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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
DOMINGO HERNÁNDEZ VARONA
 
Poemas
 
Domingo Hernández Varona

Domingo
Hernández Varona

Cuba

Reside en Louisville, KY (Estados Unidos)

Hoy quiero asumir hablar del amor

(Jotabé)


Quiero ahora mismo, hablar del amor,
sin ambages, con nítido rigor.

Palabras postizas o conferencias,
sin laberínticas ambivalencias;
a pesar de sus claras inclemencias,
amarlo, a pesar de sus virulencias.

Admitirlo sin ninguna artimaña,
que no me lo aten con tela de araña.

No ambiciono un poético esplendor:
que me penetren sus concupiscencias,
así amigo, sin horarios ni maña…



Estoy mirando que vienes

(Jotabé)


Porque el invierno vino cabalgando
sobre una montura de contrabando.

Le vino de improviso al calendario;
intruso, impertinente, temerario,
fiero, suspendido del campanario,
blanco por los techos del vecindario.

Y como caballo en largas carreras,
franqueó las punteadas barreras.

Ya la sopa hierve en la olla saturando
con olores la cocina, el armario;
y el invierno se agita en las aceras…



Y tengo los espejuelos nublados


(Jotabé)


Porque ya voy caminando errabundo,
tiempo que el reloj segundo a segundo

acuña su tiempo, que se hace viejo
por el cristal furtivo de mi espejo;
en mi perspicacia, por mi entrecejo,
en el arduo escapar de mi gracejo.

A veces los ojos se hayan mojados,
fantasmas los pequeños enunciados;

y la distancia es vacío profundo;
porque el tiempo no consiente despejo
a dejar los espejuelos nublados…



Inusualmente sobre una funda de mano...


(Jotabé)


Ayer escribí mi verso acuciante,
sobre la palma escabrosa de un guante.

Yo era un fértil poeta provinciano,
no más que un simple rapsoda cubano,
que solamente un guante tuve a mano,
donde plasmar mi verso nauta y llano.

Escríbalo en papel ya sin demora;
así dijeron los jueces otrora…

Quedé mirando una estrella distante,
en el firmamento oscuro y lejano:
–mas, detrás venía ilustre la aurora–…



Del Olvido Insólito


(Jotabé)


Te acordarás de mí aunque tú no quieras,
me tendrás cual lluvia en tus primaveras.

Me estarás viendo en el rincón aquel,
donde siempre estuvo etéreo y fiel
mi rostro inclinado sobre un papel;
hendiéndosete el recuerdo a cincel.

Resonarán cada uno de mis versos,
vagando aun en tus olvidos diversos.

Yo viviré aguardando en tus esperas,
en tu hálito, en tus huesos y en tu piel,
vibrando eterno en tus oídos tersos.



Un teléfono mudo sobre una piedra


(Jotabé)


Hoy ando los anaqueles de las horas,
disipado entre sus truncas auroras.

Náufrago de barcos y de gaviotas,
al vaivén, por el mar de mis derrotas;
mudas, encabalgadas van mis notas
en un caballo gris de marchas rotas.

Un poema enredado entre mis dientes,
zarpa de un puerto con luces ponientes.

Diez veces diez nostalgias tentadoras,
como cadenas sutiles e ilotas.



De la paz sublime tras el candil de tu entresijo


(Jotabé)


He sido un dios vagando entre tus piernas,
una lluvia en tus pupilas eternas.

Porque tantas veces he amanecido
en la paz de tu regazo dormido,
tu regazo tenue donde me anido:
voltereta de luz y de sonido.

Y beber de tu abismo un sortilegio,
armonía de duendes con su arpegio.

Por la piel de tus islas sempiternas
me iré anhelante de amores transido,
creyendo en la paz de tu florilegio.



Poema del Desamor y la Partida


(Jotabé)


Que me suda el corazón de olvidarte,
no alcanzó ni siquiera tanto amarte;

tantos poemas escritos, deshechos
y veinticinco años los mismos techos;
es que los caminos se han vuelto estrechos
y no palpitan igual nuestros pechos.

Este es un amor que se ha vuelto viejo,
y que anda de a tumbos sin aparejo.

Es que ni el mismo sueño se comparte,
las intenciones son puros desechos
de un amor insuficiente de espejo.



Un Niño con Sombrero


(Jotabé)


Este niño sonriente que me observa,
con su mirada sutil que reserva

la más simbólica de las espigas;
madurando oportuna y sin intrigas,
sin espinas, rozaduras ni ortigas:
su risa caminando como hormigas.

Es su risa colgada del alero,
su mensaje único, imperecedero,

atravesando los montes y la hierba,
bridando la memoria como aurigas;
es la magia de un niño con sombrero.



Refugio Insomne


(Jotabé)


Madre, a mi madre la llevo conmigo,
como para el crudo invierno el abrigo.

Como guitarra para el trovador,
como el manantial en el surtidor,
como el canto sutil del ruiseñor,
como lluvia que germina la flor.

Y cómo no recordarte en esta hora;
lumbre nostálgica tu mecedora,

meciendo tu voz que se huyó contigo;
pero cómo no recordar señor,
sus brazos amaneciendo la aurora.



Erótica


(Jotabé)


Esos tus dos senos hechos de roca,
me embriagan cuando su pincel me toca.

Disfruto tus senos como dos cuernos
penetrando mi lengua sempiternos,
y sus dos párpados para tenernos
uno en el otro, impasibles, internos.

Yo los palpo, los bebo, los anhelo,
ellos me vienen como aves en vuelo,

dibujando sus alas en mi boca;
sibarítico este fuego de vernos,
suspendido ensueño de estrella y cielo.



El Tiempo

(Jotabé)


Deslícese usted señor por mi mano,
escéptico, trascendente y profano.

Deslícese como sutil disparo,
trace el viento con su silbido claro;
encienda prodigioso con su faro,
tan vorazmente inoportuno y avaro.

Pues imposible detener su paso,
su voltear cadencioso en mi vaso.

Y transcurra del invierno al verano,
de primavera a otoño sin reparo,
de equilibrista, mago y de payaso.



Conclusión

(Jotabé)


Me estaré haciendo viejo, me pregunto
Las nostalgias me vienen en conjunto.

Ahora mi tiempo tiene hendiduras,
Mis noches cada vez son más oscuras;
Por ratos se olvidan las miniaturas,
Los recuerdos me llenan de torturas.

Creo que en verdad me estoy haciendo viejo;
Yo no pienso que me mienta el espejo.

Nunca lo creí así, ese es el asunto;
Rígidas se tornan mis coyunturas;
De mí sólo va quedando un reflejo.



Mi país en silencio

(Jotabé)


Viene lucubrando su viejo fardo,
Su lágrima en el viento como dardo;

Mi país que cabalga su silueta;
Místico y soñador en bicicleta;
Mi gente de tambor y de trompeta
Navegando en el mar su aliento asceta.

Archipiélago verde y sus arpegios,
Niños sin desayuno a los colegios.

Faroles impotentes al aguardo,
Nostalgia rasgada por la saeta:
Mi entrañable país de sortilegios.



Crónica de un hombre viejo, muy viejo

(Jotabé)


La calle surtida del domingo,
Y un vericueto ancestral su distingo.

Cuando azabache trotar que desciende
la bizarra montura, cual desprende
folklórica cadencia, la que enciende
cada puerta con el silbo de duende;

y brega el amarillo barbiquejo
sujeto del sombrero tan añejo.

Robusto el jinete, nada mesingo,
la honorable barba que anda, y defiende
a este quijotesco viejo tan viejo.



A una mujer de primavera

(Jotabé)


Mixto tuyo mujer de sementera,
helicoidal silbido en la aspillera.

Mezcla de ramas verdes y de brisa,
aire de abril inmerso en la camisa;
aletear fugaz, violines; risa,
de lluvias verdiazules; indivisa.

Alfaguara de aperturas y olores,
etéreas mariposas, colores.

Onomástico símil primavera
sobre un céfiro nos viene de prisa,
ondular cuerpo, dientes surtidores.



Intacta Melodía para Apolonia

(Jotabé)


Tú Apolonia desnudas con tu hechizo,
la intacta soledad que el demonio hizo.

Tú ensartas las agujas con luceros,
tu presencia es devenir de aguaceros
repentinos, sonoros, milagreros,
poliolfáticos, limpios, agoreros.

Y como altas luciérnagas tardías,
quedas fosforeciendo por los días.

Por eso Apolonia lo advenedizo,
no vendrá con obscuros agujeros;
a hundir el alba de tus melodías.

(Poema ganador del Quinto Accésit del,
IV Certamen Poético Internacional, Rima Jotabé)




Del Regazo Incólume

(Jotabé)


Los viejos que conocí ya están muertos,
y los amigos viejos no son ciertos.

Yacen en mi espalda como un zumbido,
como un puerto de mar de olas herido;
sin embargo les llevo percibido
adentro sus pasos como un latido.

Y es que ya mi pueblo se volvió antiguo,
con su proclama y su mensaje ambiguo.

Mas los guardo aún, sagaces, despiertos,
sin brechas que fecunden el olvido;
un Regazo de luz en mi apaciguo...



Antropofagia Melancólica

(Jotabé)


Tengo sangre en las encías mujer,
de ingerirme a bocanadas tu ser.

Llevo en mis dientes tu melancolía
de azulada y sílfide alegoría;
crujir óseo de tu letanía,
el silbo de tu brisa al mediodía.

Tengo los dedos de tu voz, el viento
que se trepa incólume por tu aliento.

Sangre en mi boca que se va a romper,
vuelco de primavera y poesía;
y la luz clara de tu pensamiento.

 
     
   
     
 
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