Norberto Rubén
Calul
Buenos Aires (Argentina) |
El piano
(2 Jotabés)
Por ébano y marfil le fue la vida
a rellenar de arpegios una herida.
El tiempo y el recuerdo, a su manera,
pusieron en el piano una quimera,
la partitura gris de lo que fuera
un mundo que en colores reluciera.
No pudo ni el reloj, ni el calendario,
ni el resumen final de un obituario,
acallar esa música dormida,
la misma que en sus teclas repitiera
como cuentas benditas de un rosario.
Sus manos sobre el piano rescataron,
de aquel viejo rincón, lo que dejaron
aquellas que una vez, en otros días,
le arrancaran mil suaves melodías,
esas que hoy regresaban armonías,
sin poder evitar melancolías.
Las voces que en el tiempo se perdieron
a su modo, en acordes, revivieron.
Sensibles y sublimes se escucharon,
ajenas a mortales utopías,
ausencias que al partir nunca se fueron.
(Jotabé Finalista del XI Certamen Poético Internaional Rima Jotabé)
La espina y la rosa
(Jotabé dodecasílabo)
Estaba la espina diciendo a la rosa,
qué cosa más bella; qué flor tan preciosa.
La rosa halagada, dijo con agrado,
si soy lo que soy, es por tu cuidado;
siempre vigilante, siempre a mi costado
protegiendo el don que Dios me ha otorgado.
La espina, por ello, quedó sorprendida
de ver a la rosa tan agradecida.
Desde aquella tarde, firme y orgullosa
se observa a la espina, como fiel soldado,
dando, por la rosa, su cuerpo y su vida.
Amanecer
(Jotabé)
El alba, como lienzo enrojecido
cual sangre de un gigante malherido,
oculta una acuarela de azul velo,
que llegará a mostrarse en amplio cielo,
para vestir de escarcha al verde suelo,
con la noche escapando en lento vuelo.
Y todo será flor, senda, follaje;
mientras se despereza en el paisaje,
un campo, todavía adormecido,
que al ir serpenteando el arroyuelo,
despertará los trinos del ramaje.
Destino
(Jotabé)
A veces enloquezco y no consigo
concebir el amor, si no es contigo,
porque se ha vuelto oscuro mi universo,
al punto que, sin ti, todo es adverso;
porque en esta oquedad que vivo inmerso,
habita un corazón, solo y disperso.
Difícil convivir con esta herida
que, por amor, no creo merecida.
Cómo cuesta aceptar este castigo
que me escribió el destino, un triste verso,
que describe, final, a un ser sin vida.
(Poema ganador de un Accésit en el II Concurso Internacional de Poesía El Mundo Suena en Jotabé)
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