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ARTÍCULO 318

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LA VERDAD SOBRE LA LENGUA VALENCIANA

 

 
 

Texto de la conferencia impartida en Alicante en el seno de la sede cultural de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, el día 20 de noviembre de 2019

La verdad sobre la lengua valenciana

Estimados amigos, antes de comenzar, quiero y debo agradecer a doña Belén Esteban, alma cultural de Alicante, que me haya invitado a impartir esta conferencia, pues para mí, como buen valenciano y buen valencianista, hablar de la lengua valenciana, sobre todo, de su origen y el devenir que ha tenido y sigue teniendo, es todo un honor y un placer.

Esta conferencia, parlant de la llengua valenciana, deuria impartir-se en valencià, pero atenent als requeriments de na Belem, l’impartiré en espanyol, puix abdós llengües son oficials en la nostra Comunitat Valenciana.

Así pues, querida amiga Belén Esteban, gracias por poder estar hoy aquí, con el ánimo de aportar un poco de luz sobre los orígenes de la lengua valenciana y su trayectoria hasta el día de hoy, pues como veremos, esta milenaria lengua fue evolucionando con el paso de los años, como lo hacen todas las lenguas con prestigio internacional.

También quiero agradecer a la casa donde nos encontramos, la Universidad Permanente de Adultos de Alicante, por acoger esta conferencia, que espero que sea del agrado e interés de todos.

Ahora, entremos en materia, y para ello, lo primero que quiero pedirles, es que quiten de sus mentes cualquier cosa que hayan podido escuchar sobre la lengua valenciana, por parte de algunas personas y entidades que provienen de la Comunidad Autónoma española llamada Cataluña, pues como es conocido por todos, el afán malsano que tienen de apropiarse de todo cuanto les interesa, y la lengua valenciana les interesa apoderarse de ella, y hacer como si nunca hubiera existido, denominándola catalán, pues así se pueden apoderar de nuestro Siglo de Oro de las Letras Valenciana, y de todos los insignes poetas y escritores que desde épocas medievales, nos han dejado sus novelas, poesías, ensayos, obras de teatro, y cualquier manifestación de las Artes Escritas.

Mas, como la verdad sobre la lengua valenciana la esconden, sustituyéndola por una verdad alternativa, donde todo es mentira, ya son varias las generaciones de estudiantes que están recibiendo una información errónea, la cual a fuerza de tener que estudiarla como cierta, está calando muy dentro de ellos, haciendo buena la máxima que dice que:

«Una mentira repetida muchas veces, acaba por convertirse en una verdad.»

Y así, de esa manera, consiguen que las mentiras que difunden sobre lengua valenciana, estén arraigándose peligrosamente en la Comunidad Valenciana, e incluso, en el resto de España y fuera de ella.

Pero ante esta situación, siempre quedamos las personas que hemos leído y nos hemos nutrido de los libros antiguos, no manipulados, donde se encuentra la verdad, y toda la verdad, sobre la lengua valenciana.

Pero debo decir que esta situación de ocultamiento de la verdad y fuerte oposición al crecimiento de la lengua valenciana por parte de algunos sectores de poder de la citada comunidad española, nos lleva al triste hecho de que, la primera lengua del mundo en tener un Siglo de Oro de sus Letras, la Lengua Valenciana, aún no tiene un Código ISO con el que, por ejemplo, identificar a las webs en Internet. En cambio, lenguas que siempre han sido muy minoritarias, como el afar, hablado por un millón y medio de personas en África, el feroés, una lengua nórdica hablada por unas 48.000 personas, el venda, hablado en África por unas 700.000 personas, o el navajo, una lengua indígena americana hablada por unas 170.000 personas, sí tenga su propio Código ISO.

Pero mientras que queden persones como yo, que conozcamos la verdad de la lengua valenciana, y personas como Belén Esteban que nos dan la oportunidad para poder comunicarla a todos, la lengua valenciana continuará viva, y muy viva.

Y, aunque, para hablar de la lengua valenciana, no es imprescindible saber su historia, ni de dónde viene, siempre es bueno saber la historia de tu lengua, y tener argumentos con los que poder rebatir o contestar todas las mentiras que podamos escuchar.

Así, nos vamos a retrotraer en el tiempo hasta llegar a la prehistoria, época en la que, evidentemente, no se hablaba valenciano ni ninguna otra lengua conocida, pues en un principio, la península donde se encuentra la Comunidad Valenciana no tenía pobladores salvo algunas especies de animales.

Daré un salto en el tiempo para situar en la península donde vivimos, a los primeros homínidos y los primeros hombres primitivos. Y de la misma manera, también los situaré en las tierras valencianas, gracias a los hallazgos en cuevas como la de Parpalló, en Gandía, en la cueva de Malladetes en Barig, en la cueva del Volcán en el Faro de Cullera, o en la cueva Bolomor, en Tabernes de la Valldigna, donde se han encontrado evidencias de fuego controlado, lo cual, en su momento y dentro de su contexto, fue un gran avance para la humanidad, pues les proporcionaba calor y un medio con el que poder cocinar sus alimentos.

Los primeros hombres prehistóricos, evidentemente, se expresaban plásticamente como lo demuestran las pinturas rupestres, pero, además, aunque sólo fuera con gruñidos y sonidos guturales, también se comunicarían oralmente para poder llevar una vida en común.

Pero el primer pueblo conocido en la península con nombre propio, fueron los íberos, que, según todos los historiadores, tuvieron una lengua propia, tanto escrita como hablada. Esta lengua estaba basada en un signario de uso bastante complejo. Además, fue el primer pueblo con el que se bautizó a la península llamándola, península ibérica.

Los íberos no sólo tenían una lengua hablada y escrita, sino una manera propia de hacer las cosas que comenzó a marcar la vida en la península y en las tierras que más tarde conformarían el Reino de Valencia, como una rudimentaria agricultura, la cultura de la caza, una incipiente religión, una alfarería pintada y muchas cosas más.

Con respecto a la lengua, cabe destacar la siguiente máxima de la sociolingüística:

«Una misma lengua cuando se habla en diversos lugares suficientemente alejados entre sí, acaba por tener en cada lugar, unos giros y expresiones diferentes al del resto de los lugares donde se hable esa misma lengua.»

Y, ya en tiempos de los íberos nos encontramos con que esa máxima de la sociolingüística se cumplía a la perfección pues del signario que utilizaban para escribir, se conocen tres diferentes clases según el territorio donde los encontraron:

Signario Nororiental

Utilizado en Valencia y Castellón.

Signario Greco-Ibérico

Utilizado en lo que hoy es Alicante y Murcia.

Signario Suroriental

Utilizado desde Murcia hasta Granada.

Este hecho diferenciador en la escritura, que evidentemente repercute en el habla, es la norma constante en toda la historia de la lengua valenciana, y en todas las lenguas que han evolucionado de manera natural y espontánea a lo largo de los años. Así, según se hable más hacia el sur o más hacia el norte de nuestra Comunidad, la lengua valenciana tiene unos matices, giros y expresiones que llegan a ser muy diferentes, haciendo este extremo que, en algunas poblaciones sientan a la lengua valenciana como, su valenciano propio, pudiendo oír expresiones como, por ejemplo, el valenciano de Elche, haciendo referencia a las peculiaridades que la lengua valenciana utiliza en esta ciudad de bellos palmerales.

Tras los íberos vinieron un gran número de pueblos diferentes, como los celtas, asentándose sobre todo en el centro de la península donde se fundieron con los íberos, llegando a conformar el pueblo celtíbero, y con ello, la lengua de ambos pueblos también se fundió llegando a crear la lengua celtibérica.

Luego, desde Túnez, vinieron los fenicios, los cuales hablaban el púnico, que era, según los historiadores, una variante del fenicio, y se asentaron en la ciudad que ellos mismo fundaron, Gades, la actual Cádiz, y en algunos otros lugares, sobre todo en la franja sur de la península.

Después llegaron a la península los griegos, los cuales fundaron la ciudad de Danium, actual Denia, y, Saguntum, actual Sangunto. Más tarde vinieron otros pobladores como los vascones, galaicos y astures, pero estos pueblos se asentaron en la parte nororiental de la península y, para el tema que nos ocupa, la lengua valenciana, no influyeron demasiado en la misma.

Ahora, es preceptivo comentar que, las lenguas fenicia, púnica y griega, sí dejaron su impronta en nuestra lengua; el fenicio y el púnico sobre todo en el sur, y el griego en todo lo que conformaría el Reino de Valencia. Como podemos observar el substrato de la lengua valenciana no fue el mismo para todo el territorio de habla de la misma, motivo por el cual, no nos debe extrañar, como comentaba anteriormente, que también tengamos diferentes giros y expresiones en diferentes localidades de habla valenciana.

Posteriormente llegaron los cartagineses, los cuales, fundaron colonias en la isla de Ibiza, y en la península, la ciudad de Cartago, actual Cartagena, desde la cual, comenzaron una conquista hacia el norte que llegó hasta Sagunto, dejando su impronta lingüística más fuerte en la actual ciudad de Alicante, siendo casi nula en la actual Castellón.

Algunos pueblos más, como los helenos o los visigodos, también llegarían a nuestras tierras, pero la lengua que hablaban los visigodos, era básicamente el latín o una variante del mismo.

Ahora, para poder seguir hablando de lengua, tenemos que hablar brevemente de historia. Sobre 218 a.C. Sagunto se vio amenazada por los cartagineses, y pidieron ayuda a Roma, pues Sagunto era una ciudad aliada al Imperio Romano, el cual, envió a Publio Cornelio Escipión, (236 a.C.-183 a.C.) llamado «el Africano», que, con fuerza y determinación, acabó con la amenaza cartaginesa, pero además, emprendió la conquista de la península, conquistándola prácticamente por entero, pasando a ser una provincia más del Imperio Romano. Este hecho de nuevo hizo que la península cambiara su nombre a península Hispánica, o simplemente Hispania.

Y con esto, comenzó la romanización de la península, donde los romanos, como pueblo conquistador, impusieron como derecho de conquista, sus costumbres, tradiciones, y ¡cómo no!, su lengua, el latín, lengua que se constituyó como el substrato más importante de la lengua valenciana.

Ahora bien, los romanos no nos trajeron exactamente el latín, sino, el bajo latín, que no es lo mismo aunque lo pueda parecer, pero aun así, era la lengua más evolucionada de todas las que se hablaban en la península, teniendo a su favor el hecho de que no se basaba en un signario, como he comentado antes sobre las lenguas más antiguas y menos evolucionadas, sino que se basaba en un alfabeto silabario, siendo el alfabeto, la manera de componer palabras que ha llegado hasta nuestros días, y como la lengua del pueblo vencedor, era mucho más sencilla que la lengua del pueblo vencido, no tardó demasiado tiempo en imponerse, convirtiéndose el bajo latín en la lengua vehicular por excelencia prácticamente en toda la península, mezclándose en nuestras tierras con la base y substratos que ya teníamos con todas las aportaciones de las lenguas que la precedieron como la íbera, púnica, griega, fenicia y algunas más.

El tiempo fue pasando y llegamos al conocido 138 a.C. en que el cónsul romano, Décimo Junio Bruto Galaico (180 a.C.-113 a.C.), les regaló una isla fluvial en la provincia de Hispania a algunos de sus soldados más veteranos como premio por sus gestas militares, los cuales fundaron Valentia Edetanarum. Valentia, en honor a la valentía de sus soldados, y Edetanorum porque se fundó en tierras edetanas, siendo Edeta el territorio que tenía como capital la actual Liria.

Quiero hacer notar que, aunque no hemos conocido ninguna persona viva que haya teniendo al latín como lengua madre, se estima que el sufijo, “-tia”, se pronunciaba como, “-cia”, siendo en la actualidad, la fonética con la que se pronuncia el topónimo de la ciudad de Valencia.

Desde 138 a.C. hasta el 406 d.C. en que comenzaron las invasiones germánicas, pasaron 544 años de paz, que se ha dado en llamar, la Pax Romana, y esos años suponen un gran número de generaciones en las que se enseñaba en las escuelas, y se transmitía de padres a hijos de manera oral y escrita, el bajo latín que nos trajeron los soldados romanos, junto con todos los substratos de todas las lenguas precedentes, y evidentemente, esta lengua fue tomando en Valentia Edetanorum, unos giros y expresiones específicos, diferentes a los que pudiera tener el bajo latín en el Lacio, o en cualquier otra parte del mundo. Recordemos lo que comentaba anteriormente sobre la máxima de la sociolingüística.

Por lo tanto, esos giros y expresiones, serían unos giros y expresiones propios de la lengua hablada en Valentia Edetanorum, motivo por el cual, en algún momento de esos 544 años de Pax Romana, la lengua que se hablaba en Valentia Edetanorum, comenzaría a ser la lengua propia del pueblo de esa ciudad.

En un momento dado de esos 544 años, ese bajo latín mezclado con todos los substratos fenicios, íberos, celtas, púnicos y demás lenguas donantes, acabaría por conformar el Romance Valenciano, ese caldo de cultivo que, al acabar ese periodo de tiempo, y comenzar el periodo de las invasiones germánicas, ya podría considerarse un rudimentario valenciano. Pero sin lugar a dudas, ese rudimentario valenciano, sí que sería el valenciano que se hablaba en Valentia Edetanorum, es decir, nuestro valenciano.

Aquí, es preciso comentar que, la lengua de los visigodos, pueblo germánico que se asentó en la península ibérica hasta que comenzaron las invasiones árabes, era el gótico, pero su lengua vehicular era el latín, o una variante del mismo, motivo por el cual, no variaron demasiado la evolución del romance valenciano, y desde el 406 hasta el 711 que comenzaron las invasiones musulmanas, son de nuevo 305 años de evolución continuada del romance valenciano, y con ello, su consolidación como lengua totalmente vehicular.

De otro lado, todos sabemos que las lenguas que no se hablan en un lugar en concreto, como las lenguas de laboratorio, el Valjove, el Ido, el Interlingua, el Volapuk, o el conocido Esperanto, no pueden hacer referencia en su nombre al topónimo de ningún territorio, pero una lengua que se gesta, desarrolla y habla en un territorio en concreto, su nombre, sí que puede ser el topónimo del lugar donde se habla.

Así, pues, tenemos que durante esos 544 años de Pax Romana, el caldo de cultivo primigenio de la lengua valenciana, propio de Valentia Edetanorum, se convirtió en el romance valenciano, que posteriormente daría lugar a nuestra querida lengua valenciana. Es decir, que podríamos decir alto y claro que, sobre el 160, más o menos, en Valentia Edetanorum, ya se hablaba un primigenio valenciano, o por lo menos, ese caldo de cultivo propio y propicio para desarrollarse el valenciano independiente de cualquier otra lengua.

Con esto, aproximadamente, queda datada la lengua valenciana en el 160. De hecho, la propia Universidad de Valencia, dice que, en el medievo, ya se hablaba en Valencia, un Romance Valenciano, y el medievo se inicia sobre el 476, coincidiendo con la caída del Imperio Romano, y si en esa fecha, ya se hablaba un Romance Valenciano, este debió desarrollarse muchos años antes, como citaba, sobre el 160, según un cálculo propio y basándome en que para que una lengua sea de uso vehicular, han de pasar varias generaciones para que la lengua se consolide.

Si nos damos cuenta, no he nombrado para nada ninguna otra comunidad española que no sea Valencia, y no lo he hecho, porque la lengua valenciana, como hemos podido comprobar, se ha desarrollado de forma natural y espontánea en los territorios valencianos desde el principio de los tiempos, consolidándose sobre el 160.

Ahora bien, tenemos que las conquistas germánicas, se basan, sobre todo, en los visigodos, los cuales conquistaron parte de la península, y en lo que a nosotros nos afecta, se asentaron en lo que hoy es Castellón, dejando su impronta lingüística en la parte norte de nuestra Comunidad, pero esta impronta, como he citado anteriormente, no llegó a ser demasiado importante.

A partir de 711 y hasta 726, comenzaron las conquistas musulmanas en la península, llegando a conquistarla casi toda, excepto algunos territorios de lo que hoy es Asturias, por eso hay un dicho que dice que:

«Asturias es España, y lo demás, tierra de moros.» O, «Asturias es España, y lo demás, tierra conquistada.»

Tras la conquista musulmana de la península, la misma volvió a cambiar de nombre, llamándola, Al-Andalus. Pero en 722 don Pelayo (¿? -737), ganó la Batalla de Covadonga, marcando así el principio de la reconquista cristiana de la península que duró 770 años. Durante muchos años de la reconquista, la parte sur de la península, donde se encontraba el reino taifa de Valencia, fue musulmana, y la parte norte, donde se encontraba Aragón, fue cristiana. Esto añade un nuevo substrato a la lengua valenciana, el árabe, cosa que no tuvieron en la misma medida los territorios de la parte norte de la península, por la rapidez en volver a ser reconquistada.

Valencia la conquistaron los musulmanes en 723, un año después de que en el norte comenzara la reconquista, pasando a denominarla Balansiya, y hasta el año 1238 en que el rey Jaime I de Aragón y Valencia (1208-1276), llamado «el Conquistador», conquistó Valencia, pasaron de nuevo 515 años en los que el romance valenciano continuó evolucionando, hasta el punto en que podemos afirmar sin lugar a equivocarnos, que en algún momento de ese más de medio siglo de paz y evolución, el romance valenciano pasaría a convertirse en la lengua valenciana primitiva que se hablaba en el reino taifa de Balansiya, aunque en el mismo se hablaba como lengua oficial, el árabe.

Por lo tanto, es completamente normal que el romance valenciano tomara prestado del árabe muchas palabras, giros y expresiones, pero a pesar de esto, y de los años que convivieron juntas ambas lenguas, el romance valenciano siempre se habló y continuó evolucionando como lengua vehicular e independiente en el reino taifa de Valencia con total independencia de la lengua árabe.

La impronta lingüística árabe en el romance valenciano se ve muy claramente en las palabras que comienzan por, “al-“, o, “beni-“, que son prefijos de origen árabe, y que podemos encontrar incluso en numerosos topónimos de nuestra Comunidad, como, Beniparrel, Benimámet, Benimarfull, Aldaya, Algemesí, Benicásim, o Alicante, donde nos encontramos.

Con esto, quiero remarcar que desde 160 en que se podría hablar de gestación de la lengua valenciana, hasta el final de la época musulmana, la lengua valencia tuvo un recorrido de desarrollo y utilización de 1078 años. Cantidad de años más que suficientes para que la lengua valenciana estuviera arraigada en todos sus hablantes de todos los territorios.

Y este punto lo demuestra muy bien las Jarchas, las cuales son unos versos en romance valenciano que se añadían a los poemas en árabe o hebreo llamados moaxajas, para hacer comprensible el poema al pueblo, y que este entendiera lo que quería decir el mismo, pues el pueblo, como he citado, nunca dejó de hablar valenciano, y nunca llegó a hablar árabe de forma vehicular.

Es más, las jarchas demuestran que los hablantes de la lengua árabe, estaban interesados en que los hablantes del romance valenciano, entendieran bien lo que querían decir sus poemas, y no al revés.

Además, también estas jarchas, que ya se escribían en los siglos IX y X, son las primeras evidencias de que el romance valenciano desde muy antiguo, se escribía de forma culta, pues tan sólo las lenguas cultas, de prestigio y muy arraigadas en un pueblo, pueden llegar a componer poesía, pues esta expresión literaria es la más compleja de todas las Artes Escritas que se pueden encontrar.

Así pues, quiero hacer notar que alrededor de 300 o 400 años antes de que viniera el rey Jaime I a conquistar Valencia de manos musulmanas, el reino taifa de Valencia, Balansiya, ya tenía una lengua culta en la que se escribían poemas. La lengua valenciana ya existía como una verdadera y culta realidad.

Como he demostrado, desde los inicios de los tiempos, en las tierras que ahora son la Comunidad Valenciana, con respecto a la lengua, ha habido muchísimas aportaciones de pueblos como los íberos, fenicios, griegos, helenos, romanos, árabes, y más, y todas esas diferentes aportaciones, son las que fueron conformando, en mayor o menor grado, la lengua valenciana, dándole forma y esplendor sin ninguna intervención repobladora en 1238, de ningún condado de la Corona de Aragón, pues en 1238 la lengua valenciana, ya era una lengua culta.

Además, según la insigne historiadora y paleógrafa Amparo Cabanes Pecourt (1938), basándose en los libros incunables, El Llibre del Repartirnent, y el, Llibre dels aveïnaments, sobre todo en este último, que es donde quedó bien reflejada la cantidad de soldados que se quedaron a vivir en tierras valencianas, concluye que esta fue mínima y su incidencia en la lengua valenciana sería insignificante.

Además, hemos de tener en cuenta que, los soldados que se quedaron en Valencia, pasaron a ser granjeros, ganaderos, herreros… pasaron a ser trabajadores, y, en aquel entonces, los hombres eran los encargados del trabajo fuera de casa, siendo las mujeres con las que se casaban, mujeres valencianas, las que se encargaban de transmitir a sus hijos la lengua, la cultura y las tradiciones de Valencia, es decir, la cultura, las tradiciones y la lengua valenciana.

El rey Jaime I, pasó victorioso a Valencia tras la capitulación del rey Zayan ibn Mardanis, último rey moro de la taifa de Balansiya, en 1238, pero fue en 1261 cuando el rey victorioso promulgó y juró los Fueros que le dio al reino cristiano que él mismo creó, el Reino de Valencia, como reino integrante de la Corona de Aragón, y en la redacción del mismo, el rey Jaime I, expresamente pidió, que los Fueros del Reino de Valencia, se escribieran en la lengua que hablaba el pueblo para que fueran entendidos por ellos.

Con lo que, de nuevo, se viene abajo la teoría de la repoblación de Valencia con los soldados que vinieron junto al rey conquistador, enseñando a hablar al pueblo de Valencia, pues aún 23 años después de ser conquistada Valencia para el cristianismo, el rey Jaime I pidió expresamente, que sus Fueros se redactaran en la lengua que hablaba el pueblo.

Contradicciones como esta, son todos los argumentos que tienen quienes abogan por hacer desaparecer la lengua valenciana de la forma más indigna, como si nunca hubiera existido, pero la gloriosa historia de la lengua valenciana, continuó su esplendoroso recorrido.

Así, llegamos hasta finales del siglo XIV, todo el siglo XV, y principios del siglo XVI, años en los que, en el ámbito de las Artes Escritas, la lengua valenciana adquirió una relevancia impresionante en todo el mundo, pues el reino de Valencia dio a la literatura, la novela, la poesía, el ensayo, el teatro… tantos y tantos insignes literatos, poetas y escritores que escribían en su natal lengua valenciana, que conformó el primer Siglo de Oro de todas las lenguas del mundo, el Siglo de Oro de las Letras Valencianas.

Algunos de los literatos más destacados y significativos del Siglo de Oro de las Letras Valencianas fueron Joanot Martorell i Mompalau (1410-1468), Jordi de Sant Jordi (1399-1424), Ausias March (1400-1459), Joan Roig de Corella (1435-1497), Bernat Fenollar (1438-1516), Jaume Roig (1401-1478), Sor Isabel de Villena (1430-1490), Juan Luis Vives (1492-1540), Antoni Canals (1352-1419), Fray Bonifacio Ferrer (1350-1417), Pere March (1330-1413), Narciso de Vinyoles (1440-1517) y muchísimos más, que sobresalieron por la enorme calidad de sus obras, verdaderas obras de arte que, aún hoy en día, después de más de 500 años de haberse publicado por primera vez, siguen siendo obras de referencia para todo el mundo literario.

El gran Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), siempre dijo públicamente, que era un enamorado de la obra Tirant lo Blanch del insigne Joanot Martorell, hablando de ella en su inmortal Quijote, publicado en 1605, en estos términos:

«—¡Válgame Dios! —dijo el cura, dando una gran voz—. ¡Que aquí esté Tirante el Blanco! Dádmele acá, compadre; que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos (…) Dígoos verdad, señor compadre, que, por su estilo, es éste el mejor libro del mundo: aquí comen los caballeros, y duermen, y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con estas cosas de que todos los demás libros de este género carecen.»

Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, primera parte.

Siguiendo con nuestra cronología, llegamos a la Guerra de Sucesión por el trono al reino de España, pues al morir sin descendencia el rey Carlos II de España (1661-1700), llamado «el rey Hechizado», de la Casa de los Habsburgo, dio pie a que el rey Felipe V de España (1683-1746), llamado «el animoso» de la Casa de los Borbones, y Carlos Francisco de Habsburgo y Neoburgo (1685-1740), más conocido como el Archiduque Carlos, por el bando Austracista, lucharan por él.

Unos reinos de la península, como el de Navarra, apoyaron al bando ganador del rey Felipe V, y otros reinos, como el de Aragón y Valencia, apoyaron al bando perdedor del Archiduque Carlos. Así, en 1707, Felipe V, promulgó el Decreto de Nueva Plana, por el cual abolió las leyes de los reinos que habían ido contra él en la lucha por el trono, y suprimió los reinos de Aragón, Mallorca y Valencia, imponiéndose en ellos la ordenación de Castilla, y con ella, el castellano como, una lengua moderna y de poder, haciendo que le lengua valenciana perdiera muchísimos hablantes.

Aun así, el 25 de marzo de 1747, en las prensas del impresor alemán afincado en Valencia, Lambert Palmart (ca. 1400-¿?), se imprime el primer libro de toda España, que además, estaba escrito en valenciano, Trobes en Lahors de la Verge Maria, y este es un hecho histórico, que nunca podrá ser superado por nadie, además de dejar patente que a pesar de todo, la lengua valenciana seguía viva, potente y activa a nivel vehicular.

Pocos años después, se inició el movimiento llamado la Renaixença, que comenzó a principios del siglo XIX, y se consolidó a mitad de ese mismo siglo, con el cual, el pueblo valenciano quiso devolver a su milenaria lengua el lugar de prestigio que merecía y que nunca dejó de tener.

Algunos de los más importantes artífices de ese movimiento fueron Teodoro Llorente y Olivares (1836-1911), Félix Pizcueta y Gallel (1837-1890), y Carmel Navarro y Llombart Sastre (1848-1893), más conocido como Constantí Llombart, a la sazón, fundadores de la venerable entidad Lo Rat Penat, que siempre ha defendido, y continúa defendiendo la lengua valenciana.

Constantí Llombart fue el promotor del libro, Los fills de la morta viva, el cual fue un compendio de obras en valenciano de diferentes autores de la época para demostrar a todo el mundo, que la lengua valenciana estaba muy viva, tanto como en sus mejores tiempos de esplendor, pues esa «muerta viva» a la que hace referencia en su título, era la lengua valenciana.

Pero será verdaderamente a final del siglo XIX, cuando el Reverendo Padre Lluis Fullana i Mira (1871-1948), religioso al que la lengua valenciana moderna le debe gran parte de su esplendor, quien comenzó a realizar sus estudios sobre la lengua valenciana. Buscó por todos los rincones del Reino de Valencia, todas las acepciones de las palabras que pudiera encontrar, pues la lengua valenciana es una de las más ricas en palabras, sinónimos y acepciones diferentes.

Con todo el material que recopiló incansablemente, redactó gramáticas, vocabularios, y otros libros de referencia sobre la lengua valenciana, que aún hoy en día, siguen siendo referentes de la misma.

El padre Fullana fue el primer catedrático de lengua valenciana que tuvo la Universidad de Valencia, y, además, fue académico de la Real Academia de Cultura Valenciana, única entidad encargada de codificar y normativizar la lengua valenciana.

En 1932 se firman en Castellón de la Plana, las conocidas bases de Castellón, que fueron y siguen siendo, el Caballo de Troya del movimiento anexionista lingüístico, por el que algunos sectores radicales, quieren fundir en una sola lengua el valenciano y el catalán, dejándole el nombre genérico de esta última. Mas, en 1933 el padre Fullana redactó la verdadera gramática de la lengua valenciana, base y substrato de la actual lengua valenciana.

En 1936, estalla la Guerra Civil Española, y al acabar la misma en 1939, la lengua valenciana tuvo una segunda fuerte castellanización, pues, aunque no estuvieron realmente perseguidas ninguna de las lenguas diferentes al castellano, que era la lengua del estado, no estaba bien visto que se hablaran. Así que, como ya pasara en 1707, al castellano se le tomó como lengua culta y de poder, haciendo que incluso los apellidos puramente valencianos como, «Cavaller», hubiera quien se lo castellanizara como, «Caballero», para estar acorde con lo que dictaba la época.

A principios del siglo XX, con personajes como Enric Prat de la Riba (1870-1917), y Pompeu Fabra y Poch (1868-1948), y posteriormente durante todo el siglo XX y lo que llevamos andado del siglo XXI, la lengua valenciana tiene una fuerte catalanización por parte de algunos sectores radicales catalanes que quieren usurpar todo aquello que no es suyo, y entre otras cosas, la lengua valenciana, para que, de esa manera, la Comunidad española de Cataluña, que históricamente nunca ha tenido ninguna brillantez, pueda llegar a aparentar lo que nunca ha sido, aunque muchos esperamos que como dice el dicho, «El tiempo ponga todo en su lugar», y con ello le de a cada Comunidad lo que es suyo.

Pero aún a pesar de todas las agresiones que la lengua valenciana recibe en la actualidad diariamente, en 1979, la Sección de Lengua y Literatura de la Real Academia de Cultura Valenciana, como comentaba anteriormente, la entidad encargada de normativizar la lengua valenciana, desarrolló una nueva gramática basada en la gramática del padre Fullana, bajo el nombre de Gramática de la Sección de Lengua y Literatura de la Real Academia de Cultura Valenciana, más conocidas popularmente como las Normas de El Puig, por haber sido ratificadas en 1981 por un buen número de entidades y literatos del momento, en el monasterio mercedario de Santa María de El Puig.

En la actualidad, se diferencian cuatro dialectos derivados de la lengua valenciana, que podemos situar geográficamente.

El valenciano septentrional.

Hablado en parte de Castellón.

El valenciano llamado «apichat».

Hablado en la zona central y costera de Valencia.

Caracterizado por pronunciar las jotas y ges como si fueran haches.

El valenciano meridional.

Hablado en gran parte de Alicante.

El valenciano Salado.

Hablado en los municipios alicantinos de Taberna y de La Vall de la Gallinera.

Caracterizado por utilizar los artículos salados del mallorquín.

Para concluir esta conferencia, y a modo de resumen, recordar que la lengua valenciana, como todas las lenguas de prestigio, se desarrolló de forma natural y espontánea, y que la misma es muy querida por todos sus hablantes. Consiguió un prestigio mundial que pocas lenguas a lo ancho y largo del mundo han conseguido, y que tan sólo se ve empañada por todos los ataques castellanos y catalanes que ha tenido a lo largo de su milenaria historia.

Somos muchas las personas que nos dormimos cada noche con la esperanza de que nuestra querida y bien hallada lengua valenciana, vuelva a ocupar en la historia el lugar de privilegio que le corresponde y se merece.

Espero que esta conferencia haya sido de su interés y hasta la próxima ocasión en que tengamos el placer de compartir unos minutos juntos, tengan, todos, una buena vida.

 

Bibliografía

Libros

- Història de la llengua valenciana (Des de fa 1.000.000 d’anys). Joan Benet Rodríguez i Manzanares. Editorial del Grup d’Acció Valencianista. 2011.

- Gramatica de la Llengua Valenciana. Antoni Fontelles, Laura Garcia, Joaquim Lanuza. Lo Rat Penat. 1996.

- Los godos en Hispania. Edward Arthur Thompson. Alianza Editorial. 2014.

- Apuntes para una Gramática Valenciana Popular. José Nebot i Pérez. Ripollés. 1894.

- Cristianos bajo el Islam. Leopoldo Peñarroja Torrejón. Gredos. 1994.

- Gramatica elemental de la Llengua Valenciana. R. P. Lluïs Fullana i Mira. Grup d’Acció Valencianista. 1978.

- La identidad Etnolingüística de Valencia – Desde la antigüedad hasta el siglo XIV. Manuel Mourelle de Lerma. Grugalma. 1996.

- Poesía juglaresca y el origen de las literaturas románicas. Ramon Menéndez Pidal. Instituto de estudios políticos. 1957.

- Diccionari Ortografic. Valencià-Castellà Castellà-Valencià. Real Academia de Cultura Valenciana. Las Provincias. 1997

Webs

- Wikipedia

- bolomor.com

- museuprehistoriavalencia.com

Otros

- Diario de Valencia

- Les vers finaux en espagnol dans les muwassahs hispano-hebraïques. Artículo. S. M. Stern.


 
 
 
Fuente:
El Monárquico
 
 
 
 
     
   
 
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