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Radio Macuto
Juan Benito Rodríguez Manzanares
 
(En español)
 
 
 

Introducción

Este relato quiere retratar una situación ocurrida en el seno de la falla, donde por culpa de unos malos correveidile con muchas ganas de hacer la puñeta, casi ocurre lo que nunca debería haber estado a punto de ocurrir.

Tan real como la vida misma.

Estaba un día cualquiera sentado en el casal jugando la partidita de truc con los amigotes, cuando tras perderla, ganar al truc debe de ser la ostia, me fui a la barra a tomarme una cervecita bien fría.

Pepe, el fallero que atendía la barra, me puso ese esperado zumo de cebada y le di un trago de esos que pocas veces consigues dar. ¡Qué buena estaba esa cerveza!

Saqué dinero del bolsillo y mientras me disponía a pagar la cerveza y lo que había perdido jugando al truc, mi pareja de juego llegó por fin donde estaba yo y pidió otra cerveza para él, que claro está, también pague yo.

- ¿Qué partida más mala hemos hecho verdad? - La voz de Juan sonaba un tanto lejana. Él no solía ser así.

- ¡Un poco, pero no pasa nada! ¿Qué te pasa? –Te encuentro un poco raro.

Verás Toni, tienes razón. Es que me han dicho que tú el otro día le hiciste una buena faena a María.

-¿Una buena faena a María? ¿Qué María?

- Si hombre, la hija de “El Moña”, el que tiene el coche que tiene más años que una convención de la tercera edad. -Reímos.

- ¡AH, sí! Le dije que llevaba un vestido bastante feo para lo guapa que siempre ha sido ella.

- Pues no es eso lo que me han dicho a mí.

La voz de Juan cambió de tono, se volvió más sería.

- Pues. ¿Qué te han dicho a ti?

- Pues, esto, “Como siempre has sido tan fea, sin vestido estarías más guapa”.

Me quedé de piedra, e intenté decirle a Juan que eso no era verdad, apelé a nuestra amistad y él quiso estar de mi lado… pero es que…

- Si Toni, si yo te entiendo y te creo… pero es que, quien me lo ha dicho es de mucho peso en esta falla… y ya sabes… ¡Llega un momento en que no sabes qué pensar…! ¿Me entiendes?

En ese momento apareció por la puerta del casal, “El Moña”.

Pasó. Se encaminó hacia la barra, con un paso muy lento y sin dejar de mirarme ni un solo momento.

Juan se fue de mi lado. Pepe le preguntó, ¿Qué pasaba? Y mientras Juan comenzaba a contarle, lo que le había contado una persona de mucho peso en la falla, pero que seguro que a esa persona se lo había contado otra y a esa se lo había contado Radio Macuto, “El Moña” llamó a Pepe.

- ¡Tu machote! ¡Ponme una cerveza! Pero ten cuidado de lo que dices, hay mucha gentuza por aquí.

Pepe sin decir nada fue hacia “El Moña” y sin decir nada, pues no quería meterse en nada, le puso la cerveza y se alejó de ambos, poniéndose muy cerca de Juan a ver qué pasaba, ha hacer quinielas y si la sangre de ambos salpicaba las paredes, pues, ¡mejor que mejor!, que espectáculo tenían frente a ellos. ¡Estaban todos frotándose las manos!

“El Moña” con una cara de muy mala leche no dejaba de mirar a Toni, el cual no sabía exactamente que hacer… estaba un poco como esperando a ver que hacía “El Moña”. Le dio otro trago a su cerveza.

En el ambiente se podía respirar las ganas de pelearse que tenía “El Moña”. Cuando por azar entró por la puerta Vicentita acompañada de su mejor amiga. ¡Vaya pareja! Ambas mujeres se sentaron en unas sillas que había alrededor de una de las mesas que había en el casal.

Vicentita miró a su alrededor. ¡Qué gozo le dio ver allí juntos a “El Moña” y a Toni! No tuvieron que darle dos reales al pregonero, pues en voz alta, queriendo ser oída por todos comenzó a decir a su amiga.

- Pues sí Ana, como te lo digo, un fallero -el tono de desprecio se hizo patente- ha querido hacerse a María, -Ana puso cara de extrañeza- sí tonta del culo, a María, la hija…

- ¡AH! ¡Sí! Me lo ha contado “La Pelos”, que, aunque ella no lo ha escuchado directamente, se lo ha contado de muy buena tinta una persona que estuvo muy cerca de ella ese día.

Juan que como todos dentro del casal no se perdía ni una sola palabra de lo que ahí se estaba diciendo en ese momento, por meter cizaña preguntó a las mujeres en voz alta.

- Y, ¿A “La Pelos”, quién se lo ha contado? - Una sonrisa malintencionada surgió en su boca.

Ambas mujeres se miraron unos momentos, preguntándose la una a la otra, ¿Quién iba a contestar? Después de esos segundos, Ana, que parecía la más lanzada de ambas mujeres, comenzó a decir.

- Si no me lo han dicho malamente, y no creo que se hayan equivocado, a “La Pelos” se lo ha contado una mujer que lo había oído en el mercado cuando estaba comprando bacalao en la tienda de Jaime.

Juan se rió un poco para sí mismo, pues el tema estaba volviéndose un poco raro. ¡Al menos un poco oscuro!

- ¿Qué mujer?

- Pues no sabría decir…

- ¿Lola? -Preguntó de nuevo Juan.

- No. Creo que no. Me parece que esa mujer es muy vieja… y no creo…

-¿Lucía? La mujer de Fermín.

- ¡No hombre no! La mujer de Fermín es muy buena amiga de la familia de “El Moña”. Igual esa mujer del pelo blanco…

-AH! ¿Doña Amparo? ¡Claro! Esa mujer siempre ha tenido una boca… ¡Dijo Juan!

- ¡No! Doña Amparo. ¡No! Es muy buena amiga de mi madre… y la conozco muy bien… ella no ha podido ser… -Casi chilló Ana. Sabía que estaba metiéndose en un lío.

- Pues… entonces… -Juan no podía aguantarse más la risa.

- ¡Bien! La verdad es que no se qué mujer ha podido ser… ¡Pero si lo ha escuchado “La Pelos”, y nos lo ha contado a nosotras!, ¡Para mí ya es bastante! ¿Por qué nos iba a mentir?

- ¡Ya! - Exclamó Juan- Esto es porque lo que dice “La Pelos”, una mujer que siempre ha tenido la boca más grande que un buzón de correos, -Dijo Pepe riéndose- es palabra de rey para ti.

En el casal se produjo un momentito de silencio, era como si hubiera pasado un ángel.

El ruido del motor del congelador al ponerse en marcha, rompió ese exagerado silencio.

Después de ese momento de intenso silencio, las dos mujeres comenzaron a hablar de la ropa que se habían comprado en el mercadito de la plaza. Sin querer hablar más del tema.

Al casal entró un joven que le pidió un refresco de cola a Pepe, el cual se lo puso, el joven lo pagó, y mientras se iba hacia la puerta de nuevo para ver si veía a cualquiera de sus compañeros, Pepe comenzó a hablar con Juan del partido de fútbol de ayer y de cómo su equipo había hecho el mierda delante de un equipo pequeño y en los puestos de descenso.

“El Moña” sin dejar de mirar a Toni con cara de mala leche, parecía que quería comenzar a decir cualquier cosa a Toni, y seguro que no bonita, pues el agravio que le había hecho a su hija era imperdonable. Mientras, poco a poco se iba arrimando a él.

Toni seguía callado, no quería decir nada, pues él sabía que todo aquello era mentira y un cúmulo de despropósitos, los cuales realmente no sabía por qué se había formado alrededor de él.

“El Moña” abrió la boca, ¡Se había decidido a decir… lo que tenía que decir!, pero en ese mismo momento también se abrió de nuevo la puerta del casal y por ella entró María dando saltos de alegría. Enseguida llegó donde estaba su padre, que poco a poco se había arrimado peligrosamente un montón a Toni.

- ¡Hola papá! ¿Sabes? Toni tenía razón.

“El Moña” se quedó parado y perplejo, pues hasta ese momento lo que le hubiera gustado era darle a Toni unas cuantas bofetadas, pero ahora… ¿Qué estaba diciendo su hija? Que… ¿Toni tenía razón?

- ¿Qué dices? -Interrogó su padre.

- ¿Qué no te has enterado? ¿No te lo ha dicho nadie? Ayer por la tarde, Toni me dijo que llevaba un vestido bastante feo para lo guapa que siempre he sido, ¡Favor que me hace! -Miró a Toni que estaba a su lado y se agarró de su brazo- y resulta que mi novio también me ha dicho lo mismo, así que lo he devuelto a la tienda y me he comprado este pantalón y este jersey. ¿Qué te parece Toni?

Toni sonrió sin decir nada de lo que en ese mismo lugar hace unos pocos minutos le habían dicho. Miró a la chica que hermosa y jugosa estaba delante de él con los brazos hacia atrás mostrando la ropa nueva a Toni. Pepe y Juan no se perdían nada de la escena.

- Ahora sí que has dado en el clavo, esos pantalones y ese jersey te sientan de maravilla. ¡Ahora sí que llevas una ropa bonita!, pero nunca tan bonita como tú…

Toni había visto crecer a María, pues a las pocas horas de nacer ya la había tenido en sus brazos, y era como una hija para él.

María le mostró la ropa a su padre, preguntándole a él también su parecer sobre la misma, y éste le dijo unas cuantas cosas bonitas. La chica pidió una botella de agua y le dijo sonriendo a Pepe, que su padre la pagaría, y tan contenta como entró al casal, salió del mismo a esperar a sus amigos y a su novio. ¡Hoy se encuentra muy bonita!

Un descomunal silencio de nuevo se produjo dentro del casal cuando María salió del mismo y la puerta se cerró detrás de ella.

Las dos mujeres, Ana y su amiga, se alzaron de sus sillas y poco a poco, sin decir nada a nadie, se fueron casi a escondidas.

Juan no dijo nada, le dio otro sorbo a su cerveza y miró de reojo a Toni.

“El Moña” de nuevo quiso abrir la boca, pero en esta ocasión para pedir disculpas a Toni… pero Toni no quiso hablar con nadie.

Miró a su alrededor, unos evitaban su mirada, mientras que a otros le daba lo mismo que fuera verdad o mentira lo que había sucedido, el rato divertido que habían pasado, ya no se lo quitaba nadie.

Toni dijo adiós con voz triste y se fue. Él ya estaba pagado, él ya se consideraba pagado desde que María entró al casal, y pidió su aprobación para la ropa que vestía.

Moraleja

Radio Macuto, siempre suele ser gente que no sabe de lo que está hablando, que no sabe quien o quienes lo han dicho, y que en general no tienen ni idea de lo que están diciendo y que lo mejor sería que se callaran para no meter cizaña entre nadie.

Pero lo peor del caso, es que esa gente disfruta mucho con decir lo que no sabe, y afirmar y reafirmar lo que nunca ha visto o escuchado, pero peor todavía, o sea, lo peor de lo peor… es que encima de eso, siempre hay gente que se lo cree todo.

Siempre, lo mejor no es creerse lo que dice Radio Macuto, sino ir a preguntar directamente a quien se ha de preguntar para aclarar el posible error.

 
 
 
     
   
 
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