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ARTÍCULO 428

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LA CASA DE LOS GATOS

 

 
 

En este artículo no voy a hablar de un gran monumento, de una ciudad o comarca impactante o de un BIC, pero sin lugar a dudas es una de las paradas obligatorias para todos los nativos y visitantes de la ciudad de Valencia, sobre todo para los amantes de los animales y de las curiosidades. Hoy vamos a conocer el bajorrelieve llamado «La casa de los gatos», a la cual también se la denomina en ocasiones «La gatera».

Comenzaré por comentar que, en el barrio medieval del Carmen, en Valencia, encontramos la Calle Museo, en la cual hallaremos el Palacio de Forcalló; el antiguo Convento del Carmen, hoy reconvertido en el Centro del Carmen de Cultura Contemporánea (CCCC); la iglesia del Carmen y mucho más, y entre ese «mucho más», cabe destacar la miniatura llamada, Casa de los gatos.

Cuando la noche se aventura a cubrir el barrio del Carmen, es fácil comprobar el porqué del nombre del bajorrelieve, pues los gatos del barrio y alrededores llegan hasta él para usarlo como gatera, la cual comunica la Calle Museo con un solar privado perteneciente a Alfonso Yuste Navarro. La valla de este solar, no muy alta, está pintada de azul salvo la puerta que lo está en verde y naranja.

Ahora bien, esta gatera es algo muy especial con su forma de casa en miniatura, con planta baja y dos pisos, la cual tiene un tejado de teja en dos alturas y una diminuta chimenea en su lado derecho.

Esta pequeña maravilla tiene todo lo que a una casa de estas características se le pueda pedir. La puerta principal, que es la entrada propiamente dicha de la gatera, tiene dos portalones que siempre están abiertos. La puerta está diseñada con un arco de medio punto con sillares en todo su perímetro. En lo alto de la misma hay un escudo heráldico con una cruz en medio que bien podría representar a la valenciana Orden de Montesa, o cualquier otra orden española o mundial, pues los apellidos «Yuste» o «Navarro» no tienen una cruz en su heráldica, aunque también podría ser fruto de la casualidad. Sobre el escudo hay un yelmo.

A la derecha de la puerta a la altura del escudo de armas, en un azulejo está pintado el número que le corresponde a ese solar, el 9 de la citada Calle Museo. Y a la izquierda hay varios elementos. Uno de ellos es un azulejo con la leyenda «Asegurada de incendios», algo que durante largo tiempo era muy usual que lucieran las casas de Valencia. A la izquierda de éste encontramos un conjunto de seis azulejos con la imagen de cuatro gatitos y la siguiente leyenda en valenciano:

«A la memoria dels cuatre gats que quedaren al Barri del Carme l’any MXCIV. Mai se les va a sentir un miau mes alt que altre»

«(En memoria de los cuatro gatos que vivieron en el Barrio del Carmen en el año 1094. Nunca se les escuchó un miau más alto que otro)».

De esta leyenda hablaremos más adelante.

Bajo este mural de azulejos hay una fuente que simula ser de mármol.

En la primera planta hay un balcón corrido que tiene dos puertas de doble hoja a través de las cuales se pueden ver cortinas a ambos lados de las mismas. Y la segunda planta está compuesta por tres pequeñas ventanas de doble hoja, desde una de ellas se puede ver una foto de Charles Chaplin (1889-1977), siendo la única persona que habita esta diminuta Casa de los gatos.

El límite de esta casa-gatera también está definido por sillares y tras el límite izquierdo, sobresaliendo bastante más de lo que hace el altorrelieve de la casa, se encuentra lo que podría ser el corral de la misma, el cual luce una puerta realizada como si fuera una verja con un gran dintel de madera, pero en realidad es una jardinera a la que nunca le faltan plantas.

Ahora hay que comentar algo sobre su historia. El escultor Alfonso Yuste Navarro en un principio vivía en una casa que había en la acera frente a la actual gatera, pero aquella casa finalmente se convirtió en un edificio, pasando el escultor a vivir arrendado en el solar que había justamente enfrente. Y ya en su nuevo domicilio pudo comprobar que había un agujero en la valla por el que los gatos se colaban en el huerto de su casa taller, donde cultivaba tomates, calabazas, pimientos y fresas. Además, tenía tres gallinas llamadas Catalina, Marifé y Matilda que todos los días le proporcionaban huevos frescos. Así pues, un buen día, posiblemente en 2003, decidió realizar el bajorrelieve y ocuparse de su mantenimiento, pues no son pocas las veces que actos vandálicos lo han deteriorado.

Con respecto a la leyenda anterior del mural de azulejos, hay que decir que ésta posiblemente hace referencia a la historia que protagonizara el Rodrigo Díaz de Vivar (ca. 1048-1099) llamado «el Cid Campeador», pues tras conquistar Valencia en 1094, pensó que en la misma había muchísimos gatos y que estos eran portadores de mal fario, mandando matar a todos los gatos de sus nuevas posesiones. De esta matanza tan sólo se librarían cuatro gatos, es decir, un número indeterminado de gatos ejemplarizado por el número cuatro.

Aquí procede comentar que en Valencia tenemos un dicho que dice:

«No som quatre gats» («No somos cuatro gatos»)

Que hace referencia a que no somos pocas personas, cuando queremos hacer notar que el grupo en concreto al que hacemos referencia era bastante más numeroso de lo que pudiera parecer. Igual esta expresión proviene de esta leyenda.

También sabemos de boca del mismo Yuste que un inspector de patrimonio le dijo que se había encargado de unir su gatera a los monumentos de Valencia.

Además, hay una anécdota muy tierna, pues un niño en cierta ocasión dejó en la puerta de la gatera una carta dirigida al «Ratoncito Pérez» en la que le prometía cepillarse los dientes, y Alfonso muy amable le contestó al niño como si fuera el ratoncito Pérez, poniendo en la carta explícitamente que, si no eras Kiko, el nombre del niño, no la cogieras.

Valencia es sinónimo de gran y pequeñas obras que seguirán incrementando nuestro patrimonio histórico-artístico.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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