevan por las nubes de dicha y de color
navegan por mis mares remando entre el amor
danzando en las tarimas en que acecha el dolor
me calman las tristezas a fuerza de sabor.

Son hijas de los sueños con que acometo el día
regados en las brisas de tórrida energía.

Vinieron por mis sendas de rígida exigencia
y pese a obligaciones me brindan bella flor
que tierno les retorno bullendo en alegría.



Paujil, cuna sagrada


(Jotabé hexadecasílabo)


Mis primeras pilatunas escondidas en mi edad,
mis primeros garabatos en cuaderno sin piedad.

Entregado monaguillo de hostias, vinos y oraciones,
consagrado tragalibros componiendo mil renglones,
arriesgado ajedrecista defendiendo sus peones,
vendedor de prensa diaria voceando en los rincones.

Mi Paujil, pueblo de selva, cuna tierna de mi infancia,
eres manto de memoria que cobija cual fragancia.

Majestuoso tu santuario resucita santidad
y en el verde de tu parque se distraen los gozones
que en lo oscuro de faroles no hacen caso a la flagrancia.



Aguja de los dioses


(Jotabé tetrasílabo)


Eres Francia,
de elegancia.

Tu hermosura
en la altura
es cultura
y aventura.

¡Oh, Gran Dama!
¡Hierro en fama!

En tu infancia
tu mensura
fue ya flama.



Desolación

(Jotabé)


Mañana, cuando muera Medio Ambiente
dejando amargo olor para la gente,

olor de penas y tristeza muda,
dolores en la música desnuda,
ardores en la lúdica ceñuda,
sabores ácidos en danza viuda,

gritaremos lo inertes que hemos sido
dejando el corazón tan mal herido

y el cerebro fungiendo de gerente
entre gente de frente puntiaguda
y razón visceral de aguar su nido.



Celo de amistad


(Jotabé)


Los soldados que estaban en batalla
en celo preservaban la toalla.

Tomaban por mi causa la oración,
cantaban fieles su mejor canción,
rogaban al Señor su bendición
y no me avizoraban rendición.

Tenían corazón en lealtad
dispuesto a soportar mi enfermedad.

Hoy, sano, mi memoria nunca falla:
Pusieron en bandeja devoción
y grabaron en ella la amistad.



Vuelo de amigos


(Jotabé eneasílabo)


Siguen volando los amigos
locos que fueron mis abrigos

en noches frías, de tormenta,
en días largos, luz friolenta,
en tardes de casual afrenta,
en borde fiel de los cincuenta.

Triste la amarga despedida
de ojos que lloran su partida.

Triste que amigos o enemigos
letal el virus los descuenta
de lista blanca de la vida.



Mi mona alcahueta


(Jotabé tetradecasílabo)


Comienza claro el día bullendo en sol ardiente
con aires confortantes silbando entre el ambiente.

La mona se levanta rayando en la pereza,
sus grises ojos verdes de singular belleza
despeja con la mano estirando la cabeza
y emerge de su cuerpo la angelical nobleza.

Sobre mi frente pone su mano tersa, diosa,
y entona los sentidos por si la fiebre acosa.

Descubre que mi pecho de vibración crujiente
como que muere en dicha al saborear cerveza
y entonces me la alcanza. ¡Qué bella que es mi esposa!



Violencia cotidiana


(Jotabé dodecasílabo)


Vuelan al aire vejados argumentos
perdido el piso en groseros sentimientos

que opuesta orilla posesa de saberes
en cierre de ojos y obviando sus deberes
agrede por igual hombres y mujeres,
silenciándoles su don de honrosos seres.

Cierran sana discusión con un portazo
cuando no imponen razón con un madrazo.

Líbranos, Señor, de viles tan jumentos
que en lógica insana incluso sus enseres
adornan tal vez pensando en un balazo.



Dúo de opuestos


(Jotabé)


En mi esquina percibo lo que observas.
Para mí es dulce mientras tú conservas

en sanas sales pócimas de vida.
Son para mí las puertas de salida
las que en ti son portones de cabida.
Tu color, mi color, trenza tejida,

es unidad en contraposición
componiendo en el mundo una canción

variopinta que entonas y reservas
para el fiel cotidiano y tu querida
existencia en leal sublimación.



Paraíso llanero


(Jotabé hexadecasílabo)


El Llano estrella sus verdes al fondo en el horizonte;
esteros y morichales adornan el piedemonte.

Bandadas de garzas blancas regocijan la existencia,
las reses en sus potreros se niegan a la exigencia
de llaneros sudorosos de fuerza y gran resistencia
que amansan también los potros reventados de paciencia.

Las parejas de joropo, rasgando tarimas, suelos,
al arpa, cuatro y maracas parecen tocar los cielos.

La mesa espera olorosa sancocho y carne de monte
y deliciosa mamona que enciende más la querencia
por estas hermosas tierras, legado de los abuelos.



Canas al cielo


(Jotabé decasílabo)


Grises de tarde en agua bañados,
soles marchitos estacionados,

luces sin alma ya moribundas,
lunas ajadas meditabundas,
tierras quebradas, llanas, profundas,
de mustias quejas y gemebundas.

Aves rastreras, perdidos vuelos,
bátense al aire tristes pañuelos.

Quedan en lloros, desconsolados,
niños, adultos de blancas fundas
nichos ilusos de sus abuelos.



A la orden, desorden


(Jotabé decasílabo)


Voy a hacer un asado con melado
que luego, endulzado y degustado,

nos abra la panza y como lanza
nos de la esperanza, en tanto avanza,
de amar en la danza sin tardanza,
reír en confianza y sin finanza.

No importa cereza: sin fineza
adopto pereza con cerveza.

Si estoy colorado, emborrachado,
y pierdo templanza en tal holganza,
seré pronto alteza en mi bajeza.



Nostalgia de las aulas


(Jotabé tridecasílabo)


Mis pequeños locos en clase comerciaban
mientras timbre cuerdo de oídos esperaban.

Te vendo este trompo por un pastel de queso
o bien estas hojas por un helado espeso.
Cuando salgas te pago el arriesgado beso
y te firmo en el brazo con esfero el yeso.

Con el tiempo han dicho que todo lo tuvieron
gracias a docentes que mentes les abrieron.

Ayer entre risas historias recordaban:
Cómo pude inerme salir con cuero ileso
si fraudes en pruebas siempre les impidieron.



Convalescencia


(Jotabem)


Hoy el otoño es primavera
y lo oscuro luz primera.

Vuelan bajo golondrinas,
rondan pulcras celestinas
al acecho en las esquinas
de las calles pueblerinas.

Instan rápido al amor
pero escuchan mi clamor:

Tengo en casa una enfermera
que me asiste en medicinas,
me hace joven sin rubor.



Siembra de Vida


(Jotabé decasílabo)


Y vinieron uno, dos, tres... ¡Tantos!
y cubrieron su misión de santos.

Me movieron, débil, en la cama,
posaron mi fe, de frágil rama,
en altares de amor, luz de flama
que ilumina en lo sano y proclama.

Ellos, que pasaron por mis clases,
salidos de tan tiernos envases

tapizaron su misión con mantos
celestiales de avivar la llama
de la Vida en sus postreras bases.



Amargos del pensar


(Jotabé)


No puedo más que fusionar tristeza
cosechada entre ruidos de fiereza

con las alas ardientes de pasión
entregadas al vuelo en sinrazón.
Llora amargo mi triste corazón
perdiendo en su vibrato la sazón.

Unos van por la orilla desbocados
y otros van por la otra satanizados.

Pero siempre en desierto la nobleza
por corona portando la agresión
persevera coronando a ambos lados.



Caos, caos y liberación


(Jotabé pentadecasílabo)


Hubo lágrimas derramadas a mares, a mares.
También besos manoseados en bares, en bares.

Hubo noches horripilantes testigos, testigos.
Corazones inmarcesibles amigos, amigos.
Y tendremos odios, rencores, castigos, castigos;
y tendremos besos, amores, ombligos, ombligos.

Y tendremos luces alegres de vida, de vida
y sonidos de sol naciente. Convida, convida,

que entre todos celebraremos. Oh, lares, oh, lares,
sublime terciopelo de amor, abrigos, abrigos
pon sobre estas pieles turbias de dolor. Cuida, cuida.



Salsas de Vida


(Jotabé eneasílabo)


Rueda la risa en las esquinas,
salta paciencia en las vecinas.

Se oyen cabellos despeinados,
caras recién de levantados,
ojos aún no despertados,
tenis de rostros arrugados.

Salta una dama, pelo tiño.
Pide más orden con cariño.

Ve la señora las caninas
auras de afecto en los chirriados.
«Gracias, mi Dios, por tanto niño».



Cierra la puerta


(Jotabem)


¿Ves el Covid que desista
de atacar toda la lista?

Quizá a ti no te persigue
pero pronto te investigue
y podrás ser el que sigue
en la busca de su ligue.

Nunca pienses que eres roca,
pues si te toca, te toca.

Ese bicho no es clasista
y si quieres que te hostigue
abre bien tu tapaboca.



Lazarillo


(Jotabé eneasílabo)


¿Que no sirve? Claro que sí.
¿Pica mucho? Como el ají.

¿Y el olfato? Se me voló.
¿Como el gusto? Me traicionó.
¿Qué hay de fiebre? Me derritió.
¿Apetito? Me adelgazó.

¿Vuelve a luchar? Voy por el pan.
¿Quiere salir? Voy sin afán.

Tome esta flor; es de alhelí;
y este café; me conmovió.
¿Una mano? Voy por mi can.



Cielo y tierra sin fronteras


(Jotabé hexadecasílabo)


¿Hispanoamericano?. Cuando el sol alumbra intenso
todos los rayos consiento. Yo percibo que, en consenso,

la energía llega entera sin vislumbrar continente.
Amarillo que se luce no suele mostrar el diente.
Si tenemos sólo siete nadie quedará pendiente;
como dice doña Flora, «No se me vaya tal cliente».

Así que de donde venga mi cielo tiene su roto
y es feliz el Creador dejando sacar la foto

porque Él lo bello lo muestra. Lo demás es mundo
[ extenso:
cada cual lo goza adrede, remando o no en el presente,
viviendo amando doquiera, tal vez muriendo en su moto.



Cuando el olor se va


(Jotabea)


Hoy sólo puedo oler lo simple de la vida.
Voy rápido, a merced, de rosa consentida,

de espinas de algodón, de rojo apasionante
de pétalos en flor, memoria lubricante,
cojines de candor, tersura alucinante,
de talle sin rubor cual dar de fiel amante.

Me entrego con pasión a aromas invisibles
y ya en mi corazón hay rutas accesibles.

Perfumes del amor no encuentran la salida
y explota en el olor mi olfato delirante
y huelo ya tu voz de cantos bebestibles.



Bella y humilde defensora


(Jotabea)


Tu rostro de metales, tu agudo pico inerte,
en brava riña trenza con precursor de muerte.

Tu savia transparente nacida entre la ciencia
le metes por los cuernos, doblega su conciencia.
El impostor vencido quizá en maledicencia
retira ya sus cargos. ¡Qué ingrata su experiencia!

Así, día tras día, tan frágil como hermosa,
terminas heroína bailando talentosa.

Mas quiso la fortuna brindarte toda suerte
de huir a ostentaciones y, pese a tu imponencia,
ponerte en lo sencillo sin aspirar a diosa.



Amorosa crueldad


(Jotabé tetradecasílabo)


Son sólo quince días, dijeron estudiosos:
la tos, la gripa y fiebre y dolores tormentosos.

Pero en salvaje encierro, paredes compungidas,
ventanas sin sus brisas, baldosas desleídas,
vidrieras corrugadas, las sombras escondidas,
no más dan la sentencia: la vida pierde vidas.

De pronto llegan sones de tesitura amable
y entre el temor y el miedo la estancia torna afable.

Se escuchan ya los ruidos de seres bulliciosos
de risas estruendosas y feas y queridas.
Están tras la pantalla: «Mi abuelo come cable».



Pintoras de vida


(Jotabé tetradecasílabo)


Ya están las golondrinas pintando el firmamento;
ya llevan en sus alas pinceles de contento.

El gran mural de azules al fondo es infinito,
en círculos de vuelo lo alegre es transfinito
y en la montaña oculta parece haber el rito
de iluminar las mentes, mostrarles lo bonito.

Vienen mejores aires; lo sé por la vidriera
traslúcida y cansina, de pronto pasajera

que al destinarme luces de cielo me reviento.
Levanto ya este cuerpo que plácido, expedito,
escribe con el alma como la vez primera.



Susy


(Jotabem)


Ángel de alas invisibles
y corazas invencibles.

Llevas, pones corazón
donde en amor no hay sazón
y aunque nuble la razón
llevas tierna devoción.

Llevas brisas de alegría
y en tus manos pedrería

de colores infundibles
que a la par de tu oración
todo ser une a la mía.



Las de blanco


(Jotabé)


¡Muy buenos días, llegó la tortura!
Vienen cantando en día de ternura.

Parece que el mundo acosa su prisa.
Uno acostado tal vez sin camisa
ve las palomas en blanca cornisa.
Intenta ignorar, mas llega la risa

que pronto se apaga con el chuzón
y se restaura en el gesto dulzón.

Qué importa el dolor, qué la abolladura.
Parece que todas vienen de misa
pero consienten con una inyección.



Dioses del augusto recinto


(Jotabé)


Yo sospecho que el bicho tiene patas
al igual que las más comunes ratas.

Me lo habían expuesto los doctores:
«Acostumbra llevarse los frescores,
carga fobia con todos los verdores
y se jacta de hacer muchos favores».

Al comienzo pensé que era una liebre
que en sus saltos regaba todo en fiebre.

¡No es el Covid! Usa también corbatas
exigiendo a morir muchos loores
y su empresa feliz no se le quiebre.



Voces del interior


(Jotabé tetradecasílabo)


Huyó despavorida, infeliz y rabo al viento
la parca del pequeño, del largo descontento.

la quise mientras daba sosiego a mis pulmones
y sacaba residuos, al parecer terrones
ladrillos, que manchaban los plácidos colchones
y me arrancaban vida, la vida por jirones.

No más llegaron ellos, con ciencia le impusieron
respeto por la vida; «largate», le dijeron.

La tos que me vibraba corrió sin sentimiento
en busca de otros seres, sin más explicaciones,
que «un bien sanar legarles», dijeron los que oyeron.



Alas celestiales


(Jotabé)


Las alas que caminan presurosas
soportando el estrés y las sinuosas

galerías de infinitesimales
malavidas que suelen ser fatales,
no van solas. A más de ser normales,
por dentro llevan brillos celestiales

y unos seres divina gallardía
de corazón vital gendarmería

que encierran en gavilla las tortuosas
variantes del dragón. En los letales
encuentros gana siempre Enfermería.



Luces de resurrección


(Jotabem)


¿Dónde estás oscuridad?
Que te reto a la bondad.

Eres pobre en mi presente,
eres rica entre la gente.
Eres pánico inclemente
para el tierno adolescente.

¡Ven, que no te considero
más que diablo pasajero!

Perderás la fealdad
en mi pecho reluciente,
corazón de pebetero.



Políticos


(Jotabé)


De los que antes sus gritos se escucharon
persuadiendo a las gentes escaparon.

Pudo el virus ponerlos en retiro,
silenciar sus cerebros; su zafiro
de ilusiones velar; y lo que admiro
es que alguno, de incauto bate chiro

de color adorando al promitente
cual borrego feliz de poca frente.

Hacia el campo medrosos desertaron.
«Que se salve quien pueda del vampiro
que yo funjo en familia de decente».



Palo de amor


(Jotabé)


Este día de tierno corazón
se merece siquiera una canción

la mujer que me cuida desde niño,
me regala su amor y su cariño,
me regaña también cuando destiño
los zapatos, los tenis y le riño.

Quiero darle también este regalo
que con dedo directo aquí señalo.

Me perdonan si daño esta función
y recite con tanto desaliño,
pues ayer me pegó con dócil palo.



Esperanza


(Jotabé octasílabo)


Aquí vas, tan compungido
porque sientes que has perdido.

No desesperes, colega.
Por aquí nadie te niega
lo que en verdad es tu siega
de maravillas y entrega.

Puede que ahora no ganes
pero, tranquilo, no afanes

que la musa, fiel, florido
galardón pronto te allega
entre los versos que hilvanes.



Riesgo de escuela


(Jotabé tetradecasílabo)


Camina lento y débil chupándose un helado,
contando las baldosas, mirando a lado y lado.

Los otros de su curso lo siguen con la vista,
cuestionan su uniforme, lo acusan que en la lista
por figurar primero, por ser un egoísta,
responde las preguntas sin nada que le asista.

Le lanzan un paquete, le gritan que es lampiño,
le dicen que en su casa lo miman sin cariño.

Seremos responsables si al ser abandonado
perdido entre las aulas lo sacan de la pista.
El mundo lo reclama: ¡Cuidemos bien al niño!



La flor del trabajo


(Jotabé decasílabo)


Me llaman el flojo del trabajo
pues busco a escondidas el atajo

que lleve mi espíritu risueño
por horas, segundos con el ceño
fingiendo que pongo tanto empeño
que no se me altere el pobre dueño.

Admiro lo que hace el otro obrero
que llega a la mina de primero.

Feliz con mi obtuso desparpajo
jamás llevaré el pan hogareño,
tendré por misión ser pordiosero.



Otoño en tinieblas


(Jotabé decasílabo)


Los soles que salen en mi ocaso
esconden sus brillos en mi acaso

de suelos sin piso ni fortuna,
de suelas sin paso, escasa luna,
de signos falaces desde cuna
y señas de sorda salacuna.

Mis sesos de sueño y de suspenso
atisban silentes lo que pienso:

Podrás censurar mi insano paso
mas no disipar la gris laguna
que asalta a este ser por ser tan menso.



No soy dueño


(Jotabem con estrambote)


No puedo ser más consciente
que escribo para la gente.

No importa mi propiedad
y lejos de vanidad
lo digo con seriedad
y ruego hasta saciedad:

puede copiarse en esmero
pero en renglón va primero

este ser grandilocuente
que celebrando su edad
le da largas a su esfero.

Lo reitero:
Hace feliz compartir
lo que sale del sentir.



Niño de mi pueblo


(Jotabé decasílabo con estrambote)


Cara risas, crespos despeinados,
bullas, juegos, pies acelerados,

corre el loco hirviendo su mochila
hecha piedras, palos y una pila
a tomar del pelo a Domitila.
Lleva en los zapatos fresca rila

que aroma las tablas de la tienda.
Y antes que la vieja lo reprenda,

« Saludes de mami», alborotados
olores también bajo la axila,
le suelta eludiendo reprimenda.

No hay nadie que lo entienda:
De niños, sutil la picardía;
de grandes, es cruel bellaquería.



Barca de sueños


(Jotabé decasílabo con estrambote)


Mi barca de sueños imposibles
de juegos y llanto imprevisibles

no se sabe cuándo ha de zarpar
a la mar hostil, tan vasto mar,
de colores turbios de negar
los polutos trueques de altamar.

A esta nave que pide cariño
yo la abrazo con pieles de armiño.

Navegar por mares, sin horribles
infrahumanos que pidan matar,
el sueño primario de mi niño.

Por él el mundo tiño
con todo el amor de mi querencia
y velo en amor toda violencia.



Palabra redentora


(Jotabé eneasílabo)


¡Ven acá, omnímoda preciosa!
¿Eres flor, sol o fauna hermosa?

O... no me importa tu apariencia.
Quiero esparcir tu procedencia,
quiero que llegues a la ciencia,
te quiero larga en la docencia.

Que tus aromas coloquiales
abran sentidos colegiales,

muestren del mundo, piel ruinosa,
los predadores de la esencia.
Palabra: ¡No a los arsenales!



Yo, hoy


(Jotabem Amirrima heptasílabo)


Nada huela mi can,
nadie surta mi pan.

Loor al alcohol:
Lo mezclo con el sol,
loquito en arrebol
logro tomar varsol.

Reproduzco mi ser
repitiendo el ayer.

Naufrague yo, bacán,
loco en aerosol,
rebuznando en beber.



Uno sólo


(Jotabé)


Hoy no quiero que el sol arda abrasante
avivando la sombra avasallante

de intenso gris que nubla mi energía.
No quiero que la luna de alegría
ilumine la noche tan sombría
que me engendra letal melancolía.

Tampoco he de soñar que, pese al leso
espíritu que yace en poco peso,

hallaré al natural quién me levante.
Sólo quiero estallar en fantasía
cuando en labios me empapes tierno beso.



Tu venta de amor


(Jotabejoa)


Ya no encuentras la forma de acariciarme, amor,
el beso de tus labios no es un beso de flor.

Tu abrazo gelatina no alerta la pasión,
tu danza de varilla no mueve el corazón,
tus sábanas de hielo no tienen ya sazón,
ni mueve las entrañas ni tiene explicación

tu piel canora y tersa de celestial aroma
rindiéndose a la paga de todo aquel que asoma.

El beso de tus labios no es un beso de flor
ni mueve las entrañas ni tiene explicación
rindiéndose a la paga de todo aquel que asoma.



Agua vida


(Jotabé eneasílabo)


Hilos que bajan desde el cielo,
diáfanos retos para el suelo

seco, espinoso, muy sediento.
Canten las aves lo contento
del mar, la selva, el dócil viento,
en lúdica cesión de aliento.

Salgan los niños a jugar,
mojen sus cuerpos al saltar.

Vida es el agua que con celo
cuidar debemos al momento
de amar, reír, de respirar.



El brillo del caído


(Jotabé tetradecasílabo)


Persigo los caminos que me anticipa el día
buscando entre las hojas del piso melodía

que alegre entre mi pecho me explote el corazón,
arrulle mis oídos, me opaque la razón
y en cantos celestiales, en cantos de oración,
pregone hermosa vida y me dé su bendición.

Las secas hojas yertas no escapan al solaz
que intrépido ambiciona mi paso pertinaz:

su savia inerte mana a mis pies de gallardía
crocante sobre el piso la olímpica emoción
que aquí en mi ser entona mi corazón voraz.


(Poema ganador del Octavo Accésit del X Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)



Mi día, poesía


(Jotabé eneasílabo)


Hazme sentir que el mundo existe;
dame el calor de a noche triste

dotar de un bello abracadabra
que cubra toda mi palabra.
Haz que mi tarde, por macabra,
en rimas gráciles, en labra,

pueda bordar la travesía
del mundo ausente de alegría.

Haz que mi día que resiste
al ornamento dócil se abra
y te consienta, poesía.



Mi calurosa envidia

(Jotabé tetradecasílabo)


Definitivamente, no sé cuál es la envidia.
Pienso que los presentes se mueren de perfidia.

Cuestionan los trasiegos que da la calentura
que bajo la sotana se asoman en un cura
sabiendo que calores lo llevan a locura
y más cuando se trata debajo de cintura.

Cuestionan las andanzas que llevan a las monjas
a palpitar henchidas, rellenas de lisonjas.

Con el perdón de todos, ya mucho me fastidia
que convento no invite a gozar la peladura
que dejan los placeres inflados como esponjas.



Todo poesía


(Jotabem hexasílabo)


Palabras hiladas
en vida cantadas.

No vibra la muerte,
no triunfa la suerte,
no canta bien fuerte
la paz de lo inerte.

La sóla alegría
jamás brillaría

hermosas tonadas.
El mundo te vierte
feliz, poesía.



Olores de pandemia


(Jotabé eneasílabo)


Lloraba en tristeza el zapato
ansiando el jugar de don gato.

Ansiaba que el muerto allá afuera
en teletrabajo de estera,
bermudas y chanclas abriera
la puerta de la zapatera.

Y el muerto, de gran academia,
olores en pies, epidemia,

carente de todo sulfato,
tan sólo miró la vidriera:
«Tú, sigue chupando pandemia».



Tejidos deshilachados


«Lo triste es así...» Peter Altenberg

(Jotabé con estrambote)


Ansiamos tapizar de seda el mundo,
soñar en algodones muy profundo.

Zurcir en la alegría el bien eterno,
bordar el corazón en sempiterno
ballet de terciopelo y bajo el tierno
rayar de los infantes el cuaderno.

Tozudos, nos negamos a tejer
los hilos que bordean ser a ser.

Hacemos de la vida verecundo
mortuorio aclimatado que el averno
nos cobra en la violencia a la mujer.

Nos cuesta entretejer.
Impúdicos, tejemos la sevicia;
benévolos, cosemos la injusticia.



Leal vecindad


(Jotabé Agudo)


Estalló en la prisión mi corazón
al sentir lo veraz de la emoción

de abrazar tan feliz mi libertad
y gozar colosal en hermandad;
mi mujer pregonar la falsedad
con que el juez que alabó la iniquidad

sentenció silenciar el buen cantar
que emanó mi pasión a flor de hogar

de sabor y sazón de saxofón
a leal vecindad que en Navidad
se juntó a encarcelar mi fiel trinar.



Nietófilo


(Jotabem)


Mi sol niño eterno alumbra
y en las noches me deslumbra.

Nunca me atribulo tanto:
Cuando escucho herir su llanto,
aunque sé que tierno espanto,
saco voz y hasta le canto.

Mi pequeño pizpireto
alboroza mi esqueleto

y le bailo en la penumbra
olvidando mi quebranto.
¡Cuánto vivo con mi nieto!



Invitación navideña


(Jotabem)


Personas de calidad
que gozan la Navidad

encuentro con alegría
en esta bella osadía
de pensar en melodía
un Jotabé cada día.

Que disfruten muy bonito
sin olvidarse del rito

de orar por la humanidad
con Jotabé de energía
como pide Juan Benito.



Alegría navideña


(Jotabé Palabra)


Alegría que nace en panderetas
y aterriza el afecto en las anchetas.

Bulle alegría en tiernos villancicos
calentando el cariño de los chicos.
Sana alegría en los chiquirriticos
que atosigan mamás a tiernos picos.

Navideña alegría es galería
de colores hermosos. Pedrería.

De alegría y deliciosas brochetas
plena es la Navidad con abracicos.
¡Llegará al mundo el Rey de la alegría!



Autofobia


(Jotabem Escala hexasílabo)


Descorazonado,
ruin, amedrentado,

ateromatoso,
vil, cadaveroso,
flaco y bochornoso,
ya parezco un oso

descuartizador,
monstruo constrictor,

badulaqueado,
que calamitoso
ama el desamor.



Piel de otoño


(Jotabem pentasílabo)


Tienes mi piel
entre tu miel.

¡Oh, gran sabor!
Ya eres mayor
y está mejor
tu néctar flor.

En madurez
de suave tez,

amada fiel,
eres fragor
en desnudez.



Lamento pesimista


(Jotabé tridecasílabo)


Hoy no logro atisbar la tierra prometida
ni tampoco soñar las vueltas de la vida.

Me enseñaron, letal, que abierta como el mar
se encontraba la casa, leño del hogar.
Que en la estancia fragante, flores de azahar,
ardería el amor, incluso sin pajar.

Pero en esta fatal locura colectiva
muere el fuego, muere la eterna siempreviva.

Sólo falta en la sal sustancia corrompida
que la pudra y dé fin al amoroso lar
que en el baile de sal algodonoso aviva.



Oidojos de amor


(Jotabé)


Quiero apagar las velas esta noche.
Sentir el tintineo de tu broche

que entre dedos ansiosos, piel caliente,
azarosos, impunes, se reviente
y esculpa en mi imaginación ardiente
tus montes de calor y tu impaciente

hondonada de pétalos rizados,
paraíso de lúbricos felpados.

Quiero encenderlas luego en el derroche
y amasar en tu piel resplandeciente
los poros sudorosos, sublimados.



Padre ausente


(Jotabé)


La eufórica alegría de mi estancia
pierde el color feliz de la fragancia.

En el gris de la ausencia, tu memoria
resignada al vacío, sin historia,
como fénix levita migratoria
y solapa sentidos, dilatoria.

Viaja el tiempo por sobre tu partida:
ni manjares ni sales legan vida.

Abyecto el corazón palpo la infancia
develando sedancia paliatoria
que embota de mi ser letal herida.



Navegoscopio


(Jotabé)


No me ocultes tu espalda, niña hermosa,
que deseo auscultar tu piel de diosa.

Recorrer arrecifes y corales,
navegar mar adentro de sensuales
olas crespas senoides, vectoriales,
que eyectándose en lúbricos rituales

humedecen los poros del placer
y liberan tu mundo de mujer.

No la ocultes, pequeña dadivosa,
que esta barca que surca tus modales
sólo busca atracar sobre tu ser.



Flores de creación


(Jotabé)


No cura el corazón con una venda,
no suma la ilusión con una prenda.

No hay vendaje que oculte los dolores
que eructan desamor y sinsabores.
Menos, traje, por más bellos colores,
que suplante las más hermosas flores

que acicalan un cuerpo de mujer
en momentos conjuntos de tejer

los primeros latidos que en ofrenda
al Supremo Hacedor, Amor de amores,
en nueva vida ensalzarán su ser.



Oficina


(Jotabé)


El oscuro rincón de lo insensible
de paredes cubiertas de imposible

nunca exhala ni triunfos ni derrotas.
Solo, perdido entre sus ansias rotas,
cual juego de rebotes y pelotas,
subibaja sinuoso que de notas

musicales carece, encalabrina,
es engendro que funge de oficina.

Entre aires y equipos, irredimible
potrero de papeles y chacotas
a gritos acelera la rutina.



Fiel, infiel


(Jotabé)


Treparé por los bordes tus colinas,
libaré en merodeos tus felinas

acechanzas de amar y ser soñada.
Buscaré entre tus pieles, nuez moscada,
la escondida razón amurallada,
lubricante de abril, blanca, rosada,

retadora febril de hostil acoso.
Mientras bebo del cántaro zumoso

y la mesa de lúdicas inclinas
a tu haber, morirá, dulce carnada,
insensible, cuitado el brío soso.

(Poema ganador del Segundo Premio del II Concurso Internacional de Poesía El Mundo Suena en Jotabé)

 
     
   
     
 
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