Carlos
Hernández

«Carlos Ibáñez»

Las Piedras, Canelones, (Uruguay)
Residente en Montevideo (Uruguay)

Hombres y dioses por igual

(Jotabé)


Escaso bien, efímera fortuna,
alberga la alegría; pues en una

ruleta -de fortuitos- su hado gira,
y apenas consagrada pronto expira
la majestad celeste que la inspira,
y al hielo del olvido se retira.

Tu dicha hombres y dioses por igual
buscaron para alivio de su mal.

Ay cortejada Dama, cual ninguna,
qué pena o desazón no te suspira,
quién no apacienta tu halo celestial,

la aurora matinal
nacida de tu génesis divino
que alumbra las tristezas del camino.



Canción del verano

(2 Jotabé)


El resplandor esparce sus cabellos
en cálido paisaje con destellos.

Y sobre el litoral desencadena
la suave transparencia de azucena.
La luz que difumina firme y plena
el oro matinal sobre la arena,

inunda de esplendor a los bañistas.
El mar azul define sus aristas.

En el muelle dos barcos y con ellos
vigigando descubro una sirena
que llama la atención de los turistas.


Las gaviotas elévanse en el vuelo
como antigua postal de luz y cielo.

Se vuelve sofocante la mañana
y el brillo sigiloso se desgrana.
En las uvas caletas canta ufana
un ave taciturna y campechana.

El bullicio creciente nunca medra,
por el muro cercano de la yedra

el verdor aparenta desconsuelo.
Y otra sirena de cabellos grana
mira hacia el mar sentada en una piedra.