Irreverente autor de lo imprevisto

(Jotabé)


Irreverente autor de lo imprevisto,
pintas tan bello el mundo desprovisto.

Cómplice de la flor y del suceso,
de toda la emoción que sella un beso.
Hoy rescatas mi ser de su receso,
liberas el sentir de tanto peso.

Oh tú mi bien, mi dulce desatino,
guardián te nombro optio, de mi destino.

Posesa de tu encanto, me desvisto
de la agonía infame del deceso
por tu soplo vital y diamantino.



¡Amar, crear, trascender!

(Jotabé dodecasílabo)


Palabras, sonidos, vengan hoy por mí,
rapten a las musas porque ya asumí

que este bello oficio de querer formar
armónicos versos que logren rimar,
no es tarea fácil pues debe primar
el don, el estudio... sobre todo amar.

Aquello que nace libre en soledad,
lo que en sí trasciende nuestra humanidad.

Y pensar que un día sin saber temí
irme de este mundo, sin poder calmar
el desasosiego, de la brevedad.



El amor

(Jotabé)


Ave pequeñita, armónico canto,
tal inmensidad, candoroso encanto.

Invades mi mundo así, de repente,
aromas el aire y te haces presente.
Llena esa alforja de aquel tan carente,
que olvidó tu nombre y su voz ausente.

Con tu pincelada, un prisma perfecto.
Por tu melodía, sonido selecto.

Guía mis pasos hacia el calicanto.
Embriágame con tu luz imponente.
Más no me dejes huérfano de afecto.