Calvario eterno

(Jotabé)


Otra vez, mi Señor, hoy lo hemos hecho:
son miles las heridas en tu pecho.

¡Cuántas veces, mi Dios, te hemos matado,
tan impiadosos te hemos enclavado!
¡Cuánto dolor, Jesús, has tolerado
al ver a cada hijo que, extraviado,

hiere con clavos a tus manos santas,
una vez y otra vez y tantas…, tantas…!

Y un sepulcro de piedra como lecho,
con bondad infinita has soportado.
y siempre al tercer día te levantas.