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ARTÍCULO 449

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PALACIO DE LA EXPOSICIÓN: UNA CONSTRUCCIÓN EFÍMERA PARA LA ETERNIDAD

 

 
 

El nombre original del actual Palacio de la Exposición, fue Palacio Municipal, siendo una de las múltiples construcciones que se levantaron para acoger la Exposición Regional de 1909, que se realizó en Valencia por iniciativa de Tomás Trénor y Palavicino (1864-1913), siendo alcalde de la ciudad José Maestre Laborde-Boix (1876-1936). Esta exposición se llamó «De las primeras veces» por la cantidad de inventos y otras cosas que ocurrieron en ella por primera vez.

Se realizó sobre una extensión de dieciséis hectáreas y, para la misma se construyeron numerosas edificaciones que estaban destinas a ser efímeras, pues todas ellas serían demolidas al terminar la Exposición Regional, pero esta exposición se alargó a 1910, convirtiéndose en una Exposición Nacional, y tras ella fueron demolidas esas construcciones efímeras salvo cinco de ellas, como el Asilo de Lactancia, que hoy en día es el Balneario de La Alameda, y el Palacio Municipal, que hoy nos ocupa, el cual se rescató de su demolición, gracias a su valor arquitectónico y representativo y en la actualidad se denomina Palacio de la Exposición.

La edificación, en la cual se utilizaron piezas de cemento y hormigón armado prefabricadas para su construcción, se encuentra en el barrio de Mestalla, en el distrito del Plà del Real (Llano del Real), entre las calles Galicia y del Arquitecto Mora. Esta última calle está rotulada así, en memoria del arquitecto que diseñó el Palacio, Francisco Mora Berenguer, (1875-1961), el cual, tan sólo tuvo setenta días para construirlo, ya que debió ajustarse a los plazos que le dieron, para que el sábado 22 de mayo de 1909, se pudiera inaugurar la Exposición. Mora lo consiguió y la Exposición Regional de 1909 se inauguró en tiempo y forma, aunque una vez inaugurada, en la edificación se continuaron realizando trabajos diversos para concluir definitivamente su construcción.

El Palacio de la Exposición se construyó en estilo modernista valenciano, aunque con muchos elementos y expresiones góticas y neogóticas.

Además, según el propio Francisco Mora, en la construcción quiso aunar diversos estilos de Valencia en su época medieval, donde se construyeron numerosas y emblemáticas edificaciones, así en el Palacio de Exposiciones encontramos elementos que nos recuerdan al Miguelete, a la Lonja de la Seda y a las Torres de Serrano, aunando, los tres poderes que representan la iglesia, la sociedad civil y el ámbito militar respectivamente.
De hecho, en la amplia fachada que da a las calles citadas, que son tres de las cinco que tiene, a la derecha de la que hace chaflán, y dando la impresión de estar separada de ella, encontramos una torre que sobresale en altura del conjunto de la construcción, la cual se asemeja al Miguelete, que es la torre campanario de la Catedral de Valencia.

A la izquierda de la torre hay una gran escalinata con barandillas por la que se accede a tres de los cinco arcos porticados que hay en esta fachada, los cuales cuentan con unas verjas de forja de baja altura. Al final de la fachada hay una torre cuadrada que también sobresale de la altura total de la construcción, recordando a las Torres de Serrano.

A la derecha de la torre hay una puerta con una ornamentada reja de forja, realizada con arco de medio punto la cual tiene a ambos lados los maceros del Ayuntamiento de Valencia y sobre la misma, en el centro, el escudo de Valencia. Esta fachada esta rematada con una serie de almenas que recuerdan a las de la Lonja de la Seda.

El Palacio tenía dos alas bien diferenciadas, el «Ala Noble», o «Cuerpo principal», que se entraba por la escalinata comentada, ocupando toda la fachada de la calle Galicia, la cual estaba constituida por un semisótano y dos plantas de una gran altura y una gran terraza.
En la planta superior se encuentra el «Salón Noble» o «Salón de la Recepción» este posee un lucernario, una bella vidriera emplomada que luce unos hermosos e irisados colores. Su techo, realizado en escayola, imita los artesonados en madera de los palacios valencianos, el pavimento aún conserva algunos mosaicos originales de Nolla y algunos zócalos cerámicos «de cuerda seca» con reflejos dorados. Además, también tenía lámparas con claras alusiones a la naranja, muestra del Modernismo Valenciano y un mobiliario de inspiración gótica que se construyó para la ocasión.

En la escalera que lleva hasta el «Salón Noble», podremos admirar el cuadro de grandes dimensiones «La alegoría de la huerta valenciana» firmado por el pintor valenciano José Genovés Llansol (1850-1930), fechado en 1902.

Una segunda ala fue el «Ala del Patio», que era todo lo que no constituía el «Ala Noble», teniendo también dos plantas. Todo el perímetro que trazaban ambas alas formaba un bello patio interior, el cual en la actualidad está cubierto por secciones móviles de aluminio y cristal, siendo este un excelente espacio para acoger todo tipo de exposiciones y actos diversos.

Con el devenir del tiempo, y una vez perdida su utilidad inicial, los falleros pidieron instalar en el edificio un Museo del Folklore Valenciano, pero nunca se llegó a realizar, aunque a partir de la década de 1930, se constituyó como exposición de los «Ninots Indultats» («Ninots indultados») de las fallas, pero nunca llegó a considerarse un Museo Fallero como tal.

Posteriormente en 1950 se utilizó como local de ensayo para la Orquesta Municipal, que además debía compartirlo con un centro sanitario, pero la riada de Valencia de 1957, deterioró bastante la construcción dejando de tener estos usos.

Desde 1966 hasta 1979, albergó la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, para lo que se construyó un bloque de aulas unido a la medianera del Asilo de Lactancia y la trasera de la capilla. Y entre 1974 y 1984 albergó la Facultad de Magisterio.

Todo este devenir hizo que el conjunto histórico-artístico se fuera deteriorando, y así, en 1995 se acometió una profunda restauración de toda la edificación, y en 1998 se acometió la segunda parte de esta restauración, siendo la arquitecta Gemma Meseguer Carrascosa. Años después se rehabilitó de nuevo todo el conjunto arquitectónico, siendo arquitecto Luis López Silgo, y en 2003, obtuvo su configuración actual como centro público multiusos, el cual incluye la Biblioteca Municipal El Palau de l’Exposició (Palacio de la Exposición), una sala de conferencias y multitud de salas en las que poder realizar cualquier actividad.

Actualmente es de titularidad del Ayuntamiento de Valencia y está declarado como Bien de Relevancia Local (BRL).

Este Palacio Municipal, hoy Palacio de la Exposición, es una muestra bien clara y significativa de cómo una construcción realizada para ser efímera, ha conseguido trascender en el tiempo y tener protección municipal.

Si vienes por Valencia, no dejes de verlo, pues, además, donde está enclavado, es una zona de cierto nivel económico donde encontrarás grandes construcciones, grandes zonas de ocio, y mucho que hacer.

Valencia es sinónimo de saber reinventar una y otra vez su patrimonio.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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