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ARTÍCULO 465

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CASTILLO DE XIO

 

 
 

En esta ocasión viajaremos hasta la bella localidad de Lluchent (Luchente), situada en la parte oriental de la comarca de la Vall d’Albaida (Valle de Albaida) en la provincia de Valencia, donde encontramos las ruinas de un castillo con un nombre que evoca a oriente, el Castillo de Xio. Pero tras mi investigación, he constatado que «Xio», es un nombre de origen español que viene a significar «Preparado para la batalla», haciendo este nombre referencia con su historia, pues fue una construcción militar de origen musulmán que nos cuenta una sangrienta batalla.

El Castillo de Xio está calificado como Bien de Interés Cultural (BIC). Fue construido en el siglo XII por los almohades, nombre que significa «los que reconocen a dios», siendo estos una dinastía bereber marroquí que dominaron el norte de África y el sur de la península ibérica entre 1174 y 1269.

El castillo-fortaleza está calificado como «de zona rural» o albacara, siendo un lugar de refugio para la población de las alquerías de la zona y sus rebaños en caso de necesidad. Este castillo es la única muestra de arquitectura musulmana que queda en la zona, pues de las alquerías que constituyeron una población con el castillo como centro de la misma, sólo nos han llegado restos de las de Cometa, Benifalgia, Vilella y Rafal.

El Castillo de Xio, también llamado Castillo Viejo o Castillo de Chio, está situado en la falda del Monte Buixcarró en un cerro llamado Del Testigo, con su cima a 347 msnm., y este está al noroeste de un paraje llamado Monte Santo (llamado así por los hechos ocurridos allí que luego veremos). El castillo está prácticamente en ruinas, mas, hay que hacer notar que es una de las fortalezas mejor conservadas dentro de su cronología histórica, en el ámbito de las comarcas centrales de la provincia de Valencia.

En un principio el Castillo de Xio tuvo la misión de la vigilancia del movimiento de las tropas y de todo tipo, desde la costa mediterránea, como Cullera y Denia, con la Vall d’Albaida, e incluso la ruta que unía Xàtiva y Denia

El Castillo de Xio está construido principalmente en mampostería y en menor proporción en tapial. Tiene una superficie amurallada de unos 5.000 m2, y consta de dos murallas separadas unos metros entre sí. Actualmente la muralla exterior o inferior está muy deteriorada y no existe en bastantes tramos, manteniendo dos bastiones en dos ángulos. La muralla interior o superior, está en muy buenas condiciones de conservación y tiene una torre cuadrada de tres alturas en el ángulo oriental y otra en el vértice norte. Ambas murallas fueron construidas siguiendo la orografía del terreno, conformando las mismas un trazado en su perímetro algo irregular que recuerda a un trapezoide. Ambas murallas tan sólo tenían una entrada en todo su perímetro.

El interior del castillo está vacío, no conserva nada de lo que tuviera originariamente y, tan sólo hay algunos rastros de unas construcciones adosadas a la cara interna oeste de la muralla y un aljibe excavado en la tierra.

Este castillo está íntimamente ligado a una leyenda que fue origen de dos edificaciones cristianas, el Monasterio del Corpus Christi, del cual se inició su construcción en 1422 y; la Ermita de la Virgen de la Consolación, construida en gótico mediterráneo, la cual fue declarada Monumento Nacional en 1982.

Para hablar de la leyenda citada, que ha pasado a la historia con el nombre de «El milagro de los Sagrados Corporales», hay que comenzar por decir que, tras la conquista de Valencia por Jaime I de Aragón y Valencia (1208-1276), llamado «el Conquistador», los musulmanes se sublevaron liderados por Mohammad Abu Abdallah Ben Hudzäil al Sähuir, más conocido como Al-Azraq (1208-1276), el cual murió en la llamada Batalla de Lluchent, pasando a ser liderados por Aben-Bazel, y tras el saqueo de la ciudad se refugiaron en el Castillo de Xio.

Mientras tanto, los cristianos apostados en las inmediaciones del castillo, sabían que en breve entraría de nuevo en combate, y ante esto, las tropas cristianas decidieron realizar una misa de campaña, mas, en el preciso momento en que el sacerdote iba a dar la comunión a los capitanes, las tropas cristianas fueron sorprendidas por las musulmanas y no pudieron concluir la misa, pues tuvieron que hacer frente a la batalla, y así al amanecer del 24 de febrero de 1239, las tropas cristianas definitivamente derrotarían a las musulmanas.

El sacerdote, celoso de su ministerio y lo que este representaba, para que el Cuerpo de Cristo no fuera profanado por los musulmanes, decidió esconder las formas en el corporal, es decir en el lienzo que puso sobre la piedra que estaba utilizando para oficiar la misa y las escondió entre unas rocas.

Al finalizar la batalla e ir a buscar el corporal con las formas, con gran asombro vieron que estas habían sangrado manchando con esa sangre el corporal. Todos vieron en eso el milagro de que la propia sangre de Cristo se había hecho presente.

Tras esta victoria, como las tropas cristianas estaban formadas por soldados de Daroca, Calatayud y Teruel, todos quisieron llevarse a sus ciudades el milagroso paño manchado con la sangre de Cristo, pero como eso no podía ser, finalmente decidieron colocarle a una mula el corporal dentro de una arqueta, y la reliquia se la quedaría la ciudad donde se detuviera el animal. Así, tras trece días en los que la mula deambuló de un lado a otro, la misma llegó a Daroca y allí calló muerta, quedándose esta ciudad con el corporal.

En el recorrido de la mula hubo varios milagros como el de Puebla Larga, el cual nos dice que un paralítico pudo caminar.

Años más tarde, en 1335, Maria de Vidaure, esposa del III Señor de Lluchent, quiso saber dónde ocurrió el milagro, y se cuenta que, durante largo tiempo pidió a Dios que le mostrase el lugar exacto, y finalmente fue recompensada, indicándoselo mediante señales luminosas en forma de cruz. Así supo dónde estaba la piedra sobre la que el sacerdote ofició la misa de campaña y, el lugar donde escondieron las formas envueltas en el corporal. María de Viadure ordenó construir una ermita donde estaba la piedra y una cruz donde estuvieron las formas escondidas.

Con el paso de los años la ermita se convirtió en el Convento del Corpus Christi y en el siglo XVIII se construiría la ermita de la Virgen de la Consolación cerca de la cruz de piedra, pasando a conocerse ese lugar como el «Monte Santo».

Tras la conquista cristiana y el desarrollo de la población, el Castillo de Xio perdió sus funciones militares y sus dueños decidieron trasladarse al Palacio o Castillo Nuevo situado en el núcleo urbano. El castillo fue abandonado, sufriendo con el paso de los siglos un deterioro irreparable. Mas, en 2016, el Ayuntamiento de Lluchent solicitó a la Diputación de Valencia asistencia técnica para la restauración y conservación de esta enorme fortaleza musulmana.

Todos deberíamos ver, sentir y respirar la sensación medieval que emana de este conjunto arquitectónico, pero para los senderistas no hay excusa en no hacerlo, pues el Castillo de Xio está incluido en la «Ruta de los Monasterios», un sendero de Gran Recorrido marcado como GR-236, creado en 2008, el cual es un sendero religioso y cultural.

Lluchent es sinónimo de grandes batallas y grandiosos milagros.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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