Bailarina de cristal

(2 Jotabés dodecasílabos)


La protagonista de mi cuento de hada,
¡Sí!, tú mi pequeña princesa encantada.

No te apenes más, mi preciosa doncella
que el tiempo pasa como fugaz estrella;
regala tu sonrisa, plasma tu huella,
olvida el desdén que ahora te atropella.

Altiva, valiente, firme, valerosa,
corta tus espinas, comparte la rosa.

Mi consentida, traviesa embelesada,
tú, mi candil que sin vacilar destella,
bailarina de cristal…siempre amorosa.


No dejes que nadie quiebre tu camino,
recuerda: solo tú, labras tu destino;

no te di la vida para verte hundida,
y de tus hojas, ninguna enmohecida,
y si la vida te azota entrometida,
aquí estaré yo, cual madre forajida!

Hoy, llora nena lo que puedas llorar;
mañana te buscaré para bailar.

¡Mariposa! tan fuerte como imagino,
abre voraz tus alas; no habrá caída,
te esperaré, pero hoy... tienes que volar.



Adultez

(Jotabé octonario o hexadecasilabo)


Aterrada frente al espejo, busco mi alma radiante,
y lo que encuentro es una mirada oscura delirante.

Creo que la niña inocente subastó su dulzura,
vendió por míseros centavos entera su ternura,
se cubrió toda con el manto ingrato de la locura;
abrumada perdió el rumbo, pudrió toda su cordura.

Siento miradas fulminantes; culpable de su invierno;
lloran los desdichados que agonizan en el infierno.

¡Maldita adultez, madurez risible y beligerante!
que con crueldad me impides ver de las flores su
[ hermosura,
y entre la locura y la cordura ¡Ay! ya nada discierno.