Inicio Juan Benito
 
 


Artículos



ARTÍCULO 494

EL PERIÓDICO DE AQUÍ

El Periódico de Aquí

Volver a El Periódico de Aquí

Volver a Artículos

 
 

EL JARDÍN DE PETER, REMANSO ONÍRICO

 

 
 

En ocasiones la vida va más deprisa de lo que podemos acompañarla, y es en estos momentos en los que descubrimos que nos hace falta un respiro, una bocanada de aire tranquilo, es entonces cuando recorrer lugares como el mundo fantástico y onírico que nos ocupa, El jardín de Peter, se valora en su justa medida.

Dado que el lugar tiene un nombre propio, procede comenzar por comentar quien es Peter Buch. Nació en Frankfurt, Alemania, en 1938. En su ciudad natal estudió por casi tres años, en la Escuela de Bellas Artes de Stuttgart. Posteriormente fijó su residencia en Francia, para recalar en el esplendor de sus años hippies, en la bella isla balear de Formentera en España, donde se ganaba la vida pintando cuadros.

Pero, según sus propias palabras, Formentera fue perdiendo ese «encanto» que tuviera en un principio, cuando se comenzó a masificar y se comenzaron a construir los primeros apartamentos en primera línea de playa. Además, como indica Peter, la vida se encareció mucho. Así que, cuando le llegó la hora de jubilarse allá por 1986, decidió cambiar la brisa del mar de Formentera, por el perfumado aire de los montes de Castellón, y fijó su residencia en la Pobla de Benifassà.

Tras instalarse definitivamente en este bello rinconcito de la Comunidad Valenciana, en 1991 decidió comprar una parcela de tierra de unas cuatro hectáreas en las afueras de Benifassà, en plena montaña, donde se encuentra uno de los parques naturales más bonitos y desconocidos de toda la Comunidad Valenciana, el Parque Natural de la Tinença de Benifassà, y en esa parcela de tierra, decidió iniciar la realización de su sueño, el cual era, crear un jardín de esculturas.

Este Jardín de esculturas iba a ser en un principio, su rinconcito privado donde construir su mundo, a caballo entre mágico, grotesco y onírico… pero a medida que las construcciones iban creciendo en número, los habitantes de Benifassà, que cuenta con una población más o menos estable de unas 213 personas, se interesaron por su trabajo y comenzaron a ir a ver qué estaba construyendo Peter en su parcela. El artista vio que su proyecto comenzaba a generar un gran interés, y ello lo llevó a abrir su jardín, hasta entonces privado, para que todas aquellas personas que lo desearan, lo pudieran visitar.

Hay un documental titulado «El Jardín de Peter» dirigido por Mic Tremens, en el que el artista Peter Buch habla de su obra junto a otras personas más o menos ligadas a él. Pero del mismo, sobre todo, destacaría las fotografía que muestra Buch de cómo ha ido creciendo su jardín. Llama la atención una gran cabeza que parece lucir una diadema, que una vez acabada es enorme, que cuenta con ventanas que coinciden con los ojos y la boca, la cual está flanqueada por dos torres, y en la que se ve el proceso de construcción de la misma, incluso una foto del artista enluciendo la frontera.

El Jardín está realizado, en una inmensa mayoría, con la técnica del trencadís, una técnica bien conocida en Manises, cuna de la cerámica, y que además, todos podemos admirar en construcciones tan emblemáticas como, la Casa de Trencadís en el bello pueblo de Benimaclet entre las calles Mistral y Murta; las decoraciones de la Estación del Norte en Valencia; la fachada principal del Mercado de Colón; la estación de metro de «Alameda» o, más recientemente, los ornamentos que bordean el Umbráculo y el Palacio de las Artes Reina Sofía, ambos dentro del complejo de la Ciudad de la Artes y las Ciencias.

Además de esta técnica, también encontramos figuras talladas en madera, bordeando algunas de ellas el camino que hay en el jardín, el cual está marcado con flechas para que el visitante no se pierda en el trayecto.

Para llegar a este encantador lugar, hay un camino desde Benifassà hasta la puerta del mismo, encontrando en la entrada un simpático cartel, a modo de fantasma u otro ser imaginario con ojos amarillos y letras en color azul, donde anuncia que has llegado al: Jardín de Peter.

Este proyecto, como dice el mismo Peter, es un proyecto personal, para el cual, no recibe ningún tipo de ayuda económica de ninguna entidad, ni pública ni privada, y lo mantiene gracias a su patrimonio personal, sobre todo, el que obtiene de la entrada/donativo que hay que abonar para poder visitar el jardín, el cual, en la actualidad, tiene una afluencia de visitantes entre 3.000 o 4.000 personas, siendo altamente recomendable concertar visita con Peter para que él mismo te comente todas las vicisitudes que ha pasado hasta ver el jardín tal y como se encuentra en la actualidad, aunque según el artista, el jardín sigue en construcción y seguirá así hasta el fin de sus días.

El estilo que utiliza Peter Buch para la realización de este jardín siempre en construcción, es el denominado «Art Brut», denominación que acuñó el pintor y escultor francés Jean Dubuffet (1901-1985), que es lo mismo que otras personas como el profesor de historia del arte británico Roger Cardinal (1940-2019), llamó «arte marginal», y que la web toneart.com, lugar dedicado a las Bellas Artes, define de esta manera:

«El Art Brut recoge toda expresión artística creada fuera de los límites de la cultura oficial. Generalmente realizadas por personas con alguna enfermedad psiquiátrica, o bien, por personas excluidas de la sociedad normativa. En algunos estudios aparece referenciado como Outsider Art queriendo hacer especial mención a la condición de los artistas en muchos casos enfermos, presos o personas sin techo».

Para la realización de este jardín, Peter utiliza elementos que recoge de las basuras, o bien elementos que los habitantes del pueblo desechan y se lo entregan para que pueda seguir construyendo su jardín, pues, cierto es que, este jardín ya aparece en todas las guías de la zona, se puede encontrar en Google Maps, y hace que Benifassà y los pueblos cercanos gocen de un turismo que de otra manera no tendría, con todo lo que económicamente supone el mismo.

Hay que comentar que este jardín tiene algunos «primos» en el mundo, pues en Italia, entre el Lacio y la Toscana, se erige el Jardín del Tarot. Y en Chartres, en Francia, se encuentra la Casa Picassiette o casa de los mil trozos, por citar algunas. Todas son muy similares y todas tienen en común que utilizan el trencadís como uno de los elementos de adorno y constructivo predominante.

Entre las construcciones más significativas, y en algunas de ellas incluso se puede entrar y subir, encontramos una gran mujer con una falda y vestido rojo. Una cara verde que parece que estuviera pegada al suelo. Una torre con una escalera y un pequeño mirador, que conforma su barandilla como si fueran esculturas de niños cogidos de la mano.
Otra de sus construcciones estrella es una boca abierta de un gran dragón en la que luce tres grandes y blancos colmillos que, en cierta manera recuerda a la construcción denominada el Dragón de la Calderona, situado también en Castellón y que construyó y mantiene la artista Rhea Marmentini.

El recorrido para ver el jardín no es muy largo y casi todo el trayecto que hay que recorrer está cubierto con algún tipo de argamasa, pero la verdad es que tiene bastante desnivel, es por ello que se debe ir con la convicción de pasarlo bien, disfrutar del jardín, pero cansarse un poquito.

De verdad que, es un punto de obligada visita, tanto para los lugareños, los habitantes de la Comunidad Valenciana y todos los turistas del mundo entero, pues podrán ver algo imaginativo, especial, onírico, bello, colorido… algo que, a buen seguro, siempre recordarán. Y si llega hasta el pueblo, no le será difícil reconocer la casa del artista, pues en el exterior, tiene bastantes elementos construidos de igual manera que su jardín.

La Pobla de Benifassà es sinónimo de originalidad a todos los niveles.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
    Amigos conectados     Arriba