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ARTÍCULO 447

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CASTILLO DE CHIREL. RUINAS CON MUCHA HISTORIA

 

 
 

En ocasiones, aunque de ciertas construcciones tan sólo han llegado hasta nuestros días las ruinas de lo que fueron, y a pesar de tener poca información de esos enclaves históricos, se sabe de la grandeza que han tenido esos emblemáticos lugares, siendo uno de ellos, misterioso y casi mágico, el Castillo Chirel.

Esta fortaleza está situada en el término municipal de Cortes de Pallás, en la Umbría de Chirel, en la provincia de Valencia, en una elevación llamada Muela del Cinto a 654 m.s.n.m.

El castillo está enclavado en una profunda hoz del río Júcar, y desde el mismo se tiene una generosa visión del embalse de Cortes, de los Cintos de Sácaras y mucho más. Además, en tiempos medievales se podía controlar todo el tránsito que navegaba por el río, y eso era bueno saberlo, ya que en el valle vecino de Ayora-Cofrentes, estaba situada la frontera de los Reinos de Castilla y Valencia.

El castillo está situado en un lugar de difícil acceso y, podría decirse que muy entroncado con la orografía del terreno, escarpada, entre gargantas, con grandes paredes verticales… lo que hace que el acceso a la fortaleza fuera muy complicado para quien deseara conquistarla.

La fortaleza tuvo un uso puramente militar, y de ello nos habla su construcción con saeteras, pretiles y aspilleras, además de la existencia en el lado este de un foso para hacerla más inexpugnable.

El castillo es de época musulmana y en un principio perteneció a estos, pues las primeras noticias que se tienen del mismo, fue durante las revueltas del caudillo musulmán Mohammad Abu Abdallah Ben Hudzäil al Sähuir (1208-1276), más conocido como Al-Azraq, que quiere decir «el de los ojos azules», contra el rey Jaime I (1208-1276) llamado «el Conquistador» al principio del siglo XIII.

Con el paso de los años, en 1349 el castillo vuelve a ser nombrado en unos documentos en los que, junto a otros castillos de la zona como los de Chiva, el de Gestalar o el de Olocau, se solicita para ellos abastecimiento de víveres.

Mas, a pesar de esa cierta inexpugnabilidad, los cristianos conquistaron el lugar y tomaron el castillo para la Corona Aragonesa, y con ello en el siglo XV, llegó la que posiblemente fue la primera remodelación del castillo, en la que se le efectuaron algunas mejoras como la construcción de sillares en las puertas de entrada con escudos y dovelas o la utilización de mampostería, siendo esta imagen remodelada del castillo, aunque en ruinas, la que ha llegado hasta nuestros días.

A pesar de su derrota, los musulmanes continuaron viviendo en las tierras valencianas, hasta que en 1609 se dictaminó la expulsión de los mismos del Reino de Valencia, pero, aun así, algunos grupos de musulmanes continuaron viviendo en el reino protagonizando algunas revueltas y otros altercados y, haciendo que el comercio de la zona tuviera problemas. Así pues, el ejército real utilizó el Castillo de Chirel como centro de operaciones para reducir a los moros bajo el mando del barón de Cortes de Pallás, y en poco menos de un año, todo estuvo controlado.

Pero esta victoria contra los musulmanes, fue el inicio de la decadencia del castillo, pues tras esta última intervención militar, la fortaleza ya no fue necesaria y la misma fue abandonada a su suerte, deteriorándose cada día un poco más. Y este extremo lo agravó el hecho de que en 1748 hubo un gran terremoto en la zona que destruyó gran parte del castillo.

Tras ello un gran espacio de abandono y ruina fue el gran compañero del castillo, hasta que el 16 de junio de 2002 fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural), y, gracias a ello, en 2007 el Ministerio de Cultura decidió dedicar una partida de dinero para combatir el continuo deterioro del castillo, pero lo cierto es que no se han realizado las esperadas obras. Es por ello que, actualmente está incluido en la «Lista Roja del Patrimonio» la cual es una lista que creada en 2007 por la Asociación Hispania Nostra, que enumera los bienes del patrimonio histórico que se encuentran en estado de abandono, ruina y peligro.
Para llegar hasta el castillo, hay que realizar obligatoriamente una ruta de senderismo de unos tres kilómetros entre la ida y la vuelta con una subida suave de unos doscientos metros, pues no hay otra manera de llegar a él, ya que el coche debe dejarse donde empieza el sendero.

El castillo tiene planta de triángulo isósceles y cuenta con dos torreones en su lado más corto que dan frente a la hoz del Júcar, ofreciendo a la fortaleza una total visión de la misma y de todos sus alrededores. Dada la bisectriz del triángulo que conforma el castillo, el torreón del ángulo derecho es de planta cuadrada y contaba con varios pisos, aunque en la actualidad está derruido y sólo quedan un par de lienzos de la planta baja. El torreón del ángulo izquierdo es de planta trapezoidal y aún conserva dos pisos, el de la planta baja con una sub bóveda de cañón construida siguiendo la técnica del ladrillo a rosca. Pero, en lo que queda de la segunda planta no se ha conservado el techo. El lado del triángulo de desigual longitud, da a un precipicio de difícil escalada en aquel entonces, haciendo muy complejo que por este lado pudieran intentar asaltarlo.

En la construcción de la fortaleza destaca, sobre todo, el estilo gótico, aunque también se han encontrado restos cerámicos de algunos asentamientos anteriores a la construcción del castillo.

A la fortaleza se accede a través de una pequeña puerta que tiene un metro de paso más o menos, teniendo en la parte exterior un arco apuntado y sobre él el escudo de la familia del barón de Cortes de Pallás, quienes fueran durante una época los dueños del castillo y, en el interior tiene un arco de medio punto. Este acceso comunica con un vestíbulo que da a un pasillo central que separaba la doble muralla que tenía la fortaleza para magnificar su defensa ante cualquier ataque. Esta misma disposición se repite al acceder a la torre de vigilancia. En el interior aún se pueden ver los restos del aljibe y la Torre Mayor.

Este castillo es de especial visita para los amantes de los castillos, los amantes de la historia, los amantes del senderismo, los amantes de la soledad y los amantes del patrimonio cultural, aunque este esté en ruinas y en el olvido.

Cortes de Pallas es sinónimo de historia… aunque sea un tanto olvidada.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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