Goce atrevido

(Jotabe dodecasílabo)


Hoy que estás tan cerca, quiero confesarte
ante tu mirada, mis ansias de amarte.

No olvido ante todo, que eres ser prohibido.
Despoja mis miedos, después mi vestido,
todo irá cayendo tras tu recorrido
tomarás mi cuerpo, con goce atrevido.

De esta ardiente entrega, la luna es testigo,
en diversas poses, no te contradigo.

Consumado el acto, quiero aprisionarte
que junto a mi pecho sientas mi latido
al hacerte mío, mi lecho bendigo.



A través del cristal

(Jotabé)


Te conocí en el verano pasado
y en octubre, me había enamorado.

Sólo te veo a través del cristal,
con esos ojos de toque sensual
y tu apariencia viril y otoñal,
eres lo que llaman «amor virtual».

El celular es mi fiel compañero
cómplice al decirte, ¡cuánto te quiero!

Nuestros labios aún no se han besado.
Si fuera arduo un encuentro presencial,
será prueba del fervor verdadero.



Varón encantador

(Jotabé Numérico)


Varón encantador de mil suspiros,
los ojos de tu faz son dos zafiros.

Si tan sólo una ocasión me miraras
y diez besos de amor me regalaras,
con millón de caricias cobijaras
mi piel que por veinte noches, tocaras.

Por cinco atardeceres te he esperado,
cuando el reloj, las siete ha registrado.

Plasmaré cien poemas en papiros.
Añoro que en cinco albas tu me amaras,
despertando en tres poses a tu lado.



Despecho y olvido

(Jotabemo Rimispal)


I

Han transcurrido otoños imborrables
compartiendo momentos adorables.

De pronto, me di cuenta que mentías
descubrí tus funestas fechorías,
esas calles de pronto están vacías
se fueron mis marcadas alegrías.

Me atormenta el dolor de haberte amado
pues mi piel y mi cuerpo te he entregado.

Hoy se que mis sentires son culpables
de admirar tus fallidas gallardías
y engrandecer tu ser tan despiadado.


II

Ya dejé atrás los días imborrables
tus sonrisas fingidas y adorables.

Las frases y promesas que mentías,
tolerando tus crueles fechorías.
Mis estrofas para ti están vacías
¿Cómo puedo obtener mis alegrías?

Tu existir inmerece ser amado,
no valió la pena haberme entregado.

Maldigo a mis impulsos tan culpables
por el embeleso a tus gallardías,
empoderando a tu ego despiadado.



Refugio boreal

(Jotabé)


Ya se pintan los árboles dorados
dejando sus atuendos floreados.

En México, es octubre de romance
el amor nos mantiene en dulce trance;
deteniendo el reloj y que no avance.
Entretiempo y nostalgia como lance.

Atardecer bañado de esplendor
bajo rayos marrones de fulgor.

Refugio boreal de enamorados,
paisaje celestial que nos da alcance
contemplando al Dios Atum con fervor.



Primicia de un anhelo

(Jotabea)


Esta ansiedad que mata, por ver tu lozanía
envuelta en tu furor, embriago de tu hombría.

Ven, colma mis placeres, mi varón anhelado
y devora mis pieles, como buitre barbado
elévame a tu cielo, consérvame a tu lado
dueño de mis deseos, eres mi ser alado.

Caricias que acompasan, al ritmo de aranjuez
me envuelves con tus alas, cual mi primera vez.

La noche ya pasó, ya llega un nuevo día,
amanezco contigo, mi bardo enamorado
hoy que soy tu mujer, no existe timidez.



Esperanzas

(Jotabem)


Esperando el fin del año
dejando atrás todo el daño.

Con renovada esperanza
implorando la bonanza
añorando la templanza
que venga a mi sin tardanza.

Mi oración al creador
que también llegue el candor.

Avanzar otro peldaño
con ilusión y romanza
y en mi vida esté el amor.



Piel de otoño

(Jotabé)


El otoño en mi piel tengo impregnado
para escribir un verso enamorado.

Suave caricia en roce que me toca
sublime inspiración que me provoca
ahogándose tu nombre entre mi boca
sólo en este silencio que te evoca.

Ven, que mi piel de otoño está cautiva
en esta entrega ardiente y tan furtiva.

Eres mi caballero enamorado
que a mi ser y mis ansias vuelve loca
induces que mi piel por tí reviva.