Te soñé cantando, madrecita querida

(Jotabea con vesos franceses)


Y te soñé cantando, allí estabas con vida
con tu ritmo tan dulce y tu risa encendida.

Mi madre inolvidable, cada noche te sueño,
nunca te has alejado, me inspiras con empeño,
en mi rol familiar, observo tu diseño
y tu recuerdo brilla con aliento risueño.

Madre tú eres también faro del infinito
que del cielo me mandas el resplandor bendito.

Me recuerdo sentada cual niña consentida,
sobre tus dulces piernas como bebé pequeño,
y te soñé cantando, así te necesito.



Tengo un gran amigo

(Jotabem hexasílabo)


Tengo un gran amigo
que me ha dado abrigo.

Viviendo en el norte,
me ha enviado su aporte,
para que soporte
y me reconforte.

Peno en Venezuela
pero, él me consuela.

Con Dios lo bendigo
y hago mi reporte
por su luz y estela.



Baile de otoño

(Jotabea con versos franceses)


La música de otoño, mis congojas dispersa
y siento cuando el aura, con las hojas conversa.

Recuerdo nuestro baile, tus miradas ansiosas
y si el viento dialoga con las hojas graciosas,
escucho en embeleso, palabras muy hermosas.
Oírlas me divierte ¡se dicen tantas cosas!

Yo veo en nuestro tiempo, formas de hojas crocantes
simplemente tú y yo, entre piernas danzantes.

Mi corazón se aloca y mi alma se ve inmersa
en un baile otoñal, entre hojas armoniosas,
de este amor infinito, como eternos amantes.