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ARTÍCULO 457

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EL MONUMENTO VIVO

 

 
 

Estamos tan acostumbrados a ver los monumentos que hemos creado los hombres con cualquier elemento de construcción y en cualquier periodo de la historia de la humanidad, los cuales son impresionantes e increíbles por lo grandes, arriesgados o altos que son, o bien por cualquier otra característica como el lugar de su construcción y las dificultades que eso pueda entrañar, que a veces, no nos detenemos a ver y admirar esos monumentos vivos que nos ofrece la naturaleza, como es el caso en el que nos vamos a centrar, la olivera «La Morruda».

En la Comunidad Valenciana tenemos muchos monumentos vivos, como puedan ser «La carrasca de Culla» en Castellón, un árbol monumental que data del siglo XVI; el madroño de la Masía Ferrer en Segorbe, con más de cien años; el «Pino de la Bahía» en Elche, finalista como árbol del año 2021; el «Tío Manolo» en Aigües, un pino centenario; la «Garrofera de Bovalar» en Alaquàs, la cual tiene más de 400 años; el «Olmo de Navajas», candidato a «Árbol de año 2019», el cual tiene una leyenda ante él que dice:

«Este olmo fue plantado por Roque Pastor en el año 1636»

De esta manera, podríamos seguir nombrando numerosos árboles multi centenarios que están catalogados por la Generalitat Valenciana, como Árboles Monumentales de la Comunidad Valenciana, pues en 2020 contábamos con 153 ejemplares de estos monumentos vivientes, dándoles esta catalogación el privilegio de no poder ser arrancados.

Pero de entre todos estos árboles monumentales, de estos monumentos vivientes, hay uno que destaca con luz propia, y este es la olivera llamada «La Morruda». Este árbol único, se estima que puede tener sobre 1.550 años de antigüedad, aunque según algunos expertos incluso podría tener algunos años más.

Esto quiere decir que este árbol fue contemporáneo del nacimiento de Dionisio el Exiguo (ca. 460-ca. 525); del Imperio Español, el Carolingio, el Sacro Imperio Romano Germánico, el Otomano y otros; las dos grandes guerras mundiales (1914-1918) y (1939-1945); de movimientos como el «Renacimiento» o el «Romanticismo»; el «Siglo de Oro Valenciano»; el levantamiento del 2 de mayo de 1808; de la creación de órdenes como los Templarios (1118) o el Santo Sepulcro (1099); los papas Borgia Calixto III (1378-1458) y Alejandro VI (1431-1503); de la Hispania visigoda (s.V-s. VIII); de la conquista musulmana de la península ibérica (711-719) y la posterior reconquista del Reino de Valencia por parte del rey Jaime I (1208-1276) «el Conquistador» entre 1229-1245, y miles, millones de cosas más, siendo un testigo mudo de tantos acontecimientos que casi es increíble que un ser vivo pueda haber existido tantos años a pesar incluso de las adversidades climáticas y naturales, como plagas, sequías y otros.

Verdaderamente la olivera «La Morruda» es todo un icono de la comunidad Valenciana y, todo un monumento viviente con mayúsculas, estando a la par en antigüedad con el Tejo de Valhondillo, del que los expertos calculan que puede tener entre 1.500 y 2.000 años, vegetando en Rascafría, en la Sierra de Guadarrama en Madrid, y ambos estarían entre los más longevos de Europa.

La Morruda está situada en el Alto Palancia, en el Parque Natural de la Sierra de la Calderona, en Segorbe (Castellón). Es propiedad de los Hermanos Cortés en el Mas Ferrer (Masía Ferrer), situado a 350 msnm, y tiene unas medidas impresionantes, con casi 8 metros de altura; unos 15 metros de diámetro de copa, aunque dicen que llegó a tener mucho más diámetro, pero que, tras los trabajos de cuidado de la misma, se redujo considerablemente su diámetro. Su tronco que luce muy rugoso, con lo que llaman «venas», a la altura de 1,30 metros desde el suelo, tiene un diámetro de unos 7 metros, y cuando se toca el mismo, casi se puede sentir en nuestra piel toda la historia que guarda en su savia.

A uno de los lados de «La Morruda» hay tres leyendas, de las cuales dos son dignas de mención. Una de ellas en un cartel verde con letras blancas, que se rotula como «Normas de comportamiento», y dice:

«Te encuentras delante de un olivo anciano, como tal respétalo. No subas al árbol, no le cortes sus ramas, no deposites basura. Este olivo ha vivido más de 1500 años y entre todos hemos de conseguir que viva muchos más. Contémplalo, vigílalo y quiérelo, ya que representa un símbolo vivo de tu historia y costumbres».

La otra leyenda está plasmada en un mosaico de doce azulejos gratamente dibujados y orlados con una cenefa, también de azulejería, que dice:

«Protector, Asociación «La Aldaba». Edad aproximada a 1500 años. Propiedad Hnos. Cortés. Rehabilitación y recuperación por suscripción popular. Segorbe 16 de abril de 1995».

La Morruda, cuyo curioso nombre le viene dado por la clase de oliva que produce denominada «morruda», que es una de las mejores para producir aceitunas partidas o aliñadas, tuvo un largo tiempo en que, no voy a decir que estuviera abandonada a su suerte, pero sí algo falta de cuidados, aunque nunca ha dejado de producir su cosecha de olivas. Pero todo eso cambió en 1995, cuando la Asociación «La Aldaba» se erigió en su protectora, así como en la protectora de otros árboles monumentales de la Comunidad Valenciana.

La Asociación La Aldaba cada primavera le garantiza a La Morruda, unos tratamientos adecuados para la protección de la olivera, como la poda, clareo y un exhaustivo seguimiento y control de las plagas y controles fitosanitarios. Esos cuidados vienen dados por expertos dendrólogos del Jardín Botánico de Valencia desde 1991, fecha en que la citada asociación decidió hacerse cargo del cuidado de la olivera.

Fruto de estos cuidados y el periódico seguimiento del milenario árbol, fue recibir en 2008 el Premio AEMO, otorgado por la Asociación Española de Municipios del Olivo, al «Mejor Olivo Monumental de España». El premio estuvo dotado con 1.500€, los cuales fueron utilizados para los cuidados de la olivera y para poner unos bancos de piedra cerca del majestuoso árbol para que las personas nos podamos solazar con su vista y con la de toda la Sierra Calderona.

El olivo es un árbol duro que sabe adaptarse a las exigencias de las más terribles adversidades climatológicas y de otra índole, siendo, además, un árbol representativo de la costa mediterránea, y en este caso, esta olivera, «La Morruda», es todo un símbolo, un monumento vivo que hay que conservar y preservar de todas las formas posibles para el disfrute y regocijo de las generaciones venideras.

Si tienes oportunidad de ver este impresionante árbol, hazlo. Además, para los amantes del senderismo, La Morruda, está incluida en algunas rutas que se pueden realizar donde también podrás admirar el madroño centenario y la propia Sierra Calderona, que, por sí misma, ya es digna de ver y admirar.

Segorbe es sinónimo de cuidados a nuestra naturaleza.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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