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ARTÍCULO 468

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LA CASA JUDÍA: LA ASIGNATURA PENDIENTE

 

 
 

Cuando las expresiones de belleza artística no están respaldadas por las administraciones públicas, nos encontramos con unas situaciones que, simplemente van en contra del patrimonio de ese lugar.

Y, una situación similar es la que podemos encontrar en la conocida como «Casa Judía» de Valencia, también llamada «Casa Egipcia». Esta es una edificación que se encuentra en la actual calle de Castellón número 20, en el barrio de Ruzafa del Distrito del Ensanche, entre la Gran Vía de las Germanías y la Estación del Norte, que realizó en 1930 el arquitecto valenciano nacido en Sueca Juan Francisco Guardiola Martínez (1895-1962).

Esta construcción se enmarca dentro de lo que fue el movimiento «Art-Decó» valenciano, el cual podemos encontrar otras construcciones como el edificio del Rectorado de la Universidad de Valencia; la «Finca Roja»; el cine Rialto; el Colegio Mayor Luis Vives y muchos otros. Pero la Casa Judía tiene algo muy especial que destaca de entre las demás construcciones; su impresionante policromía y su impecable unión de diferentes estilos arquitectónicos y diferentes culturas de diferentes países, como nos indica la definición del Art-Decó y, cosa que hace de todo el conjunto, una verdadera maravilla que hay que admirar con ojos curiosos y agradecidos. De hecho, este edificio, el cual no es visitable en su interior, pues son viviendas particulares y algunas oficinas en su parte alta, está incluido en numerosas rutas turísticas a la ciudad de Valencia, por su singular, bella y llamativa fachada.

El edificio está constituido con tres cuerpos bien diferenciados, el del basamento, el central y el superior.

El cuerpo del basamento está constituido por la planta baja y la primera altura. en origen este tramo del edificio tenía cuatro columnas con capiteles jónicos y ricamente pintadas; dos de ellas llegaban desde el suelo hasta lo alto de la segunda planta, pero en un momento dado de la historia del edificio, la parte de las columnas de la panta baja fueron pintadas de blanco y, junto a las columnas que flanqueaban la puerta de entrada fueron absorbidas por la modernidad, pues en sus bajos pusieron negocios como una sauna o una casa de alterne, y todos los locales con sus correspondientes nombre en letreros arriba de las persianas de los mismos.

La primera planta cuenta con tres balcones retranqueados a modo de mirador, dos de ellos a los lados de un tamaño contenido que flanquean a un balcón central de gran tamaño.

La parte central está compuesta por dos pisos que son idénticos en su construcción, teniendo estos dos balcones volados en la lados y un generoso mirador central realizado en madera con ocho tramos de persianas cada uno.

La parte superior está compuesta por dos pisos más. El inferior cuenta con un balcón corrido, mientras que el superior tiene tres balcones independientes, siendo el central mucho más largo que los laterales. Una columna central de estilo egipcio, parte desde el primer piso de esta parte y atraviesa de arriba abajo ambos balcones centrales. Esta disposición deja ver la pintura en forma quebrada en diferentes colores como el amarillo, naranja, morado o marrón que atraviesa los dos pisos.

Por último, en la parte de arriba hay tres ventanas coronadas por arcos ojivales y unos rosetones calados de clara inspiración árabe. Sobre estos, actualmente hay una especie de dintel embellecido en su parte baja por figuraciones de corte egipcio, pero esto sólo es parte de lo que había en origen, pues cuando el arquitecto Juan Francisco Guardiola Martínez lo acabó de construir, en la parte superior de ese dintel, había dos grandes remates a modo de dos pináculos de estilo neo hindú, que al igual que las columnas citadas de la parte baja del edificio, desaparecieron en algún momento dado de su historia.

Ese remate, que por las pocas fotos que hay del edificio cuando estaba completo, debió ser muy monumental, fue muy similar al remate que le puso un año antes, en 1929, al edificio que hizo en Barcelona para un hermano suyo, Ferran Guardiola, aunque el edificio es más conocido como la «Casa China».

Pero entre estos dos edificios hay una gran diferencia, mientras que, el que se encuentra en Barcelona, en la calle Montaner, 54, esquina con la calle Consejo de Ciento número 234-236, sí que mantendrá todos sus elementos construidos en origen y se irán rehabilitando según sus necesidades, pues el gobierno catalán le ha concedido un estatus de Bien Cultural del Patrimonio de Cataluña, la Casa Judía, no tiene ningún tipo de protección gubernamental, y no es por falta de interés de los valencianos por proteger su patrimonio, pues la asociación Círculo por la Defensa del Patrimonio, entre otras, ha solicitado que se inicien las «actuaciones administrativas para incoar este edificio como Bien de Relevancia Local y se actualice el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Valencia, incluyendo también al Cine Jerusalem», pero de momento no ha sido así. Así que la Casa Judía no es Bien de Interés Cultural (BIC). Aun así, en 2013 se solicitó que se volviera a reponer el remate que fue eliminado años atrás por estar en mal estado, pero nunca se ha hecho realidad.

El edificio lo mandó construir un judío llamado Yusuf Shalom, es por ello que, en su frontón curvilíneo de la puerta de entrada al zaguán, hay cincelada y pintada en azul una Estrella de David, sobre una representación de una tela pintada en color ocre. En el centro de esa Estrella de David están las letras, «JB».

Además, en la web sfarad.es (el portal del judaísmo en España), se cita que esta casa, antes de que se creara la comunidad Beit Lea en la década de 1960, de sefardíes emigrados del norte de Marruecos, de manera discreta y clandestina se reunían los pocos judíos que había en Valencia para celebrar el kabalat Shabat o las Fiestas Mayores.

El interior del edificio no es tan llamativo como la fachada exterior, pues, aunque el zaguán sigue manteniendo su estilo original de corte egipcio, el resto ya no es así, pues al instalarle el ascensor, del que no disponía en origen, se hicieron obras muy agresivas para la construcción. Además, a día de hoy, la mayoría de los pisos de unos 100m2, que en origen contaban con tres dormitorios, un baño, cocina y comedor, han reformado por completo por sus propietarios.

Sobre este genial arquitecto suecano Juan Francisco Guardiola Martínez, hay que comentar que construyó otros edificios del Ensanche, aunque sus construcciones más relevantes fueron:

1929. Ateneo Suecano de los Socorros. Sueca (Valencia)
1929. Casa China. Barcelona.
1930. Casa Judía. Valencia.

A los que habría que añadir como construcciones menores:

1934. Teatro Serrano. Sueca (Valencia) (Actualmente un Mercadona)
1937. Lavaderos de L’Alqueria. Alzira (Valencia)
1950. Teatro/Cine Monterrey. Puebla Larga (Valencia)
1950. Cine California Villanueva de Castellón (Valencia)

Y muchos otros edificios, sobre todo en Valencia.
Si tienes oportunidad de pasarte a ver la fachada de este bello edificio, no te lo pienses, no sea que el día menos pensado, al no tener protección gubernamental, desaparezca.

Valencia es sinónimo de no saber proteger su patrimonio cultural.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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