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ARTÍCULO 413

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LOS LEONES DE LOS JARDINES DE MONFORTE

 

 
 

Los Jardines de Monforte con sus 12.000 m2, están situados en la Calle de Monforte, y son unos hermosos jardines que tienen una bella historia, y para hacer un breve recorrido por la misma, nos tenemos que remontar al siglo XIX, a un huerto que era propiedad de José Pedro Vich (1819-1900), barón de Llaurí, que estaba situado extramuros de la ciudad. Tiempo después, el 3 de agosto de 1849, el huerto es vendido a Juan Bautista Romero Almenar (1807-1872), marqués de San Juan por 80.000 reales, el cual, además, invirtió un gran capital en dotarlo de todo lo mejor que había en la época.

La exuberancia y ornato de este jardín, competía en hermosura con el cercano «Hort del Santíssim o de les freses» («Huerta del Santísimo o de las fresas») y el del Palacio de Ripalda, ambos desaparecidos, conformando los tres la llamada «Volta del Rossinyol» («Vuelta del Ruiseñor»), la cual estaba llena de encanto.

El marqués de San Juan además, construyó el palacete que ha llegado hasta nuestros días y que él utilizó como casa de descanso. El palacete es de estilo academicista con planta rectangular, dos pisos y terraza, con una pequeña linterna octogonal en el centro de la misma, la cual le da una característica imagen.

El marqués de San Juan, encargó el diseño del jardín propiamente dicho al arquitecto valenciano Sebastián Monleón Estellés (1815-1878), inaugurando su nueva configuración en 1859.

El marqués de San Juan estaba casado con Mariana Conchés Benet (¿?-1877), pero la pareja no dejó descendencia, pues el único hijo que sobrevivió a la infancia murió a los veinte años. Así pues, el jardín pasó en herencia a una sobrina de su esposa, Josefa Sancho Conchés y esta estaba casada con Joaquín Monforte Parrés, del cual toma su nombre actual este precioso jardín.

Actualmente podríamos decir que los Jardines de Monforte están divididos en tres partes: el palacete; dos pequeños jardines de ámbito intimista que están a ambos lados del palacete y el jardín propiamente dicho, el cual también podríamos decir que está dividido en dos partes bien diferenciadas, la parte geométrica y la parte romántica, aunque el paso de una a otra parte se hace de una forma tan gradual que llega a ser casi imperceptible.

La parte geométrica se caracteriza por tener pasillos rectos y setos recortados en las más diversas formas, y de la parte romántica podríamos destacar su trazado curvilíneo y una montañita artificial cubierta por completo de vegetación baja. En el jardín también encontramos un umbráculo ensoñador y enamoradizo con bancos durante todo su trazado que anima a sentarse en ellos y disfrutar de la paz y tranquilidad que se respira en ese jardín, a pesar de estar junto a una de las zonas de Valencia con más tráfico.

Los Jardines de Monforte, en los que encontraremos treinta y tres estatuas, bastantes fuentes y varios estanques, en 1941 fue declarado: «Jardín Artístico Nacional», y un año más tarde fueron restaurados por el pintor y jardinero Javier de Winthuysen Losada (1874-1956).

El jardín con su palacete, fue adquirido en 1971 por el Ayuntamiento de Valencia, siendo administrado en la actualidad por la Fundación Pública Municipal de Parques y Jardines Singulares, y actualmente el palacete se utiliza para realizar bodas civiles.

Para entrar a los Jardines de Monforte, una de las entradas más conocidas es la llamada «Escalera de los leones», la cual consta de cuatro peldaños que dan acceso a una puerta de hierro forjado que está flanqueada por dos leones tallados en mármol blanco, los cuales tienen una altura aproximada de unos 0,9 metros de alto por unos 1,40 metros de largo y ambos chafan un orbe con una de sus patas delanteras, uno con su pata derecha y el otro con su pata izquierda. Estos dos leones fueron obra del escultor José Bellver y Collazos (1824-1869), y los mismos tienen un enorme parecido con los «Leones de los Medici», llamados «León de Fancelli» el que chafa el orbe con su pata derecha y «León de Vacca» el que chafa el orbe con su pata izquierda, los leones fueron situados en la Villa de los Medici en Roma en 1598, mas, desde 1789 están en Florencia en la Logia dei Lanzi.

Ambas parejas de leones están de pie y tienen una cara no muy agresiva, más bien tienen una cara algo aniñada con ojos redondeados y, por lo tanto, más que infundir miedo, infunden cierta simpatía hacia ellos.

Pero la historia de los citados leones de los Jardines de Monforte tienen una historia rocambolesca que nos lleva a Madrid, más concretamente a la escalera de acceso al edificio del Congreso de los Diputados, la cual en un principio estaba flanqueada por sendas farolas, pero esta configuración no llegó a gustar a las personalidades del momento, así que decidieron sustituir las farolas por un par de leones que, parece ser que era más representativo de lo que debían custodiar en el interior del edificio. Mas, a la hora de mandarlos tallar, por abaratar costes encargaron a Ponciano Ponzano y Gascón (1813-1877) un par de leones que realizó en yeso que fue pintado en negro para que diera la impresión de que estaban realizados en bronce, pero al poco tiempo de estar situados junto a la escalera del Congreso de los Diputados, ambos leones estaban en muy mal estado.

Estos leones estaban sentados sobre sus cuartos traseros, tenían un rostro agresivo y como los leones de los Medici o los de José Bellver, también chafaban con sus patas un orbe. Cuando quitaron estos leones para ser sustituidos por la siguiente pareja de leones, estos fueron llevados a la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, donde aún se conservan en la actualidad.

La siguiente pareja de leones que estuvo custodiando la escalera de la puerta del Congreso de los Diputados en Madrid, fue la que tallara en mármol José Bellver, pero estos no les gustaron a la gente de la época, pues los encontraban muy pequeños y fueron comparados con perros enclenques, así que fueron quitados de su emplazamiento y relegados a un almacén donde hubieran dormido el sueño de los justos por toda la eternidad, si no hubiera sido por la intervención de Sebastián Monleón Estellés, quien se encargó del primer diseño de los Jardines de Monforte, pues este fue quien rescató los leones de José Bellver del olvido gris y triste de un almacén para situarlos en la puerta del Jardín de Monforte. Si no hubiera sido así, a día de hoy nadie sabría ya de la existencia de estos leones.

Tras quitar de la puerta del Congreso de los Diputados los leones de José Bellver, volvieron a encargar a Ponciano Ponzano la escultura de los nuevos leones, pero en esta ocasión los fabricaron en bronce, tomando como muestra los leones que tallara en yeso, los cuales tienen un semblante bastante agresivo y unas dimensiones de unos 2,10 metros de altura por 2,20 metros de largo. Para la fabricación de estos leones se fundieron dos cañones arrebatados a las tropas marroquíes por el general Leopoldo O'Donnell y Jorís (1809-1867), en la batalla de War-Ras, acaecida en 1860 en el transcurso de la primera Guerra de África, la cual concluyó con la victoria de España. Los leones que actualmente custodian la escalera de la puerta del Congreso de los Diputados, tienen nombre propio, llamándose «Daoiz» y «Velarde» en honor a dos héroes de la Guerra de la Independencia.

Para los amantes de los jardines, de la paz, del sosiego y de solazarse tranquilamente con un buen libro o pasear acurrucado con la pareja amada, los caminos de este impresionante jardín mientras escuchas el trinar de pájaros y el burbujeante caer del agua de las fuentes sobre sus estanques, es una parada inevitable que, a buen seguro se convertirá en una grata costumbre.

Valencia (España), es sinónimo de bellos jardines en los que soñar despierto.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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