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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
RAMÓN GREGORIO PÉREZ BRICEÑO
 
Poemas
 

Alberto Petisco Vidal

Ramón Gregorio
Pérez Briceño

Cabimas, Estado Zulia (Venezuela)

Te encontré

(Jotabé con estrambote)


Prestemos atención a lo vivido
te encontré en el refugio del olvido.

Son como nubes de algas en creciente
pintadas en orlas y halos durmiente
que esconde tu cara luna corriente
dulce frenesí es mi desvelo ardiente.

Tras tus pasos ligeros de gacela
y el roce de las hojas de ciruela.

Tú la encantada ninfa de azul fluido
que vive entre rocas y algas hiriente
yo, tu sapo del fangal de canela.

El anfibio que cela
nadando bajo un sol negro en su ocaso
al ver las hojas de otoño a su paso.



En la estancia del infinito cielo


(3 Jotabé)


I

En el azul témpano dormité
celajes en la guardilla agité.

En la estancia del infinito cielo
un fulgor y brillo sopla el desvelo
balsámicos aromas de ciruelo
ansiosa la luna perdí el anhelo.

Con el ámbar colgado en la garganta
un espectro me cubre con su manta.

No puedo levantarme y lo intenté
miro y suplico oh, Dios de mi consuelo
y un amén divino eco se decanta.


II

La alquitrana alborada en su barcaza
ya ni si quiera su brillo me abraza.

El pedestal cóncavo se hace oscuro
como ovalo incita el deseo impuro
en el sueño un Ángel me transfiguro
aguas en pacto con afán purpuro.

Un mar apaga la sed del destierro
mil estrellas en envolvente fierro.

Artemisa en la cenefa de braza
sin espacio y tiempo mar claroscuro
su figura se divisa en el cerro.


III

Y salen los alcores de amarillo
que brota de sus entrañas con brillo

posando completamente desnuda
parece una urbe vacía nervuda
mi pincel pinta con hojas de ruda
su candidez y etérea voz muda.

Su cuerpo impregna de aromas el suelo
he entrado en ahogo y ferviente vuelo.

Despierto de este sueño azul y un grillo
escondido en las hojas de Neruda
y los mirlos graznan y entran en celo.



En el palacio del eterno


(3 Jotabé)


I

Construido en mármol y hojas de papiro
y piedras que brillan como zafiro.

Trascendiendo las épocas de invierno
nopal, castaños, espigas de cuerno
y los cerezos lejos del averno
desperté en el palacio del Eterno.

No hay dogmas, temor ni el vil pensamiento
tampoco el ego, ni el viejo argumento.

En el jardín boreal un suspiro
agita el chispazo del amor tierno
y el rosal en solaz avivamiento.


II

Y el árbol del bien con aire risueño
canta elegía en su albur y diseño.

¡Que pase la alborada en su latido!
las flores del cerezo convertido
corazón de cantor y Alma vertido
y los silencios con su eco invertido.

¿Qué hacen en este vacío glaciar?
Contamos las estrellas por millar.

Cada vez que el abismo bate el sueño
la gravedad lo aguanta en su barrido
y la santa señal en su artillar.


III

Absorto por el sol de sus portales
y su luna, azules como glaciales

tardío otoño derretido interno;
cerros de cuarzos pasan por el cierno
capullos de sol en pétalos tierno
el eco sutil aturde al infierno.

Solo el Eterno alaba con euforia
y lo creado no se vanagloria.

Sus amplios salones con sus cristales
llenos de historia en solaz abaderno
y el Ángel en coro canta la gloria.



Asumo el reto


(Jotabé tetradecasílabo)


El colibrí se zambulle sin miedo discreto
admiro su valor en el húmedo secreto.

La sociedad y sus cánones son depravados
se deleitan con la fabrica de atormentados.
Podré separarme de los caminos marcados
distanciarme del encofrado cielo abrumados.

La brújula me lleva al cálido mar y amigo
las olas se mecen en un regocijo abrigo

y abandono el leñoso fardel y asumo el reto
vaciar de mi mente la carreta de enunciados
el mar los trasmuta y me libran del hosco espigo.



Urbe de aromas


(Jotabé dodecasílabo con estrambote)


La brisa baña tu cuerpo urbe de aromas
nuestro amor es como el río de las lomas.

El de rosas te perfuma con dulzura
el de pétalos se ciñe a tu cintura
flor de tilo… ven callada con cordura
a satisfacer tu cuerpo en mi moldura,

que pasa por el cedazo de tu boca
somos los amantes del pilar de roca.

La cartuja de olmos y pardas palomas
que animan con las garzas desde la altura
con el eco y voz de la gruta barroca,

y un beso nos provoca
los lirios rojos se abren al madrigal
tu prima Antonia nos vio en el pedregal.



Dios creyente


(2 Jotabé dodecasílabos con estrambote)


I

Respira, si…Hazlo con quedo sostenido
que la pausa salga de tu pecho ardido.

Y para las correrías de la mente
sin diferenciar el impulso envolvente
ni los ecos del sonido disidente
en el resol, años de luz Dios creyente.

Absorto sin tiempo en su meditación
separó la conciencia en cada estación.

Develando el ilusorio ego inducido
volteó la mirada al monte acudiente
e inoculó el germen de la creación.


II

Dejando atrás el duro y severo invierno
el infinito fue hecho por el eterno.

En el llano o vacío del universo
el origen de su boca expreso en verso
y en un relajante suspiro disperso,
exhalo un soplo divino, claro y terso.

Caminemos sobre la cálida arena
y mira el sol en su ocaso que el mar truena.

Sin tiempo y lejos del ruido sempiterno
Dios en su quimera creó lo diverso
y labró su gesta de hacer la colmena.

Y en el mar una pena
¡oh, mi Dios único! Te doy mis tormentos
y has con ellos una montaña de vientos.



Tu sendero


(2 Jotabé tridecasílabos)


I

En tu sendero imaginario florecido
me extasío en el canto del jilguero ardido.

Albas huellas que se cruzan en la distancia
en tus noches áureas de sensible infancia
en el pastel del intenso azul cielo estancia
en el librillo de poemas y fragancia.

En un profundo eco melodioso y seguro
que truena como tambor en tu sol oscuro,

en los lindes del beso puro redimido
en tu óleo níveo de figura rancia
muerdes con ansiedad el deseo purpuro


II

tallado en el diminuto y blanco cerezo
corazón mágico eres mi sensible rezo.

Y la distancia pulveriza mi armadura
farallón de tus senos cándidos madura
mi amor eterno descansa en tu colgadura
y en la alacena de mis secretos perdura.

En mis calcetines negros un presto abrazo
y en la melancolía de un brillante trazo.

Destilo y resuello el roto llanto bostezo
en las alianzas de un te quiero con cordura
soñé, que soñé, morí y morí en tu regazo.



Cuando te conocí


(2 Jotabé dodecasílabos)


I

Cuando te conocí mi dulce jazmín
yo no era un mozo y párvulo del jardín.

Estaba colmado y lleno de latido
le pedí a la noche su ánimo fundido
al ocaso de ayer su sol encendido
y a la luna de hoy tu nardo redimido.

No permití a mis instintos ir de prisa,
el mutis se cubre con hojas de risa,

y mueve su domo el nogal serafín
por donde el águila real hace nido
te vi, y tu mirada altiva fue una brisa.


II

Y subí a la montaña rusa armonía
del antiguo parque alegre sinfonía.

Fue un viaje de ensueño; el céfiro soplaba
el asiento de acero nos sujetaba,
las piernas se enlazaban y me apenaba
el sudor nos acarició y te miraba,

y los vagones danzando su destino
empezamos a entretejer un camino.

Me libré de las épocas de agonía,
la soledad quedo muy atrás, y te amaba
oh mujer desde ahí ya fuiste mi trino.



Más allá del cielo


(2 Jotabé tridecasílabos)


I

Más allá del cielo un abismo de arrogancia
hace jadear al mar y rompe la estancia.

Navego atado a mi presente existencial
debajo de los bordes del sol demencial
alzan el navío de forma exponencial
es tarde y remo con el astil presencial.

Las plagas azules devoran las sardinas
entran en pánico un cardumen de corvinas,

las aves emigran al este con prestancia
sus alas se elevan con brío celestial
y me llevan hasta las costas azulinas.


II

Los juncos del impresionado mar escudos
de arcos marinos fondeados y desnudos.

La equidad tasa los hilos de oro del alma
mis nervios guerrean por encontrar la calma
en medio del vacío las vigas empalma
de corrientes marinas y cálido talma.

Como olvidé el atlas y el mapa del camino
si de niño soñé con un mar color vino

y sin amor; me alejé con mis labios mudos
la lluvia de mayo azota la playa y enjalma
su vigor fundido con éxtasis divino.



Pecado de la piel


(3 Jotabé dodecasílabo)


I

Cuenta la Biblia que la piel se agujeta
en hipados de dolencia, pues se agrieta.

Algún pecado han podido cometer…
¿Acaso adoraron el amanecer?
¿Acosaron a Moisés por su querer
en un Dios bueno luz del atardecer?

Oh, Jesús creador, por qué sufren tanto
la vida del fiel leproso si es de espanto.

La piel es el templo diría el asceta
es sostener la rosa del renacer
y al ocultarse el sol se libera un llanto.


II

Las cejas se abaten y la piel se quema
Levítico nos habla de esa postema.

Al frágil lacerado ¿hay que confinarlo?
¡Es razonable tener que abandonarlo!
urde la miseria ¿podremos marcarlo?
Tristeza, ahogo y llanto a ellos hay que amarlo.

Pobre sistema inmune se vuelve crónico
triste en el umbral del ideario hedónico.

En esta vida todo es un teorema
hoy en día todo hay que comercializarlo
el morbo de la sociedad es diacrónico


III

Individuos incursos en genocidio
la crueldad del aborto y el infanticidio.

El poder público y la malversación
políticos que violentan la nación
el hambre que origina la comisión
ah, y la anomia de la ética en plena acción.

De ahí que diga, la lepra como mal
no es un castigo divino… Es terrenal.

La lepra de hoy…Es ego, yermo, miedo y envidio
la del viejo testamento es abrasión
la del ego cuece el aliento vital.



Deja la lluvia caer


(2 Jotabé)


I

La lluvia del sur riega los parajes
y el cielo se abraza con los celajes.

Recorriendo un estirado camino
centellas pasan por el monte andino
irriga de aguas el llano azulino
y se empalma con el mar anodino.

La lluvia hace volar el fresco frío
y el pensamiento se llena de hastío.

Extraño la lluvia liar los follajes
pues llegaba con rigor matutino
cubriendo el valle azul y el sembradío.


II

Pero la llovizna de este último año
se vino cargada de desengaño.

El vil verano seca los magueyes
el labriego sin la yunta de bueyes
el cabildo pide a Dios y a las leyes
¡Regresen nubes! al valle de Reyes.

Oh, mi Dios genio de la noche y el día
deja la lluvia caer con porfía,

sobre las flores de verdes estaño
en el pico espejo de los virreyes
por donde vive mi Dulce María.



Barco de papel


(3 Jotabé)


I

Llegaste en una mañana de junio
lleno de tesoros en plenilunio.

En tu popa el sol guardó su secreto
la inhóspita selva fue tu boceto
oh, corsario, el mar azul está inquieto
sus aguas densas te ven con respeto.

Al otro lado ¿trabajan la tierra?
¡Acaso los hombres hacen la guerra!

La luna poetisa en su infortunio
interés se acuesta con el coqueto
cielo azul y a su destino se aferra.


II

¿Cómo navegaste el mapa toscano?
¿Cómo sorteaste el fuerte verano?

La brisa en suave columpio de un mar
que arrastra la cuesta sin olvidar…
¿Las campanas dejaron de sonar?
¿Cuándo la luna dejó de alumbrar?

Cuando te vayas barco de papel
el recuerdo, déjalo en tu bajel.

Mantén la brújula y guía en tu mano
si adviertes tierra deja de remar
aquí te esperan los frutos de miel.


III

Más allá de tu sol fulgor avista
cuídate de la pasión fatalista

es el más grande tratante de sueño
Capitán piense con aire sureño
cuente las aves, el coral y el leño
y las estrellas con total empeño.

El bergantín los crio con esmero,
gran navío que surcó el mar primero

portando el emblema colonialista
ibérico en contra del pueblo isleño
por el dominio de este mar costero.



Corazón latido


(Jotabé con estrambote)


Mil violines para mi flor de ortiga
en mi pecho tu candidez se abriga.

Esencia de vainilla dulce prado
corazón latido y acaramelado
bajo el esplendor sol maravillado
quisiera ver tu cuerpo reposado,

con mis ardores e ímpetu profundo
brillos y fulgores de un nuevo mundo.

En el cerúleo valle de espiga
me senté a soñarte nardo mimado
¡Solo reías! Con aire fecundo.

Y te amé por segundo
con mis arrebatos y ardor boyantes
y destellos de luceros errantes.



Átame


(2 Jotabé Dodecasílabo)


Átame y desnúdame con rosas rojas
en cada pétalo y rumor de sus hojas.

Azótame con tus capullos dormidos
hasta sentir los calores derretidos
tú… la princesa de arrullos y gemidos
la blanca perla de labios florecidos.

Tu candil y risueño rostro de aurora
me aguarda en ese mar saliente que añora.

En esta noche de reinados deshojas
tu intimo secreto en ardor y berridos
en el altar de girasoles aflora…


II

Tus senos como botones en solsticio
mirando la luna por un orificio.

Acaso tu eco marino de delirios
nos ha de servir para soplar los cirios
en este carrusel de nardos y lirios
el jardín acróstico de azul colirios.

Crisantemos esencia raza y silvestres
arriba de tu vientre y muslos ecuestres.

La ninfa de mis osados acaricio
cuando nos fundimos nacen los martirios
como eco tallado en tus grutas rupestres.



En el río los altos


(Jotabé)


En el río los altos nos besamos
y en la sombra del cedro nos amamos.

En las aguas del fresco río hay botes
como una rosa desflora sus brotes
tus besos cálidos de azul azotes
y verte en la mezquita entre barrotes.

Venid, veo tu cara de Amor fluir
confiado en tu delicia de gemir.

Las hojas caen y nos acosamos
desfilan por tu piel islas e islotes
y una provincia amplia para vivir.



En esta cama desolada

(2 Jotabé)


Aquí estoy en esta cama desolada
como lo hace el sol en cada brazada.

Y la lluvia amontona su afonía,
en el riachuelo cuando fuiste mía.
Oh, mi deseo, albor, mi poesía,
en tu mirada vive mi agonía.

Tus besos son la razón y existir,
mi ardor, mi deseo y mi devenir.

Mi devoción se abolla en cada aguada
recordando tu rictus de alegría.
Sigo delirando, ¿Toca partir?


II

Oh, Dios de mi afecto, no me abandones
de ella solo recibo bofetones.

La quise tanto pero estoy perdido
quizás la fiebre me pone afligido
nace de tu mar las gotas de olvido
mujer del sur me doy por aludido.

Brújula y mar en época de hastío
en cada gesto de tú sol sombrío.

Y te arrullé en las noches de balcones.
Tú, mi esperanza ¡Vendrás a mi cuido!
con el mirador de luna y rocío.



A mi madre


(Jotabé decasílabo con estrambote)


Tú separación me dejó triste
me azoré, y turbé, no me seguiste.

Y me sofoqué en delirio tierno
tendido sobre tu lecho eterno
te animé con grito sempiterno
sin su flor enmudeció el invierno.

Los Ángeles y silbos gimieron
los hierros y loros no se oyeron.

Un viento se hizo llanto y caíste
mi soplo se perdió en el infierno
y mis gritos de ave se perdieron.

Y los sueños se fueron
a tu memoria le llegó la hora
Infame el destello de la aurora.



Los años pasan

(Jotabem)


Los años son como rueda,
molinos por tu vereda.

Hasta ser sobrecogido
las flores rojas se han ido.
Los años son serrín fluido
y abaten mi rostro ejido

y se disipan, oh, aromas
olor perdido en las lomas.

En el parque la alameda
miré tu semblante ardido
y eché volar las palomas.



La alquitrana Luna de octubre


(Jotabé)


El pálido céfiro se apostó
en el estante azul y comentó:

la zafia luna entra por la ventana
corteja con la corriente toscana
un cielo azul añil como campana
y un efebo astro adorna a la sultana

y escudriña con escondrijo invento
del bergantín el dúctil aposento.

Tiene a la noche como un tanteó
en medio de la embrollada sabana
y de amigo al vil y rufián Sarmiento.



Olas y murmullos

(Jotabé)


Siento el aletear del sol nervudo
y el prudente fuego y fulgor desnudo.

Se tocan coral, olas y murmullos
golondrinos con lienzos y marullos
y en el umbral azul de los garullos
me hizo sufrir y padecer de aúllos.

Con vil embeleso y pasmo nocturno
atado y ligado al mar taciturno.

Luna de Malú gírame un saludo
en esta noche espero tus arrullos
para no vivir cautivo en saturno.



Te esperé con delirio febril

(2 Jotabé)


Aquí estoy en esta cama desolada,
como lo hace el sol en cada brazada.

Y la lluvia amontona su afonía,
en el riachuelo cuando fuiste mía.
Oh, mi deseo, albor, mi poesía,
en tu mirada vive mi agonía.

Tus besos son la razón y existir,
mi ardor, mi deseo y mi devenir.

Mi devoción se abolla en cada aguada
recordando tu rictus de alegría.
Sigo delirando, ¿Toca partir?


II

Oh, Dios de mi afecto, no me abandones.
De ella solo recibo bofetones.

La quise tanto pero estoy perdido
quizás la fiebre me pone afligido
nace de tu mar las gotas de olvido
mujer del sur me doy por aludido.

Brújula y mar en época de hastío
en cada gesto de tu sol sombrío.

Y te arrullé en las noches de balcones.
Tú, mi esperanza ¡Vendrás a mi cuido!
con el mirador de luna y el rocío.

 
     
   
     
 
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