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ARTÍCULO 480

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DE COHETERO A SERENO

 

 
 

Los fuegos artificiales surgieron hace siglos y desde siempre, nos han acompañado en toda la historia, constituyendo el momento culminante de las fiestas de muchos lugares del mundo entero, siendo especialmente famosos los fuegos artificiales de China y, como no, los de Valencia en España.

Centrándonos en España, los fuegos artificiales han tenido épocas de esplendor y épocas en las que ese esplendor se ha visto diluido por las prohibiciones, aunque con el paso era como si esas prohibiciones se diluyeran.

De esta manera, tenemos que en la década de 1620 se prohibieron los «borrachos» (cohetes buscapiés), morteretes, culebrillas y triquitraques (tracas). Tras el Decreto de Nueva Planta impuesto por el rey Felipe V (1683-1746), llamado «el Animoso» que ganó la Guerra de Sucesión Española, Nicolás Felipe de Castellví, conde de Castellar, quien fuera el primero corregidor de Valencia, volvió a prohibir los «borrachos». Este es parte del texto de la prohibición:

«sea osado […] disparar en estos días ni en el discurso del año cuetes que llaman borrachos por las calles de dicha ciudad, por haberse experimentado los grandes perjuhicios que dellos se siguen […]»

Y tras alguna prohibición más, llegamos a la que nos interesa, pues el 15 de octubre 1771 el Rey Carlos III de España (1700-1788), llamado «el Político» o «el Mejor alcalde de Madrid», firmó una Real Cédula en la que prohibía el uso de todo tipo de armas y fuegos de artificios pirotécnicos en todas las poblaciones de los reinos que se encontraban bajo su mandato. Esa Real Cédula se publicó en Valencia el 22 de octubre de ese mismo 1771, y parte del texto de la misma es:

«que ningún cohetero de esta Corte [Madrid] fabricasse, vendiesse, tirasse ni disparasse fuegos en ninguna fiesta particular […] a excepción de las Fiestas Reales de Fuegos».

Como Valencia era uno de esos lugares que estaban bajo su mandato, hizo que el oficio de cohetero y por ende, cualquier persona que en su trabajo estuviera relacionado con él, se vio abocada a quedarse sin trabajo, pues la prohibición de la realización de espectáculos pirotécnicos, como ocurre en la actualidad, manejaba y generaba mucho dinero, y así, en la ciudad de Valencia esta medida generó un grave perjuicio económico, social y familiar.

Pasados seis años, exactamente en 1777, el alcalde de Valencia Joaquín Manuel Fos (1730-1789), para paliar esta situación en la medida de lo posible, creó el «Cuerpo de Serenos», aunque en un principio no se denominaban de esta manera. Eran una mezcla de vigilante nocturno con gran vocación de ayuda social e información horaria y climática, siendo esta última función la que le dio el nombre a este oficio.

El Ayuntamiento uniformó a este nuevo cuerpo con un capote gris, que con el tiempo pasó a ser un abrigo negro, una gorra de plato, un pito, un cinturón en el que sujetar una porra, y un chuzo para poderse defender llegado el caso, siendo el chuzo una vara de madera corta acabada en uno de sus extremos con una punta de hierro o acero. También llevaban un farol para iluminarse en su quehacer, pues su jornada de trabajo comenzaba a las 23:00 horas y acababa a las 05:00 horas. En su cinturón llevaban un aro con todas las llaves de los portales de todas las viviendas que estuvieran en su demarcación, ya que los serenos tenían distribuida la ciudad en sectores y cada uno de ellos tenía su propia demarcación.

Entre las misiones que debían realizar estaba la de abrir las puertas a las personas que llegaban de madrugada a casa, muchas veces ebrias, pues las llaves de aquel entonces eran de un tamaño muy grande para llevarlas siempre encima. La manera en cómo se llamaba a estos «vigilantes nocturnos» era: «Serenooooo», y este contestaba: «Vaaaa».

Otra de las funciones de este cuerpo era la de velar por la seguridad en las calles. Así, cuando veían que estaba sucediendo alguna situación que requiriera la presencia policial, hacían sonar su pito insistentemente para que ubicaran su posición. Mas, con el paso del tiempo, los serenos llegaron a tocar su pito con cierta facilidad ante todo tipo de situaciones, motivo por el cual la policía comenzó a no hacer demasiado caso a las llamadas de aviso o auxilio de los Serenos y dejaron de acudir a las mismas. De este hecho se derivó el dicho:

«Te han tomado por el pito del sereno»

Que literalmente quiere decir que no te han hecho ningún caso.
Otra de las funciones del Sereno, era la de dar la hora y anunciar el clima que hacía, y lo realizaba con una fórmula que ha pasado a la historia, siendo esta la siguiente:

«Las cuatro en punto y sereno»

Como en Valencia hay buen tiempo casi todo el año, la palabra final casi siempre es «sereno», y pocas veces se decía «y lluvia». Así, esta última palabra fue la que, definitivamente, dio nombre al Cuerpo de Serenos de Valencia, y con el que se exportó fuera de ella.

Esta iniciativa fue muy bien valorada, motivo por el cual fue implementada en otros lugares de España y otros países del mundo, teniendo en algunas ciudades alguna utilidad extra, como en Badalona, que tenían la misión de despertar a los pescadores, para ello, cada pescador dejaba una cuerda con nudos y, si procedía, algún lazo, cada nudo representaba una hora y si había un lazo, media hora. Así si en la puerta de un pescador había una cuerda con cuatro nudos y un lazo, el Sereno debía llamarlo a las 04:30 horas.

Una de las perores cosas que tenía este cuerpo, era que no cobraban un sueldo ni tenían Seguridad Social, viviendo sólo de las propinas que les daban las personas que les avisaban. Así, en 1954 el Cuerpo de Serenos constituidos en Patronato, presentaron unas tarifas fijas a los vecinos para que estos las abonaran mensualmente, pero esta medida no fue bien recibida y nunca se pagó. Por su parte el Ayuntamiento comunicó que este cuerpo podría desaparecer si el vecindario tenía voluntad de ello.

Mas, la modernidad le ganó la partida a los Serenos, pues la llegada de los porteros automáticos sobre 1977 y la enorme reducción de las llaves, hizo posible que cada vecino pudiera ser autónomo en ese sentido. Además, la vigilancia de las calles pasó a ser potestad de la actual Policía Local. Estos dos factores unidos hicieron que el Cuerpo de Serenos despareciera por completo.

En la actualidad, en ciudades como Gandía, Gijón y otras. hay intención de recuperar este Cuerpo de Seremos, pero no con las funciones que tuvieron en origen, sino como ayuda para localizar tiendas, cajeros automáticos y farmacias de guardia, etc., pudiendo añadir otras funciones como ayudar a cruzar la calle y parar taxis a las personas mayores o con alguna discapacidad.

Como apunte lingüístico, en Valencia, donde se creó este cuerpo «sereno» se dice «seré», pero debido a que lo que gritaban los Serenos era la palabra en español, esta se ha respetado como nombre de este oficio, así si en valenciano decimos:

«El Sereno está sereno»

Diremos: «El Sereno está seré»

Valencia es sinónimo de creatividad y multitud de primeras veces que ha exportado al resto de España y al mundo entero.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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