Ángel Raúl
Morinigo Inchausti
Ciudad del Este
(Paraguay)
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Estelas del corazón
Poesía del antiguo Egipto
Estos poemas en Rima Jotabé están basados en traducciones al español de los poemas del antiguo Egipto, cuya datación aproximada de los poemas originales, se sitúa hacia el año 1500 a.C.
(Fragmento)
Canto l
(Jotabé tetradecasílabo)
Eres bella flor del Nilo, mi amada mujer,
tus ojos tienen la luz del nuevo amanecer.
Bajo la protección de *Ra, tu piel luminosa,
resplandece sobre la ribera prodigiosa.
Tu cuello largo y fino de garza candorosa,
sostiene tu cabeza de cabellera hermosa.
Palabra superflua jamás dijo, amada mía,
tu boca llena de encanto y grácil armonía.
Tus piernas, doradas como el trigo al florecer,
sostienen la matriz de la vida generosa,
como una flor de loto de eterna sincronía.
* Ra: dios del sol en el antiguo Egipto.
Canto II
(Jotabé tetradecasílabo)
Tu lánguida cintura preserva la belleza,
tu caminar suave es de la más pura nobleza.
Amada mía, tu amor llena mi corazón,
amapola de mi dicha, clara ensoñación.
Solo *Qadesh conoce de mi ardiente pasión,
Y cuando lejos me encuentro, verte es mi ilusión.
Por cruzar el desierto la sed aguantaría...
Pero sé muy bien que sin tus besos moriría.
Yo te ofrezco con esta vasija, la pureza,
del amor que brota del alma con emoción,
también te ofrezco mi ser, que canta de alegría.
* Qadesh: diosa del amor en el antiguo Egipto.
Canto IIl
(Jotabé tetradecasílabo)
Con tu voz, mi amado, turbaste mi corazón,
llenándome el pecho con una ardiente pasión.
Cerca de la casa de mi madre está tu hogar,
ganas tengo, pero no te puedo visitar,
mi corazón se rehúsa, no quiere esperar...
¿Qué diría mi madre? ¡No quiero ni pensar!
Amado mío, la luz de tu amor me arrebata,
el deseo de tenerte en mis brazos me mata.
Que la dorada *Hathor bendiga nuestra unión.
Que mis padres felices sean al contemplar,
el amor que por toda la eternidad nos ata.
* Hathor: diosa del cielo y del amor en el antiguo Egipto.
Canto IV
(Jotabé tetradecasílabo)
Corazón mío, quiero contemplar la hermosura
de sus labios, cuando su boca de amor fulgura.
En su casa permenezco sentada, esperando;
a Mehit con su carroza la encontré pasando,
rodeada de sus muchachos, iban cantando;
no sé cómo evitarla; pero me está llamando.
No quiero saludarla, mis pasos van al río.
¿Por qué no saludar a *Mehit, corazón mío?
Porque si la saludo, entenderá mi premura,
y le revelaré: ¡Soy tuya, me estoy quemando!
Y me dará a un muchacho de su caserío.
*Mehit: diosa del antiguo Egipto.
Al otro Yo
(Jotabé tetradecasílabo)
Bebiendo de la sombra, muchas veces he muerto,
sumido en la ignorancia, fluyo por el desierto.
¿Cómo podré darte la voz, esencia de vida,
para vestir, tu etérea presencia escondida,
en la profundidad de la noche compartida,
si la luz de la palabra se nos fue prohibida?
Ángel, aquí no hay luz, sino vasta oscuridad,
más vasto que el dolor de tu amarga soledad.
Te digo más: a tiempo que el jardín está yerto,
la campana del monge permanece dormida;
aquí llorarías... porque todo es vanidad.
El tiempo y Endimión
(Jotabé tetradecasílabo)
Duermen las ovejas; cuenta estrellas el pastor
hace frío... pero el viento juega a ser cantor.
El tiempo, viejo ermitaño se sienta a su lado,
canoso de silencio, de soledad cansado,
y contempla la dicha de quien cela callado,
el apacible sueño que camina en el prado.
El tiempo fue testigo que una vez *Endimión,
dormido... a Selene le robó el corazón.
Y siendo su amigo, le acompaña con dolor,
ya no podrá contar estrellas, enamorado,
pues juntos han llegado, a la postrera estación.
*Endimión: Una noche, cuando el joven y bello pastor dormitaba en una cueva, Selene pasó con su carro por el cielo. La luz que emanaba entró repentinamente en la cavidad, y la diosa pudo observar el cuerpo dormido de Endimión. En ese mismo instante se enamoró de él.
Fuente cristalina
(Jotabé Anre)
Jotabé Anverso
Florida musa, la que dulce canta,
vida vertiendo, pesares espanta.
Poesía de cristalina fuente,
fantasía de camino silente,
pleitesía rendiré, diligente;
ría canora, celestial afluente.
(¡Soledad, soy nostálgico dolor!)
(¡Brevedad, soy melódico fulgor!)
Dormida luz de lírica garganta,
viviría feliz eternamente,
sonoridad siéndote, ruiseñor.
Jotabé Reverso
Canta dulce, que la musa florida,
espanta pesares, vertiendo vida.
Fuente cristalina de poesía,
Silente camino de fantasía;
diligente rendiré pleitesía,
afluente celestial, canora ría.
(¡Dolor nostálgico, soy soledad!)
(¡Fulgor melódico, soy brevedad!)
Garganta lírica de luz dormida,
eternamente feliz viviría...
Ruiseñor, siéndote sonoridad.
Brumas
(Jotabé tetradecasílabo)
Esta ciudad de ciegos, ¿cuándo he de abandonar?
Soy menos que un perro, siquiera puedo ladrar.
Por callejas grises y brumosas, con frecuencia,
empañado, vi quebrarse el cristal de la ausencia,
plena de oscuridad en la mísera existencia;
ni vestígio del hombre que una vez fue conciencia.
Vivo bajo el puente escuchando el río correr...
A mi lado, el otro río... va al atardecer.
Mi amarga desnudez jamás pudieron notar,
me nutrí con el rocío de la indiferencia;
entre ciegos, ciego y mudo tuve que nacer.
Pan te ha llorado
(Jotabé tetradecasílabo)
Callado, el dulce arpegio de tu canto bucólico,
¡oh pastor! Sin cesar te busca Pan, melancólico.
Ya no duerme la siesta por tu voz arrullado,
ni sonríe feliz pasando quedo a tu lado.
Triste dice, mirando la tienda que has dejado:
¡Oh Pastor! ¿Por qué de tus sueños has despertado?
La colmena de la montaña de miel rebosa,
¿dónde está? - Pregunta la ninfa a la mariposa.
Y solo responde el eco de tu canto eólico,
¡oh pastor! Guiando el rebaño por el verde prado;
Pan te ha llorado, mientras te florece una rosa.
Verso olvidado
(Jotabé tetradecasílabo)
Yo guardo un verso, cuyas palabras he olvidado,
no recuerdo al poeta... tal vez era Machado.
Sé que tenía sombras, naranjos y jazmines,
y verdes prados con melancolicos violines.
Aunque vaga, la memoria, veo los jardines,
que cuidaban celosos, ígneos serafines.
Nada más sublime contempló mi corazón,
ni más elemental que la pura ensoñación.
Aquel verso, con el tiempo se ha multiplicado,
y se sumaron coros, aedos y arlequines,
desde los confines de la sacra inspiración.
Al coloso Luís de Góngora y Argote
(Jotabé tetradecasílabo)
Nacer te vió Córdoba, en poeta convertido;
de las letras, coloso, genio controvertido.
Del pastoril romance de fúlgida belleza,
emprendió vuelo tu pluma, con delicadeza,
y valles cruzando del soneto con destreza,
con ígneas sátiras llegaste a la grandeza.
Góngora, del culteranismo fuiste el pendón,
en el olimpo forjado... brilla tu blasón.
Tu purpúreo verso, de cítara el sonido,
augusto tu canto, celestial es su pureza,
Polifemo es la proeza... tú, su corazón.
El odio sagrado
(Jotabé tetradecasílabo)
Empañado el cristal oscurece los fulgores,
del arpa que suena destilando bellas flores.
La rosaleda de Persia, que guarda un tesoro,
va derramando su belleza, en sublime coro.
Y en Medina retumba, del liberto canoro,
la llamada para el *Salat; es **Bilal el moro.
Y Desde el Gólgota la Vera Cruz resplandece,
muy cerca del Templo donde el arca permanece.
Y va muriendo la noche, dejando rumores...
Jerusalén, Roma, Meca, dicen- son de oro,
donde el odio sagrado, vestido de amor crece.
* Salat: oración.
** Bilal: Bilal Inb Rabah, esclavo liberto (580-740 d. C), primer muecín del islam.
Herido de poesía
(Jotabé tetradecasílabo)
¿Quién ha clavado en tu corazón la poesía?
¿La tierna esperanza... la vaga melancolía?
¡Poeta loco! Te empeñas a buscar razón
del porqué clava, poesía, tu corazón.
Entonces te trasladas para otra dimensión,
allende del tiempo-espacio por explicación.
Encuentras tu corazón muriéndose de vida,
sangrando versos a la realidad dormida.
Y tiene la esencia de la arcana melodía,
la luz primigenia de divina creación,
que curar el corazón, tú, prefieres la herida.
Lira soñada
(Jotabé)
Busca mi lira la voz del pasado,
llama dormida de brillo dorado.
Febo dejó de volar con la pluma,
pero su fuego con rima perfuma.
Arde su musa vestida de bruma,
canta silente... fijando la suma.
Lira soñada, divina quimera,
clama mi ser tu nostalgia primera.
Vierte tu música de son sagrado
alma de Febo, de mar sin espuma,
flor que perfuma mi dulce pradera.
Por «Nadie» clama
(Jotabé dodecasílabo)
Etna guarda en su cueva la voz otrora
del feroz cíclope, que perdió la aurora.
«Nadie» le engañó para caer rendido,
al néctar de Bromio que le ha conducido...
Con la flauta de Pan de dulce sonido,
al seno de Orfeo para ser vencido.
Con una estaca «Nadie» apagó la llama
de su ojo, que onírico fulgor derrama.
Gritando en la oscuridad la luz implora,
jamás volverá; para siempre ha perdido...
Polifemo está ciego y por «Nadie» clama.
La torre del silencio
(Jotabé tetradecasílabo)
Cada noche... se llena de cenizas el cielo,
que los ángeles pasan barriendo en raudo vuelo.
Sin advertir, alguien escribe un nombre olvidado,
sobre la estela que los ángeles han dejado,
y levanta una torre que desafía el hado
reviviendo con letras un ente del pasado.
Entonces el fuego de la conciencia regresa,
allende de las cenizas que el olvido besa.
Y *la torre del silencio descubre su velo,
dejando ver las huellas sobre el altar dorado,
de los buitres que sin carne ha dejado la presa.
*Las torres del silencio (también conocidas como dakhma, dokhma o doongerwadi) son edificios funerarios de la religión zoroástrica.
La tarde sin ti (Meira Delmar)
(Jotabé tetradecasílabo)
Para verte... cada día, la tarde regresa;
y bebe tu silencio que de añoranza besa.
Impregna el aire tu canto de melancolía,
sin ti la playa, Meira Delmar, está vacía.
Otrora el ocaso en tu corazón se vertía,
y alegre con tus versos; lentamente moría.
De la tristeza de tu alma... forjaste una flor,
dando a la vida su afán en medio del dolor.
Ahora tú no estás- muy triste, la tarde expresa,
entre cárdeno llanto que derrama agonía,
en la playa vacía... muriendo sin amor.
Hijos del río (II)
(Jotabé dodecasílabo)
Vamos a pescar estrellas, alma mía,
si tenemos suerte... de melancolía,
que del profundo silencio se derrama,
sobre el espejo de la pálida llama;
rehen del tiempo que su lumbre reclama,
mirando la estela que deja su flama.
Pesquemos estrellas de dulces jazmines,
o de rosas que visten blancos violines.
Y cuando llegue el alba pintado el día,
dejemos la barca soñando en la rama...
Para surcar de la noche... sus confines.
Hijos del río. (Los poetas)
(Jotabé)
Yo sueño buscando el viejo sonido,
que lleva el viento del ave sin nido.
Sé que muchos de sus alas desdeñan.
Los hijos del río... con barcas sueñan,
y a pescar las tibias lunas se empeñan
mientras... fugaces estrellas diseñan.
Los versos tiñen mi orilla lodosa...
«Vulcano guarda del vate la rosa».
Por eso busco del tiempo perdido,
las pálidas luces que se despeñan,
al río que va... pescando una diosa.
Amor que de amor jura
(Jotabea acróstico Sérmico Exacto con 35 letras por verso y rima leonina)
Para mi esposa, la luz, la serenidad y el amor de mi vida.
La alborada en tus ojos alumbra mi sendero...
Vida; tus labios rojos son flamas de lucero.
Es tu voz dulce encanto; celestial armonía...
Muy dichoso te canto con versos mi alegría,
bonita flor que tanto, soñó mi alma sombría...
¡Si conocieras cuánto, te adoro hermosa mía!
Tú tienes la ternura del aire en primavera...
Estás radiante y pura como luna hechicera.
Siempre pido de hinojos un árbol duradero,
cerca de tus pies planto con serena porfía...
Amor que de amor jura... fervor la vida entera.
Acróstico: La vida es muy bonita si tú estás siempre cerca, amor.
Dulzura del alba
(Jotabé)
Risueño el valle, de sol ya vestido;
cabalga el viento su prado florido.
Despierta el hombre, feliz: ¡Es mañana!
Ya llena el alba de luz su ventana;
derrama el sueño su lira temprana,
sembrando su alma de dicha lozana.
Perfuma el aire, que besa el sendero,
con suave aroma la flor del potrero.
Divino arpegio regala el sonido
trayendo el eco de selva lejana;
comienza el día, cantando el jilguero...
El elefante (notas fúnebres)
(Jotabé dodecasílabo)
El alma gentil de un gigante evapora...
Bailando al compás de la tecla sonora.
Abstracta melodía de sangre y muerte
el viento desgarra... llorando su suerte.
Pobre elefante, su marfil lo convierte,
en la fúnebre nota que vibra inerte.
Se luce el pianista con gran maestría,
tocando la «fuga» de su alma vacía.
La sabana desierta su extinción llora;
cincuenta y cuatro teclas su sombra advierte,
sonando silente en la noche sombría.
Reminiscencia
(Jotabea)
Cayendo esta la nieve; pintando va de armiño...
Un ángel en el suelo.. que ayer dibujó un niño.
El niño se ha marchado, la nieve está muy fría,
tan fría está la nieve... que volver no podría.
Ayer se fue jugando... creo que al mediodía,
yo me quedé mirando la ventana sombría.
Está todo silente... ¿Por dónde se habrá ido?
Lo busco entre las sombras, sabiéndolo perdido.
Prisionero de brumas, a su sombra me ciño;
cuando jugaba el niño cantando de alegría...
Y dibujaba el ángel... hoy de nieve vestido.
Noche de mar llena
(Jotabé)
Mañana... ya perezoso de río,
sembrado de lunas; de sol, umbrío...
He de tornar a tu playa, silente...
Como una brisa de vuelo doliente,
vestido de nieve, de ayer ausente;
siendo el mismo, pero muy diferente.
Iré sin huellas para ser arena,
tu blanca espuma acunará mi pena.
En la sombra beberé tu rocío,
y con tus olas lavaré mi frente;
ya sin ser, seré, noche de mar llena.
La flor de loto (Las tres preguntas)
(Jotabé)
Es la primera pregunta: ¿Quién soy?
La segunda, un misterio: ¿A dónde voy?
Con la tercera pregunta: ¿Con quién?
Porque solo, jamás estuvo bien,
siendo muchos pero es uno también,
el nacimiento y la muerte en su sien.
El círculo continúo del ser...
La pura conciencia puede romper.
Y la verdad ilusoria del hoy,
pasará de la materia, recién,
cuando de loto pueda florecer.
Rebelde
(Jotabé)
¡Ataca rebelde; escribe escritor!
Que el mundo sienta su amargo sabor.
Escribe sin miedo; di tu verdad,
tú eres farola en la oscuridad.
Deja que miren la realidad...
que celoso esconde la sociedad.
¡No te avergüences nunca de escribir!
Ni creas que es en vano combatir
la bruma que cubre un mundo mejor,
que serán tus letras la libertad
plena, que jamás podrán extinguir.
Canto de vida
(Jotabé)
Llega del alba con rayos vestidos
sueños de verdes caminos floridos.
Viste de aromas las dulces praderas
trinan las aves, maduran la peras,
corre el caballo, cruzando fronteras
brillan las flores de mil primaveras.
Tiemblo mirando de asombro la vida,
nunca se apaga su llama encendida.
Fluye al arroyo murmullos perdidos
vuelve a la fuente dejando quimeras;
mientras... yo, busco la musa dormida.
El viajero
(Jotabea Exacto con rima leonina, 35 letras por verso)
Caminando esta vida, soñando voy depierto,
beso la luz perdida... de la flor del desierto.
Laureles yo no quiero; busco la paz serena,
en soledad prefiero, verter la musa en pena;
sabe ella del viajero, que rompió la cadena,
de un antiguo velero, navegando en la arena.
Pero el búho reclama de mi noche el secreto,
guardo para la dama, los versos de un soneto.
Vive mi alma dolida; mi destino es incierto,
solo encontrar espero, la perenne azucena,
como silente flama... para un viaje discreto.
De carne la noche
(Jotabé)
La pluma oscura de sombra brillante
derrama armonía de tu alma errante.
De carne la noche, desnuda espera...
Pagana en fiesta de sacra lumbrera;
la copa de Baco... fiel compañera
llenó tu cáliz de luna postrera.
Charles Baudelaire tu sendero es testigo,
la oscuridad florece como el trigo...
Y es Pan, del vate su muerte constante,
que bebiendo el mar su barca libera,
buscando a su libertad... un abrigo.
Trencito
(Jotabé tridecasílabo)
Llévame por ese sendero de quimeras
y crucemos valles, montañas y praderas.
No importa el destino, sigamos un lucero,
yo llevaré un suspiro de amor verdadero.
Bajemos en diciembre cuando llegue enero,
y en abril... plantemos una flor de romero.
Sigue trencito, columpiando el corazón...
que dichoso voy pasando cada estación.
Unos llevan otoños, otros primaveras;
yo solo llevo un suspiro de amor y quiero,
cantarle a la vida por tan bella ilusión.
Dulce voz de Valencia
(Jotabea con rima leonina)
Yo le canto a Valencia porque Valencia encanta,
su voz de antigua esencia dulce vuelo levanta.
Del futuro anhelado... será tu son canoro,
el camino sagrado de otro Siglo de Oro.
Martorrell ha guardado para el mundo un tesoro;
tu alma, como legado de la tierra que adoro.
Vive en ti el ruiseñor que canta de mañana,
dulces versos de amor en lengua valenciana.
Como el Turia, tu herencia fluye y su voz levanta,
la llama que ha dejado tu espíritu sonoro,
fúlgido aliento en flor que acuno en mi ventana.
Al gran Antonio Machado
(Jotabea con rima leonina)
Cruzaste cien riberas insigne ruiseñor,
sembrando primaveras, cultivando el amor.
De la fuente cantora, la voz serena fuiste,
con su copla sonora tu corazón fundiste.
Hoy, la plaza te añora, la tarde está muy triste,
con agrio ruido llora la flor que ya no existe.
Tan lejos has marchado de tu Castilla hermosa,
gran Antonio machado de lira tan formosa.
De ensueños y quimeras vestiste tu alma en flor...
Tu luz, la bella aurora, Leonor, a quien diste
tu vida, enamorado; siempre en tu voz se posa...
Letanía
(Jotabé Trirrima eneasílabo)
Amor, serena melodía,
flor morena, melancolía.
Ajena ambrosía, mi albor...
Llena el alma mía un dolor,
cadena y porfía el clamor,
pena que guía tu dulzor.
Sería mejor, la condena
fría al calor de tu azucena.
Mi temblor suena a letanía,
frena mi osadía el valor;
fía el sabor que me enajena.
Bebiendo utopía
(Jotabé tetradecasílabo)
Calla, razón... que alimentas la realidad.
¡Calla! Mi luna está dormida en la oscuridad.
Deja de pintar tu geométrico horizonte
con la rigidez espartana; que aun Jenofonte,
que subió con ática dulzura el sacro monte;
ha guardado un óbolo para el viejo Caronte.
¡Calla, razón, que voy a embriagar mi fantasía!
Juntos sembraremos flores bebiendo utopía,
siguiendo el sendero que huye de tu verdad;
tal vez encontremos de Borges, aquel bisonte,
que ignora del hombre, la realidad sombría.
Los versos del poeta
(Jotabé tetradecasílabo)
Poco importa cómo concibe el vate su obra,
una vez plasmada, por sí misma vida cobra.
Independiente del albedrío del poeta...
Dependerá de quien lea y como lo interpreta,
pues, será diferente, con la misma silueta,
la luz que atraviesa, del cristal una faceta.
En su espíritu habitará la voz ya perdida,
del río que ha cantado su lenta despedida.
Solo el inmutable estado, será lo que sobra.
Y en el silencio que grita de forma discreta;
los versos del poeta... llorará su partida.
Si tan solo pudiera, madre mía
(Jotabé)
Si tan solo, como la mies pudiera,
guardar en un grano la vida entera.
Guardaría tus besos cariñosos,
madre mía; esos besos luminosos
que convierten mis días procelosos,
en pétalos de sueños tan hermosos.
Y lleno de alegría; con tu amor
que llevo en el alma como una flor...
Yo sembraría el grano en primavera,
y antes de llegar los días lluviosos...
Volverías, madre, a mí, con tu albor.
Sustancia
(Jotabé tetradecasílabo)
La cigarra no conoce el ciclo de la luna,
ni que más allá del mar existe una laguna.
Pero el hombre sigue la espiral de la serpiente,
pasando las esferas y rumbo al sol naciente...
Será del tiempo pasado el eterno presente;
el quinto elemento (el éter), de su carne ausente.
El pensamiento, vital sustancia de la vida,
se unirá a la conciencia pura que nada olvida.
Y el tiempo, viejo alquimista, tendrá su fortuna;
la materia inerte. Y la cigarra, de repente
emergerá de la tierra cantando encendida.
Filomena
(Jotabea)
Nacerá de la fuente la doncella cantando,
será bruma y corriente con el río jugando.
Vestida de dulzura como pulcra azucena
florida, su alma pura romperá la cadena
derruida que perdura, con la luna serena
dormida que fulgura, destellando mi pena.
Ella será mi cielo... la esencia de mi ser,
estrella del desvelo, luz de mi atardecer.
Vencerá la silente nostalgia derramando
vida que vida cura... celestial Filomena,
bella musa; tu vuelo será mi amanecer.
Pobre Gréndel
(Jotabé tetradecasílabo)
Más allá de la neblina, en la orilla del lago,
en el fondo de la cueva, Gréndel, el aciago
descendiente de Caín, yace en la oscuridad.
Los bardos cantan- ¡Que siga la festividad,
Gréndel ha muerto, terminó la calamidad,
la torva criatura ya no es, sino eternidad!
(La densidad humana de tu sangre mortal
te legó del hombre la vida, la muerte y el mal).
Y todos, pobre Gréndel, brindaron con un trago,
creyendo que el monstruo ha muerto, pero no es verdad:
Tú, solo fuiste el vástago del hombre; su igual. |