Elisabet
Carina Basilio
Santa Fe (Argentina) |
Vacilación
(Jotabé)
Tímido verso dejaste vencer
Sobre el pliego agónico del ayer.
Quijotesca desnudé mis renglones
ofreciéndome fiel a tus acciones
tinta carmesí mudada en bastiones
modelaste nuestro amor en canciones.
Como giro espiralado el poema
Estremece en versos, danza, se quema.
No niegues a la poesía ser
espacio fértil de nuestras visiones
velando tu verso como a una gema.
La Odisea rota
(Jotabé)
Bajo la eterna e implacable bota
de Zeus, la esperanza yace rota.
Llora Ulises su mundo tan remoto,
por los dioses y el ponto bruno roto.
Astuto Ulises, que perdió su voto
y ahora es solo un comedor de loto.
Muestra Elena sus pechos y su dote
en las redes a griegos con bigote.
Nadie lee La Odisea y un idiota
su sonrisa nos muestra en una foto
si se acercan sirenas a su bote.
Vertederos
(Jotabé)
Llora el mundo en un cubo de basura
un futuro que nadie le asegura.
Discuten si el problema es verdadero,
cómo afecta el efecto invernadero,
si se ha vuelto la mar un basurero
o si los Polos siguen bajo cero.
En esa discusión visten de traje,
pero no nos devuelven el paisaje.
El planeta se muere y ya no hay cura
en la locura de este vertedero
que contemplo llorando en cada viaje.
Gritos
(Jotabem)
Gritos que oí de pequeño
aún sobresaltan mi sueño.
Malditos gritos. El grito
que escuché de pequeñito
se ha convertido en un mito
que yo ahora regurgito.
Vomito gritos a un mundo
que grita cada segundo.
No quiero gritar y enseño
mis gritos, y entonces grito
mis gritos porque me hundo.
Cría verde de dragón azul
(Jotabea con versos franceses)
Encontramos la cría tan lejos de la cueva
que los hombres pensamos que era una raza nueva.
Sin embargo, esa fiera con ojos de cristal
albergaba en su sangre podrida el mismo mal,
el mismo sentimiento mezquino y criminal,
que llevaría al pueblo a su triste final.
¡Pero era tan bonito dormitando en su lecho
aquel reptil pequeño, feliz y satisfecho!
Nadie previó esos días aquella poma de Eva,
ni el fuego de la bestia, ni el futuro infernal,
cuando el monstruo mamaba voraz de nuestro pecho.
Náufragos
(Jotabé)
En las sombras ocultas de las olas
hay espumas de mar que están muy solas.
Comen frutos carnosos de patera
con el agudo filo de su esfera
y cubren de algas cada primavera
el cuerpo que la mar vomita fuera.
Cuando come la espuma, su canción
parece que nos roba el corazón.
En las sombras florecen amapolas
de sangre con que pinta su bandera
la insolidaridad de mi nación.
Amor mendigo
(Jotabé)
Yo sueño cabalgar como un templario
para hacer de tu cáliz relicario.
Yo me muero por ser tu caballero
y decirte al oído que te quiero,
pero en vano te busco, desespero
porque el amor se compra con dinero.
Yo sueño que mi capa de mendigo
se vuelve terciopelo y soy tu amigo.
Incluso a veces sueño ser corsario
y te llevo a la fuerza a mi velero,
pero como te quiero, no te obligo.
A Juan Benito
(Jotabé)
Hoy quiero agradecerte, Juan Benito,
que vistas con tu rima cada grito.
Porque dar una rima, amigo mío,
a este universo nuestro, tan vacío,
es mucho más que fuego contra el frío:
es el fresco torrente que da el río.
Vivimos en un mundo tan voraz
que una rima podría dar la paz.
Por eso te bautizo "Juan Bendito"
con poemas perlados de rocío
que piden a las musas tu disfraz.
Nonatos
(Jotabéa)
Los hijos que mi madre no engendró de otros hombres
con llanto silencioso preguntan por sus nombres.
Aunque nunca nacieron, dentro de mi cabeza
su vagido me hostiga con la absurda certeza
de que yo me he quedado con su naturaleza
y soy reo de muerte si su vida no empieza.
La sangre del nonato, que pudiera haber sido
me reprocha hasta el aire de mi primer vagido.
Así que no te asombres, por favor no te asombres,
si ves en mi mirada un velo de tristeza.
¡Son los niños nonatos que por mi ser no han sido!
(Poema Finalista del VII Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)
Hielo
(Jotabé)
De pronto mis ojos son elegantes
y ahora, si lloran, lloran diamantes.
El cuerpo se vuelve cristal de hielo
y arcoíris vacíos muestra en el suelo.
Mi voz se desvanece igual que un velo
y un vaho frío flota sobre el pelo.
De sangre están mis venas ya desiertas
y son mis huesos como pieles muertas.
Nadie me ve, ya no soy el de antes,
soy invisible incluso para el Cielo
y morir no me ha abierto nuevas puertas.
Incendio
(Jotabéa)
Me siento cual ladera lamida por el fuego
cuyas llamas el agua dejará para luego.
Crepita mi esperanza sin apenas aliento,
un humo negro cubre voraz el firmamento
y las llamas hambrientas sobre el fuego sediento
se alimentan del miedo, de la tierra y del
viento.
Respiran las cenizas sobre la negra tierra
un violento latido como un viento de guerra.
Soy un bosque quemado que con lágrimas riego
de agua salada inútil, inútil alimento,
el verde de un paisaje que la ceniza entierra.
(Poema ganador del Primer Premio del,
VI Certamen Poético Internacional, Rima Jotabé)
Camarera que sirve JB
(Jotabé)
Sírveme un güisqui, guapa, y mucho hielo
y hoy llegaré borracho hasta tu cielo.
Ponme otra copa aquí en el corazón,
mientras bebe mi vista el pantalón
que, a tus piernas ceñido con pasión,
me quita la vergüenza y la razón.
Otro vaso... Mi voz aún te ve;
y te adora, conversa de tu fe.
Una más... Huele el güisqui a caramelo
y tú cuerpo a humedad y perversión.
Cóbrate, amor, mi último JB..
Política de tres pistas
(Jotabé)
Elefantes gigantes, trapecistas...
en este absurdo circo de tres pistas.
Elegantes, tunantes, peripuestos,
burladores de amores y de impuestos,
mentirosos, tramposos, bien dispuestos
a esquivar el zarpazo y los arrestos.
Gobernantes que roban a la gente,
vampiros del dinero aún caliente.
Delirantes acróbatas, artistas,
malabaristas de los presupuestos,
artistas en un circo que nos miente. |