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II Congreso Internacinal de la Rima Jotabé

Ponencia de;

Delia Esther Fernández Cabo de Hernández

Delia Esther Fernández Cabo de Hernández
(Montevideo, Reside en Santa Lucía, Canelones, Uruguay)

Profesora de Derecho, Sociología y Cultura Cívica.
Poeta y escritora.
Delia Esther Ferández Cabo de Hernández

La mujer dentro de la poesía y en ella la Rima Jotabé

Cuando Safo se atrevió a escribir poesía en la Grecia clásica, se alzaron voces para censurar su forma de vida. Comenzaba a perfilarse el resquemor que provocaba una voz femenina entre los intelectuales.

Siglos después Olimpia de Gouges, escritora francesa que reivindicara la igualdad de derechos de hombres y mujeres, fue condenada a la guillotina.

Cien años más tarde también en Francia Aurore Dupin, novelista que se desenvolvió entre el romanticismo y el realismo, adoptó un nombre masculino, George Sand al considerar que solo poniéndose en el lugar del hombre alcanzaría la culminación de sus derechos y posibilidades.

Valga este exordio para entender por qué las voces femeninas en el ambiente intelectual hasta el siglo XIX fueron escasas. ¿Discriminación o segregación? Ahondar en esta dicotomía sociológica merecería otro enfoque. Introduciéndome en el tema específico de esta ponencia, digo que son poquísimas las mujeres poetas de períodos anteriores al siglo XVIII. Menciono a: Madre Francisca Josefa de la Concepción del Castillo y Guevara (1671) poeta mística nacida en Colombia; Sor Juana de Maldonado (1598) guatemalteca; Teresa de Jesús (1515) española y Sor Juana Inés de la Cruz, nacida en México (1651) exponente del Siglo de Oro de la literatura hispánica, gran sonetista. Durante el período Barroco la musa antequeriana Cristobalina Fernández de Alarcón.

En los Siglos XVIII y XIX, principalmente en este último, comienzan a descollar las poetas, pero aún en minoría con respecto a los hombres. En Argentina Alfonsina Storni, poeta de una calidez impresionante. En Ecuador Dolores Veintemilla de Galindo, la “Safo ecuatoriana”. Ana Dolores Arias de El Salvador y de Panamá Amelia Denis de Icaza. En Paraguay la mujer en la poesía también comenzó incursionando tímidamente: Teresa Rodríguez, Enriqueta Gómez Sánchez.

Rosalía de Castro (1837) grande entre los escritores españoles del siglo XIX, precursora de la poesía española moderna, símbolo del pueblo gallego. También María Josefa Massanés, Carolina Coronado, Rosa Butler, Carolina de Soto y Corro, Robustiana Armiño y Menéndez, etc. Uruguay fructificó en tres enormes poetas durante el S. XIX: Delmira Agustini, brillante figura del Modernismo, erótica y genial; María Eugenia Vaz Ferreira, briosa y, de gran sonoridad verbal; Juana de Ibarbourou “Juana de América”, espontánea y sencilla, toda intuición.

A fines del siglo XIX y principios del XX surgió un movimiento reivindicatorio de los derechos de la mujer en lo económico, jurídico y político del que no estuvo ausente lo artístico. Así fue que surgieron: Deysi Zamora (Nicaragua), Armonía Sommers (Uruguay), Soledad Alvarez (República Dominicana), Idea Vilariño (Uruguay), María Auxiliadora Alvarez (Venezuela), Clara Janés (España), Cecilia Vicuña (Chile), Gioconda Belli (Nicaragua), Gloria Fuertes (España), Violeta Parra (Chile), etc. Culminando este proceso con la poeta española Carmen Conde, primera Académica de turno de la Real Academia Española.

Y si consideramos a las poetas que no son consagradas por la fama, la crítica y/o la mediatización, nos atrevemos a afirmar que, afortunadamente hoy en día existe una pléyade de mujeres dedicadas a la poesía.

Sin embargo, hay subgéneros literarios donde hasta hoy la mujer está casi por completo ausente. Tomemos por ejemplo la literatura gauchesca que recrea el ambiente del gaucho y su forma de vivir. Sus máximos exponentes son hombres argentinos y uruguayos. Y si derivamos hacia la poesía payadoril, apéndice de la gauchesca hallamos algunas mujeres en un universo predominantemente masculino. Veamos: en Argentina Susana Repetto y Marta Suint; en Chile Fabiola González, Antonieta Contreras, Cecilia Astorga. El arte payadoril está directamente emparentado con el repentismo cubano, a tal punto que en ambos predomina la décima como estructura poética. Poco a poco la mujer se hace escuchar en la poesía improvisada por lo que es de orden destacar al grupo “Décima al filo” fundado por la poeta cubana Odalys Leyva, importante espacio femenino de difusión e intercambio dentro y fuera de la Isla. En los encuentros internacionales de poetas y payadoras donde se reúnen las mencionadas líneas arriba y decimistas de la talla de Bárbara Calderón y Ana María Baeza se pone de manifiesto que la décima, poesía de métrica y rima tradicional, ofrece a las mujeres contemporáneas infinitas posibilidades de expresarse.

La poesía lunfarda, subgénero perteneciente al pueblo rioplatense, cuenta entre muchísimos poetas varones con las voces de: Elsa Baroni (Uruguay) y Martina Iñíguez (Argentina).

En un somero repaso a los cultores de la Rima Jotabé encontramos paridad entre hombres y mujeres, lo que nos obliga a inquirir en la razón. Opino que a quienes cultivamos la Rima Jotabé nos subyuga hallar dentro de la poesía clásica una valiosa diversidad. Como poeta digo que he encontrado en ella la posibilidad de recrear desde la poesía infantil hasta la lunfarda; desde la lírica hasta la descriptiva: ha cubierto todas mis expectativas. Es una brisa renovadora que partió de Valencia gracias a la creación del Maestro Juan Benito Rodríguez Manzanares para regocijo de los que seguimos aferrados al ritmo, la métrica y la rima de la Poesía Clásica.

Tanto en la poesía como en la sociedad global la mujer ha ido afianzándose por sus méritos y capacidades. El terreno que ha pisado con justicia, no ha sido ganándoselo al hombre sino demostrando de lo cotidiano a lo intelectual, que hombres y mujeres se complementan. Y que debemos bregar para que estos tiempos sean ámbitos de igualdad, paz, justicia y hermandad y que la poesía sea un arma valedera para lograrlo.



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