Quishpe
Oña Jaime Oswaldo
Ecuador |
El odio
(Jotabé)
Resisto con esos momentos de odio,
pues lucharé por estar en su podio.
Con ella el rencor me sabe divino
embriagante como el sabor del vino.
Ya la siento aquí, casi lo adivino,
Dios ya con su corazón intervino.
Ya dibuja su sonrisa el amor
y no puede estar siempre el desamor.
Ya vencí, cambiaremos de episodio.
Todavía no triunfas, me previno
No; pero ya aliviaré tu clamor.
Abandono
(Jotabé)
Siete de la noche, la obscuridad
Me hace volver a la realidad
Ayer me abandonó, se fue la dama.
Mi estoico corazón me la reclama,
yo la descuide por buscar la fama
y convertí mi vida en este drama.
Lo acepto perdimos, perdió el amor.
Mi felicidad solo es un rumor.
Amanece, otra vez la claridad,
su mágico recuerdo no me llama
y para buscarla, siento temor.
El fusilado
(Jotabé)
Con esa precaria y extrema locura
se precipitó por la sepultura.
Hizo todo para ser bien amado,
pero cada vez resultaba odiado.
Ese sistema lo había juzgado,
gritó su verdad y fue fusilado.
Su cuerpo libre agoniza en el suelo,
pero su virtud ya levanta vuelo.
Una sociedad enferma y sin cura
a otro valiente había asesinado,
y él, solo con muerte tuvo consuelo.
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