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ARTÍCULO 483

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DE ELEFANTES AFRICANOS EN EL CORAZÓN DE VALENCIA

 

 
 

Valencia en 1965, de la mano de Ignacio Docavo Alberti (1922-2016) contó con un zoológico dentro del recinto de los Jardines del Real, más conocidos como «Los Viveros». Este zoo se inició con algunos animales provenientes de diferentes personas y de algunos circos, y del mismo fue su director el propio Docavo Alberti. Estas instalaciones iban a ser provisionales, pero lo cierto es que esa provisionalidad duró la no despreciable cantidad de 43 años hasta que, definitivamente cerró en 2007 dejando una gran historia tras él.

Pero cerró, no para desaparecer, sino por fin, para evolucionar y salir de la provisionalidad, pues años antes, en el llamado Parque de Cabecera del antiguo cauce del río Turia, situado en el barrio de San Pablo en el distrito de Campanar y con entrada por la Avenida de Pío Baroja, 3, se estaba construyendo el nuevo zoológico, el cual recibió el nombre de Bioparc, pues era mucho más que un simple recinto para albergar animales vivos, pues les ha proporcionado a los animales una verdadera «casa» junto con una muy buena calidad de vida dentro de unos entornos que reproducen sus hábitats naturales, siendo estos muy amplios para que cada especie animal pueda desenvolverse con unos estándares de calidad excelentes. Además, también cuenta con unos estándares excepcionales de garantía para todos los visitantes, para esos miles de visitantes que diariamente disfrutan de la experiencia de compartir unas horas con unos animales grandes, bellos, depredadores, graciosos y demás adjetivos que se pudieran añadir en uno u otro sentido.

De esta manera, hace catorce años, exactamente el 28 de febrero de 2008, se inauguró el Bioparc, el cual tiene un éxito arrollador. Es por ello que, para su décimo aniversario, la empresa que lo regenta Rain Forest Valencia S. A. con su presidente al frente José Maldonado, designó al zoólogo, documentalista, dibujante y miembro de la Fundación Bioparc Fernando González Sitges como artista de una escultura que aspiran a que se convierta en un icono de Valencia, un gigantesco elefante africano.

El equipo de Rain Forest Diseño dirigido por el Arquitecto Luis María Ortiz Valero y el Ingeniero Luis Ángel Martínez Juez, ha desarrollado la escultura de forma multidisciplinar, es por ello que ha contado con un nutrido grupo de artesanos valencianos, realizando el proyecto dentro de las instalaciones de una enorme cerrajería valenciana.

La escultura se realizó durante once meses, y por fin, tras semanas de montaje, sería oficialmente inaugurada en la noche del 31 de mayo de 2018, y desde entonces, un gigantesco elefante africano preside la gran explanada que hay frente a la inmensa entrada del Bioparc.

El elefante africano es el animal terrestre más grande que existe hoy en día y, el más grande que se ha registrado fue uno cuya altura alcanzó los cuatro metros y su peso llegó a las diez toneladas. Pero el elefante africano del Bioparc es tan realmente gigantesco, que tiene el doble de altura, ocho metros, y un peso de quince toneladas, teniendo además una longitud de once metros. Comentar que, tan sólo las patas que son unos impresionantes pilares de acero, y el verdadero soporte de toda la inmensa estructura, tienen una longitud de un metro y un diámetro de ochenta centímetros.
Toda la estructura está ubicada sobre una impresionante plataforma de hormigón, la cual está prácticamente por entero incrustada bajo tierra.

La «piel» de este gigante elefante africano, está realizada con chapas de acero soldadas de 3 milímetros de espesor, que cubrirán una extensión de 120 m2. Apuntar que, tan sólo la cabeza está formada por seis partes tubulares de acero soldadas muy bien diferenciadas. Mención aparte requiere la trompa pues para darle su forma redondeada está compuesta por diecinueve partes soldadas.

En la construcción de esta impresionante escultura, también se han utilizado elementos orgánicos como la madera y la caña.

Con la madera se han realizado las 26 costillas que se ven a través de los grandes orificios que se han dejado a tal efecto en el grueso cuerpo del elefante, pues esto según sus creadores, quiere significar y simbolizar:

«La fragilidad de los ecosistemas, de sus animales y plantas».

También tiene la escultura algunas patas con unas grandes aberturas en la piel que dejan ver unos gruesos troncos de madera que simulan ser los huesos de este gigantesco elefante. He de decir que ese efecto «traslúcido» en la piel del elefante le da un toque genial al producto final.

Los colmillos son tan grandes que cada uno pesa 150 kilos, y también están realizados en madera, utilizando 2.500 partes diferenciadas. La madera, además, también se utiliza para realizar las uñas y los hombros. Gran efecto visual que contrasta con el marrón oscuro de la piel del enorme paquidermo.

Un punto a tener presente y resaltar, son las inmensas orejas. Los elefantes africanos vivos tienen unas orejas muy grandes y ciertamente delgadas en comparación con el resto de su cuerpo, así que para realizarlas en esta escultura, optaron por realizarlas con un entramado de caña holgado que dejar ver multitud de espacios huecos, que le dan al conjunto la característica de «traslúcido» y es realmente impactante. Las orejas tienen una sección de 27 m2. Realmente toda la escultura es un verdadero derroche de imaginación digno de remarcar y de tener en cuenta.

La escultura representa a un elefante africano en movimiento, el cual ha iniciado una carga de aviso. En este momento, los elefantes alinean sus cuatro patas, su cuerpo se desplaza a un lado y su cabeza se inclina y, es este un breve y sutil momento que los constructores han sabido recrear y plasmar, dotando a su escultura de un impresionante movimiento. Es como si realmente fuera a echar a andar.

Llegados a aquí, lo que le faltaba a esta gran escultura, era un nombre, y decidieron ponerle por nombre «Escipión», en homenaje a Publio Cornelio Escipión (236 a. C.-183 a. C.), llamado «el Africano», el cual el 19 de octubre de 202 a. C. en la batalla de Zama, venció a Aníbal (247 A. c-¿?), el cual contaba con 40.000 soldados y 80 elefantes. Mas, lo venció gracias al conocimiento que Escipión tenía de estos paquidermos.

Ahora bien, como sabemos, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha modificado el estatus de las dos especies de elefante africano, y han pasado, de estar en la lista roja, a estar, el elefante del bosque en peligro crítico y el elefante de la sabana en peligro de extinción. Pero el Bioparc tiene cuatro hembras de esta última especie y una de ellas llamada Matla, después de 653 días de gestación, el 9 de noviembre de 2022 parió una cría sana y fuerte, con la que ayudará a que esta especie no desaparezca.

Con esto es como si la instalación de la gigantesca escultura del elefante africano, hubiera sido una premonición de lo que poco tiempo después fuera a pasar. De cualquier manera, le deseamos una larga vida a la cría de elefante africano, y que no sea la única que venga al mundo en el Bioparc.

Si eres valenciano no puedes perderte la visita al Bioparc y ver la grandiosa escultura del elefante africano. Y si eres un visitante ávido de ver bellas cosas en Valencia, tampoco puedes dejar pasar la visita al Bioparc y ver en la entrada la citada espectacular escultura, pues ambas cosas te gustarán.

Valencia es sinónimo de innovación y fusión entre la natura y la tecnología.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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