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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
ALBERTO LUÍS COLLANTES NÚÑEZ
 
Poemas
 
Alberto Luís Collantes Núñez

Alberto Luís
Collantes Núñez

Madrid (España)

Celos

(Jotabea)

Se cree que la esposa de Verlaine, muerta de celos, quemó el poema de Rimbaud «La cacería espiritual», una obra maestra, según Verlaine que fue el único que la leyó.


Los versos juveniles que Rimbaud compusiera
a Verlaine, siendo amantes, su esposa destruyera.

¿Celos? ¿Dolor? ¿Derrota? Rompió la poesía
de Rimbaud a Verlaine. ¡Terrible alegoría!
Se perdió para siempre. ¡Maldito sea el día
y malditos los celos sin luz ni fantasía!

Pensar en ese instante de fuego me da frío,
el fugitivo instante que reposar ansío.

Los versos amorosos que Rimbaud le escribiera
a su amante en París, la esposa destruiría.
«¡Yo he de quemar tus versos si él no puede ser mío!»



Golondrina en un libro de gorriones


(Jotabé)


Vuela, sobre una playa levantina
de mi infancia, la oscura golondrina.

Cuelga sus nidos en los farallones
de roca, que confunde con balcones,
y golpea su ala en los rincones
del agua cristalina y sus canciones.

Busca aquel ave el mar y sus orillas
en unas fotos viejas y amarillas.

Hoy la he visto. ¡La he visto! Clandestina.
Golondrina en un libro de gorriones*.
Y yo, mudo y absorto y de rodillas.


* Bécquer reescribirá de memoria el primer manuscrito de las Rimas que se habían perdido. Este segundo manuscrito de las Rimas, escrito en Toledo, es el que se conoce como Libro de los gorriones.



El Rex extinto


(Jotabé hexasílabo)


Dura lex, sed lex;
el saurio es un ex.

Por un meteorito,
su estómago ahito
se quedó marchito
y en fósil lo grito.

¿Fue el Rex variopinto?
¿Seguía su instinto?

Está extinto el Rex
convertido en mito.



Resiliencia


(Jotabé)


Aprieto mi botón para el reinicio
en el turbio milagro del silicio.

Mi sistema no logra el reseteo,
no respondo al teclado, me bloqueo,
dentro del disco duro no hay recreo
y es negro el monitor, y no lo veo.

Me bloqueo del todo y desaprendo,
pero sigue el problema y no lo entiendo.

Oigo el ventilador y su bullicio.
«¿Y si arranco el enchufe, me planteo,
y en un incendio en jotabé me enciendo?»



Un mundo en guerra (avaricia)


(Jotabé)


¡Qué dicha tan fugaz y tan ficticia
la del alma vestida de codicia!

¡Qué desmedido afán por poseer
el efímero amor de una mujer,
el color de un hermoso atardecer
y el tiempo ya perdido del ayer!

¡Qué obsesión por ser dueño de la tierra
que es señora del hombre y que lo entierra!

¡Cuánta ambición fugaz! ¡Cuánta avaricia!
Total para morir, dejar de ser
y a los hijos legar un mundo en guerra.



María Antonieta (gula)


(Jotabé)


No se alimenta el rey, sólo acumula;
comer es el placer que al alma anula.

Yo soy más un gourmet que un pecador,
en busca siempre del mejor sabor,
comensal refinado y catador
del vino fino y del licor mejor.

Elijo de lo verde los cogollos,
y de la mar, percebes y centollos.

Comer es un placer, como con gula,
y, si no tienen pan alrededor,
como una reina digo: «Coman bollos».



Grito (envidia)


(Jotabé)


Provoca el bien del prójimo la insidia,
la tristeza, el deseo… ¡Y me fastidia!

Quiero tener lo que otro hombre atesora,
y, si no lo consigo, mi alma llora,
y querría además tenerlo ahora,
y esta ansiedad por todo me devora.

Lo deseo, aunque no lo necesito,
ni me gusta, ni sirve, ni es bonito.

¡Qué tristeza produce en mí la envidia!
Mi alma del bien ajeno se enamora
y, al ver que no lo tengo, loco, grito.



Vanidad (el octavo pecado capital)


(Jotabé)

«[…] mal maestro del que se alimentan todos
los demás defectos […]»
Manuel Francisco Reina


El octavo pecado es en verdad
manantial de ponzoña y de maldad.

Pagado de mí mismo, a veces pienso
de mí con altivez y soy propenso
a ponerme pedante, hacerme intenso
y a poner mis modestias en suspenso.

A veces, por decirme que me quiero,
abrazo la arrogancia y me acelero.

Pero solo me dio la vanidad
infiernos y jamás la recompenso,
ni alimento en el Hades a Cerbero.



Erección traviesa y matutina


(Jotabé)


¿Qué es está desazón? ¿Qué es esta furia?
¿Es el amor o el sexo mi penuria?

No sé si echo de menos la pasión
o que vuelva a latir mi corazón,
lo lúbrico y viril de mi erección
o simplemente amar con devoción.

Añoro el labio, la caricia, el beso,
y a la vez lo lascivo, lo confieso.

Navego entre el amor y la lujuria,
y mi obscena y humana condición
me despiertan a veces… ¡tan travieso!



Garcilaso


(Jotabé utilizando el recurso de la intertextualidad)


«Escrito está en mi alma vuestro gesto»
y sueño vuestro amor cuando me acuesto.

En mis noches sois vos mi luna llena
y mi alma en vuestros ojos se serena
«en tanto que de rosa y azucena»
vuestra piel, sin color, se desordena.

Por soñaros a vos son mis despistes
y me deja quereros sin alpistes.

Esto es amaros, es quereros esto,
que parece querer vuestra condena
«verme morir entre memorias tristes».



El perro


(Jotabea con versos franceses)


Es un perro ese sueño que mi noche desea,
soy su único dueño y llevo su correa.

Mi insomnio lo pasea sin bozal, pues se ahoga,
y él otea mi miedo, y tira, y se desfoga
tan fuerte que no puedo asegurar la soga
con el dedo que suelta al perro y me interroga.

El perro no se altera, ni ladra, ni me lame,
ni contempla ni espera que un silbido lo llame.

Él sabe mi secreto y por eso no husmea
en mi insomnio culpable dónde escondo la droga,
y me observa muy quieto, adorable e infame.



Gregal


(Jotabé)


Trae el gregal un viento hacia levante
que refresca Valencia en un instante.

Más que viento el gregal es una esencia,
una herencia de oriente, una presencia,
un lamento de sal, con una afluencia
de voces y un rumor sobre Valencia.

Aquí respiró el Cid Campeador
y Valencia conserva su sabor.

Refresca mi calor, gregal errante,
que en Valencia tu brisa se evidencia
con tu leve cadencia alrededor.



Ruido y silencio


(Jotabem)


Me mira el mundo, feroz,
yo oigo, Valencia, tu voz.

Valencia se vuelve fiera,
ruge la ciudad entera
con mascletás y se altera
como el campo en primavera.

Restos de antiguas murallas
se iluminan con las Fallas.

Me mira el mundo, tu arroz,
me lleva a ver tu Albufera
donde tú, Valencia, callas.



Te derramas


(Jotabé)

a la joven de 20 años, jienense de Navas de San Juan, que se quitó la vida tras sufrir sistemáticamente acoso en redes sociales por su orientación sexual

Sit tibi terra levis


Hay cada vez más odio y más paredes,
y un sufrimiento tal que ya no puedes.

Has acabado entonces con tu vida,
que no puede una vida ser vivida
si el acoso es atroz y hay una herida
que te deja sin voz y adormecida.

Hay cada vez más odio porque amas
distinto y te pretenden entre llamas.

«Bruja lesbiana» escupen en las redes
hasta que ya no puedes y dormida
te quedas para siempre, y te derramas.


(Jotabé Finalista del XI Certamen Poético Internaional Rima Jotabé)



El Santo Inquisidor


(Jotabé)


«Viejo cabrón» te dice, Juan Benito,
quien el verso ha cambiado por un grito.

Te insultan por amar la poesía.
Te atacan, la belleza y la alegría
con lástima le dan la luz del día
a quién odia con tanta algarabía.

El Santo Inquisidor tu auto de fe
pretende cada vez que el sol te ve.

Versos que hacen el mundo más bonito
atacan con furor, ¡quién lo diría!
El odio odia tu Rima Jotabé.



Toxicidades

(Jotabé)


Leo toxicidades demenciales
que acusan hijas de bailes sexuales.

Leo, y no me lo creo, acusaciones,
un ñaque de odio sucio, insinuaciones,
nombrar poetas con ardor «cabrones»
y vestir las calumnias de oraciones.

La musa le perdone sus saetas
y el veneno mezclado en sus probetas.

Busque remedio, en fin, contra sus males
mentales y los vicios peleones
que le hacen atacar a los poetas.



Sepulcro


(Jotabé)


En sueños mi cabeza se figura
que en paz está bajo una sepultura.

El invierno en mi tumba entonces vierte
nieve pura, aunque no hay quien me despierte:
yace mi cuerpo en el sepulcro inerte
tocado sin remedio por la muerte.

Durmiendo me imagino que es eterno
mi sueño y me hallo a salvo del invierno.

Pero no existe tumba tan oscura,
ni tan oculto nicho, ni tan fuerte,
que pueda contener mi propio averno.



Sonrisas bajo las mascarillas


(Jotabé)


Aunque ya no lo veas, muchas bocas
aún siguen sonriendo como locas.

Aunque en este momento estén cubiertas,
y parezcan las calles tan desiertas
de esas sonrisas de antes, descubiertas;
esas risas de antaño no están muertas.

No deja de reír si está escondida,
ella sonríe siempre, aunque esté herida.

Y aunque virus tan grandes como rocas
traspasen el umbral de nuestras puertas,
una sonrisa habrá, dando la vida.



La Odisea rota


(Jotabé)


Bajo la eterna e implacable bota
de Zeus, la esperanza yace rota.

Llora Ulises su mundo tan remoto,
por los dioses y el ponto bruno roto.
Astuto Ulises, que perdió su voto
y ahora es solo un comedor de loto.

Muestra Elena sus pechos y su dote
en las redes a griegos con bigote.

Nadie lee La Odisea y un idiota
su sonrisa nos muestra en una foto
si se acercan sirenas a su bote.



Vertederos


(Jotabé)


Llora el mundo en un cubo de basura
un futuro que nadie le asegura.

Discuten si el problema es verdadero,
cómo afecta el efecto invernadero,
si se ha vuelto la mar un basurero
o si los Polos siguen bajo cero.

En esa discusión visten de traje,
pero no nos devuelven el paisaje.

El planeta se muere y ya no hay cura
en la locura de este vertedero
que contemplo llorando en cada viaje.



Gritos


(Jotabem)


Gritos que oí de pequeño
aún sobresaltan mi sueño.

Malditos gritos. El grito
que escuché de pequeñito
se ha convertido en un mito
que yo ahora regurgito.

Vomito gritos a un mundo
que grita cada segundo.

No quiero gritar y enseño
mis gritos, y entonces grito
mis gritos porque me hundo.



Cría verde de dragón azul


(Jotabea con versos franceses)


Encontramos la cría tan lejos de la cueva
que los hombres pensamos que era una raza nueva.

Sin embargo, esa fiera con ojos de cristal
albergaba en su sangre podrida el mismo mal,
el mismo sentimiento mezquino y criminal,
que llevaría al pueblo a su triste final.

¡Pero era tan bonito dormitando en su lecho
aquel reptil pequeño, feliz y satisfecho!

Nadie previó esos días aquella poma de Eva,
ni el fuego de la bestia, ni el futuro infernal,
cuando el monstruo mamaba voraz de nuestro pecho.



Náufragos


(Jotabé)


En las sombras ocultas de las olas
hay espumas de mar que están muy solas.

Comen frutos carnosos de patera
con el agudo filo de su esfera
y cubren de algas cada primavera
el cuerpo que la mar vomita fuera.

Cuando come la espuma, su canción
parece que nos roba el corazón.

En las sombras florecen amapolas
de sangre con que pinta su bandera
la insolidaridad de mi nación.



Amor mendigo


(Jotabé)


Yo sueño cabalgar como un templario
para hacer de tu cáliz relicario.

Yo me muero por ser tu caballero
y decirte al oído que te quiero,
pero en vano te busco, desespero
porque el amor se compra con dinero.

Yo sueño que mi capa de mendigo
se vuelve terciopelo y soy tu amigo.

Incluso a veces sueño ser corsario
y te llevo a la fuerza a mi velero,
pero como te quiero, no te obligo.



A Juan Benito


(Jotabé)


Hoy quiero agradecerte, Juan Benito,
que vistas con tu rima cada grito.

Porque dar una rima, amigo mío,
a este universo nuestro, tan vacío,
es mucho más que fuego contra el frío:
es el fresco torrente que da el río.

Vivimos en un mundo tan voraz
que una rima podría dar la paz.

Por eso te bautizo "Juan Bendito"
con poemas perlados de rocío
que piden a las musas tu disfraz.



Nonatos


(Jotabéa)

Los hijos que mi madre no engendró de otros hombres
con llanto silencioso preguntan por sus nombres.

Aunque nunca nacieron, dentro de mi cabeza
su vagido me hostiga con la absurda certeza
de que yo me he quedado con su naturaleza
y soy reo de muerte si su vida no empieza.

La sangre del nonato, que pudiera haber sido
me reprocha hasta el aire de mi primer vagido.

Así que no te asombres, por favor no te asombres,
si ves en mi mirada un velo de tristeza.
¡Son los niños nonatos que por mi ser no han sido!


(Poema Finalista del VII Certamen Poético Internacional Rima Jotabé)



Hielo


(Jotabé)


De pronto mis ojos son elegantes
y ahora, si lloran, lloran diamantes.

El cuerpo se vuelve cristal de hielo
y arcoíris vacíos muestra en el suelo.
Mi voz se desvanece igual que un velo
y un vaho frío flota sobre el pelo.

De sangre están mis venas ya desiertas
y son mis huesos como pieles muertas.

Nadie me ve, ya no soy el de antes,
soy invisible incluso para el Cielo
y morir no me ha abierto nuevas puertas.



Incendio


(Jotabéa)


Me siento cual ladera lamida por el fuego
cuyas llamas el agua dejará para luego.

Crepita mi esperanza sin apenas aliento,
un humo negro cubre voraz el firmamento
y las llamas hambrientas sobre el fuego sediento
se alimentan del miedo, de la tierra y del viento.

Respiran las cenizas sobre la negra tierra
un violento latido como un viento de guerra.

Soy un bosque quemado que con lágrimas riego
de agua salada inútil, inútil alimento,
el verde de un paisaje que la ceniza entierra.

(Poema ganador del Primer Premio del,
VI Certamen Poético Internacional, Rima Jotabé)




Camarera que sirve JB

(Jotabé)



Sírveme un güisqui, guapa, y mucho hielo
y hoy llegaré borracho hasta tu cielo.

Ponme otra copa aquí en el corazón,
mientras bebe mi vista el pantalón
que, a tus piernas ceñido con pasión,
me quita la vergüenza y la razón.

Otro vaso... Mi voz aún te ve;
y te adora, conversa de tu fe.

Una más... Huele el güisqui a caramelo
y tú cuerpo a humedad y perversión.
Cóbrate, amor, mi último JB..



Política de tres pistas

(Jotabé)


Elefantes gigantes, trapecistas...
en este absurdo circo de tres pistas.

Elegantes, tunantes, peripuestos,
burladores de amores y de impuestos,
mentirosos, tramposos, bien dispuestos
a esquivar el zarpazo y los arrestos.

Gobernantes que roban a la gente,
vampiros del dinero aún caliente.

Delirantes acróbatas, artistas,
malabaristas de los presupuestos,
artistas en un circo que nos miente.

 
     
   
     
 
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