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ARTÍCULO 385

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DÍA DEL LIBRO: MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

 

 
 

El pasado viernes día 23 de abril, fue el Día Internacional del Libro, y no podía dejar pasar la ocasión de hablar de uno de los mayores genios que ha dado la literatura española, Miguel de Cervantes Saavedra, pues la lengua española en la que escribió nuestro insigne escritor, aúna en ella a más de 489 millones de personas en todo el mundo que la hablan de forma nativa, más los millones de personas que la tienen como segunda lengua, aunque el actual gobierno social-comunista, a través de la llamada Ley Celaá haya considerado oportuno que la lengua española en España, donde nació y se desarrolló, ya no sea una lengua vehicular en la enseñanza. ¡Craso error histórico!

Comenzaré por comentar que nuestro insigne escritor, poeta y dramaturgo Miguel de Cervantes fue el cuarto hijo de Rodrigo Cervantes y de Leonor Cortinas. Nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares, Madrid (España), y murió el 22 de abril de 1616, también en Madrid (España), aunque equivocada pero popularmente, se ha tomado la fecha del 23 de abril como el día de su defunción, seguramente para hacerlo coincidir con las defunciones de otros grandes poetas, escritores y dramaturgos como William Shakespeare (1564-1616), Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), William Wordsworth (1770-1850) y Josep Pla i Casadevall (1897-1981) que sí fallecieron el 23 de abril.

Cervantes es considerado mundialmente el máximo representante de la literatura española y en lengua española, gracias a su obra cumbre, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, traducida a más de 140 idiomas y considerada por multitud de críticos como la primera novela moderna de la historia, además de ser una de las mejores obras de la literatura mundial, por no decir la mejor, de obligada lectura en los centros escolares de todo el mundo.

La infancia de Cervantes la marcó los graves problemas económicos que tuvo su familia, la cual en 1551 se trasladó a Valladolid en busca de fortuna, pero en lugar de ella, lo que consiguió su padre fue que lo encarcelaran varias ocasiones por culpa de las deudas.
En 1569 Cervantes hiere a un hombre y tras ello se refugia en Roma (Italia), entrando al servicio del cardenal Giulio Acquaviva (1546-1574), mas, pasado un tiempo se alistó como soldado en la milicia de Diego Urbina (1516-1594), con la que en 1571 participó en la Batalla de Lepanto contra los turcos, siendo alcanzado por el disparo de un arcabuz y herido en el pecho y en la mano izquierda, la cual se le quedó anquilosada, circunstancia que le valió el apodo de «El manco de Lepanto», aunque realmente no se quedó manco. Pero a pesar de esta tragedia, Cervantes siempre se sintió orgulloso de haber participado en dicha batalla.

Pasó algunos años en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia donde adquirió un amplio conocimiento de la literatura italiana, y en 1575 decidió volver a España, pero el barco en el que viajaba fue abordado por piratas turcos, apresándolo y posteriormente vendiéndolo en Argel como esclavo, donde permaneció hasta que, en 1580 gracias al esfuerzo de su familia y al de los Padres Trinitarios, lograron pagar el rescate exigido y fue liberado.

Cuando finalmente regresó a España tras doce años de ausencia, intentó trabajar en cualquier trabajo, e incluso solicitó un empleo en «Las Indias», pero no le fue concedido. Este fue un dramático momento en la vida de Cervantes, pues se encontraba sin oficio ni beneficio, pero, como es normal, tenía que comer todos los días y su familia podía ayudarle poco, pues estaba en una situación económica mucho más precaria que cuando se marchó de España.

Así pues, con estos mimbres y, seguramente recordando lo aprendido en Sicilia sobre la literatura italiana, comenzó a escribir, posiblemente como una válvula de escape a todo lo que le estaba sucediendo. Pero realmente es una bendición que así lo hiciera, pues de otro modo no hubiéramos podido disfrutar hoy en día de todo el legado que nos ha dejado.
En 1584 se casa con Catalina Salazar de Palacios (1565-1626), y al año siguiente publica su novela pastoril, La Galatea. Pero esta publicación no le daba suficiente dinero para comer, así que desde 1587 hasta 1600 se trasladó a Sevilla y trabajó de Comisario de Abastecimientos, obligándole esto a recorrer Andalucía requisando alimentos para las expediciones del rey Felipe II de España (1527-1598) llamado «el Prudente». Pero este trabajo, aunque no era su trabajo soñado, le permitió conocer el campo a fondo, conocimiento que posteriormente plasmó en su obra maestra El Quijote.

En 1604 se trasladó a Valladolid buscando apoyo económico en la Corte, pues su economía continuaba en horas bajas. Y la suerte comenzó a sonreírle un año después, pues en 1605 publicó El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, obteniendo con esta novela un espectacular éxito, el cual le salvó de la miseria, pero no del todo, pues Cervantes siempre vivió con ella, lo que le obligaba a buscar entre la nobleza algún mecenas que lo protegiera.

Pero mientras que los grandes poetas del Siglo de Oro de la literatura española, como Francisco de Quevedo (1580-1645) o Luis de Góngora (1561-1627), gozaban de una buena posición o contaban con la protección de aristócratas, y el mejor dramaturgo de ese momento Lope de Vega (1562-1635), incluso podía vivir de su obra, la fama que le había dado El Quijote, sólo le sirvió a Cervantes para publicar algunas otras obras como las novelas cortas incluidas en las llamadas Novelas ejemplares o el Viaje del Parnaso, pues de algunas obras como Los trabajos de Persiles y Segismunda, no pudo saborear sus beneficios ya que fue publicada póstumamente.

En 1615, pocos meses antes de morir, imprimió el segundo tomo de El Quijote, quedando de esta manera completa la obra. Esta novela en dos partes, don Quijote, es una sátira de las novelas de caballería que hasta entonces había, pues don Quijote, Alonso Quijano, lo imaginó y plasmó Cervantes como un personaje tragicómico con respecto a los héroes de las novelas de caballería que había hasta ese momento. Además, en las páginas de este espléndido libro, Cervantes ofrece a los lectores grandes enseñanzas a través de las correrías de los dos personajes centrales, el citado don Quijote de la Mancha, idealista y algo loco, y su escudero Sancho Panza, asentado y enraizado en lo terreno y verdaderamente palpable.

Aunque la novela de Cervantes por antonomasia es El Quijote, publicó otras muchas obras como las ya citadas La Galatea, Los trabajos de Persiles y Sigismunda y las Novelas Ejemplares, que incluyen novelas cortas tan dignas de mención como La ilustre fregona, donde Cervantes escribió y describió los primeros ovillejos de la historia o, El licenciado vidriera. Como dramaturgo escribió once obras y como poeta escribió el citado Viaje al Parnaso, otra obra de referencia de Cervantes que luego estuvo presente en obras de otros autores como La derrota de los pedantes, de Moratín (1760-1828). También como poeta hay que apuntar que, en obras como El Quijote, incluyó bastantes poemas, sobre todo sonetos.

Bueno amigos, hasta aquí, una breve mirada a la azarosa vida de Miguel de Cervantes Saavedra y parte de su obra, aunque hayamos pasado por ella de puntillas.

España es sinónimo de cultura y de grandes y buenos autores.

 
 
 

Fuente:
El Periódico de Aquí

 
 
 
 
     
   
 
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