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Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé



Rima Jotabé



Directorio de poetas que escriben en Rima Jotabé en lenguas diferentes al Español

Directorio de Poetas que escriben en rima Jotabé en español
 
 
ÁNGEL FLORENCIO CALLE SACOTO
 
Poemas
 
Ángel Florencio Calle Sacoto

Ángel Florencio
Calle Sacoto

Ecuador

Pasiones del horizonte

(Jotabé)


Me encuentro en la cumbre del horizonte
mirando el llanto y la risa del monte.

Muchos sueños fraguados con firmeza
se quebraban con tanta sutileza,
la aurora fresca con suma nobleza
mimando alienta esa extraña dureza.

Los brazos firmes de los cuatro vientos
su energía pone como cimientos.

Trazar nuevos caminos que remonte
el dolor con alegría y certeza
es del corazón con sus sentimientos.



Las locuras del amor


(Jotabé)


Una sensual mirada reiterada
hizo su agosto haciéndose apreciada.

Entre besos, caricias y masajes
floreció mi amor con nobles linajes
de locuras ardientes cual potajes
el deseo palmó con sus dopajes.

La creatividad emocional
jugó con su entusiasmo pasional,

con caricias, cariño en marejada
de sentimientos mutuos en blindajes
de amor, toda una fiesta bacanal.



Mi amor en Rima Jotabé


(Jotabé)


Mis sueños en la barca del amor
cruzan tus mares cual buen bogador.

Desde la alta montaña la canción
del deseo se vuelve una oración,
la magia del ser es la creación
de voces y risas con devoción.

Otra vez esos ojos con auroras
de esperanza de rayuelas sonoras.

De trecho en trecho va mi yo amador,
insistiré con gran abnegación,
porque llegues a mí sin tus demoras.



El cáliz de mis penas


(Jotabé)


Mis quejas y protestas naufragaron,
los ocasos sin luz me abandonaron.

El cáliz de mis penas se derrama
como si una tormenta de algún drama
fallido en la agonía de la fama
descuartizada cual un melodrama.

El desaliento nunca me domine,
la luz de la esperanza me ilumine.

Mis errores frecuentes ocultaron
el camino del bien vivir, me llama
la sensatez que mi ego lo examine.



Jotabeando con mi amigo


(Jotabé)


Querido amigo haz de este bello mundo
una tierra de paz por un segundo.

Que todas las mañanas la alegría
adorne tu vivir que es garantía
y sostén de tu preclara hidalguía
que exalta tu honradez con galanía.

Tú derrochas ternura y esperanza
en espera de un mundo de confianza.

Si sembramos cariño muy jocundo
y fraterno, que es simiente de hombría
propio de un caballero en su templanza.



Las auroras con sus galas


(Jotabé)


Las armas de mi afecto son certeras
lo saben las auroras mañaneras.

En alas de la nieve los colores
vuelan al sol quemante, los primores
del paisaje despliegan sus verdores
y en sonrisas exhiben sus pudores.

El corazón de la noche palpita
ante tanta maravilla descrita.

El amor, la armonía lo abanderas,
cual doncellas con sus ramos de flores,
mi corazón muy contento palpita.



Una cena con dignidad


(Jotabé)


¿Por qué tengo que requerir permiso
para saborear tan poco guiso?

Si me tildan de loco irreverente,
por querer matar mi gana apetente,
venga pues el debate que alimente
el dilema de un modo coherente.

No necesito aprobación ajena,
mi libre albedrío salta a la escena.

Una voluntad fósil esto quiso,
evitemos, por dios, este incidente,
soy yo el único dueño de esta cena.



Recuerdos que no se borran


(Jotabé)


Con todo mi cariño te recuerdo
la vez que degusté tu beso cuerdo.

Cuando el corazón habla nuestros ojos
perciben lo que el alma entre cerrojos
guarda, si hay amor todos sus antojos
se abren frescos, sensuales por manojos.

En este hermoso día en un instante
me hiciera sabio, pulcro cual diamante.

Digno como el silencio, con mi acuerdo
digno de amar y amar, no más enojos,
que me anime, la luz edificante.



El mundo clama amor


(Jotabé)


Querido amigo hagamos de este mundo
una tierra de paz por un segundo.

Que todas las mañanas la alegría
adorne tu vivir que es garantía
de existencia, un fortín de tu hidalguía,
que exalta tu honradez con galanía.

Si derrochas ternura, fe, esperanza
en espera de un mundo de confianza,

si sembramos cariño muy jocundo
y fraterno, simiente de armonía
honesta, asegurada nuestra alianza.



Encantador rubí que Dios me dio


(Jotabé)


Qué puedo hacer sin ti, mujer querida,
me has dado todo en forma desmedida.

Mi pecho agradecido mareado
por toda esa bondad que tú me has dado,
vuelvo y repito gracias, cielo amado,
don especial que Dios me ha regalado.

El calor de tus besos descubrió
la dignidad en mí que me libró.

Los dos tenemos brío de pulida
honradez con esfuerzo conquistado,
encantador rubí que Dios me dio.



Adulo del amor propio


(Jotabé)


hermosa mujer, eres luz de vida,
tu mundo interior tiene tu medida.

Cuando sonríes me habla tu belleza,
sé que es tu corazón, con tu nobleza
das la hermosura interna, fortaleza
de nuestra humanidad con su certeza.

Eres grandiosa cuando congratulas
a tus hijos, sus nombres articulas,

al mundo emocional das la salida
sabiendo que el amor nos da firmeza
y estima de uno mismo si lo adulas.



La incógnita de una sonrisa


(Jotabé)


Sospecho que en tu rostro hay alegría
de ver me una vez más en este día

los conflictos no tienen fundamento
si me das tu sonrisa de alimento,
pero si no se ve que mi argumento
no te convence, causa de este intento.

No bajaré la guardia, si es mi lid,
al varón se valora con su ardid.

Este dilema tiene su miopía
si eres franca, tu rostro está atento,
este caminante o tu alma, elegid.



Sin amor, el cansancio nos apura


(Jotabé)


La indiferencia mata la esperanza,
la abulia y su desdén hacen su holganza.

Sinsabores laceran el contento
del alma, todo queda sin sustento,
la esencia del ser pierde su argumento
y fomenta la angustia del momento.

La felicidad rota de amargura
se declara impasible y sin ternura.

Razones suficientes de venganza
de la frialdad humana y su lamento,
sin amor, el cansancio nos apura.



Mi amor en Rima Jotabé


(Jotabé)


Mis sueños en la barca del amor
cruzan tus mares cual buen bogador.

Desde la alta montaña la canción
del deseo se vuelve una oración,
la magia del ser es la creación
de voces y risas con devoción.

Otra vez esos ojos con auroras
de esperanza de rayuelas sonoras.

De trecho en trecho va mi yo amador,
insistiré con gran abnegación,
porque llegues a mí sin tus demoras.



La felicidad individual


(Jotabé)


Deseo ser feliz, mujer querida,
que seas el sustento de mi vida.

Que la melancolía con su miedo
jamás se vuelva un cínico remedo,
con la voracidad de un loco enredo
lucharé día y noche con denuedo.

La felicidad, toda una esperanza
pura, de sentimientos, una danza.

La emoción animada y bien vivida
se divierte como un niño en su ruedo,
la paz del sacrificio da confianza.



Jotabeando con mis sentimeintos


(Jotabé)


Intentar correr a espaldas del tiempo
es esa ayuda que llega a destiempo.

El resplandor del mundo se vería
dislocado por engañosa arpía
de sombras dormidas en su apatía
para morir en su propia agonía.

La esperanza en la pantalla del mundo
abrirá blanco horizonte fecundo.

Del amor nunca hacer un pasatiempo
si se quiere duradera alegría
en alas de un compromiso profundo.



¿Qué puedo hacer sin ti, mujer querida?


(Jotabé)


¿Qué puedo hacer sin ti, mujer querida?
me has dado todo en forma desmedida.

Mi pecho agradecido mareado
por toda esa bondad que tú me has dado,
vuelvo y repito gracias, cielo amado,
don especial que Dios me ha regalado.

El calor de tus besos descubrió
la dignidad en mí que me libró.

Los dos tenemos brío de pulida
honradez, con esfuerzo conquistado,
encantador rubí que Dios me dio.



Contradicciones


(Jotabé)


El amor te corona y te tortura,
es la belleza de la verdad pura.

Qué papel desarrollo en este instante
con el alma desnuda de un andante
que ha perdido su norte, un comediante
de la vida querida y discordante.

No es un sueño, es la vida con su entorno
que exige luz que alumbre en el soborno.

Conociendo el dolor y la ternura
te arrulle el amor como buen amante
sin el temor de insólito bochorno.



Pasiones del horizonte


(Jotabé)


Me encuentro en la cumbre del horizonte
mirando el llanto y la risa del monte.

Muchos sueños fraguados con firmeza
se quebraban con tanta sutileza,
la aurora fresca con suma nobleza
mimando alienta esa extraña dureza.

Los brazos firmes de los cuatro vientos
su energía pone como cimientos.

Trazar nuevos caminos que remonte
el dolor con alegría y certeza
es del corazón con sus sentimientos.



El amor nunca pide ni mide


(Jotabé)


Con las alas veloces del destino
algo se queda fuera del camino.

Lo que quiero es dejar huellas de amor,
como prueba sincera de mi honor,
la semilla de paz en el dolor
con el perdón me hará un triunfador.

El amor generoso nada pide,
la ternura del prójimo no mide.

Nuestra vida es un lienzo de hilo fino
de luz, de complacencia, fiel gestor
de la armonía humana que preside.



Lo baldío se fecunda con amor


(Jotabé)


¡Ay, mis anhelos!, son como el vacío
de tu ausencia que ahoga con su hastío.

Muchas veces mi actuar es muy confuso,
cuando tu compañía la rehúso
no valoro la vida, me indispuso
mi egoísmo, la noche se interpuso

cuando perdí la risa y el trabajo,
porque no había amor en ese hatajo.

Al final comprendí, que lo baldío
es vano sin amor, todo se opuso,
me invadió el silencio, soy un relajo.



Gustavo Adolfo Bécquer


(2 Jotabés)


Poeta posromántico de España
su amor y sus desvelos desentraña.

Rimas breves, de tono muy sentido,
descobijan la vida, que ha vivido;
Julia Espín, sueño insólito escondido,
frustración por no ser correspondido.

Suspiros, risas, notas y colores
expresan sentimientos y valores.

El amor querido hace extraña hazaña
que lo tuvo con él por siempre herido,
por sobre las espinas, hizo honores.


Creador de la lírica moderna,
de influencia decisiva y confraterna,

con sus rimas románticas desnuda
la vida en sus retoños y saluda
el amor fiel de mujer pacienzuda,
el desengaño es muerte testaruda.

Conjuga sentimientos en abrazo
íntimo al pensamiento en fuerte lazo.

Poeta musical de lira tierna,
lágrimas en sus ojos, fue sin duda,
del fiasco que hirió dolido agujazo.



Pasiones del horizonte


(Jotabé)


Me encuentro en la cumbre del horizonte
mirando el llanto y la risa del monte.

Muchos sueños fraguados con firmeza
se quebraban con tanta sutileza,
la aurora fresca con suma nobleza
mimando alienta esa extraña dureza.

Los brazos firmes de los cuatro vientos
su energía pone como cimientos.

Trazar nuevos caminos que remonte
el dolor con alegría y certeza
es del corazón con sus sentimientos.



La vida es breve


(Jotabé tridecasílabo)


La vida es breve pero llena de sorpresas
que puede hacerte muy feliz si te interesas.

Si quiero vivir de verdad, empezaré
por descubrir hechos leales y seré
más honesto conmigo mismo, tomaré
nuevos. soportes con los que me ordenaré.

Empezaré cada día con la batuta
de la fe, fuerza que al incrédulo recluta.

Con humildad repaso mis obras traviesas,
doy las gracias al Cielo, glorificaré
la gracia de su Misericordia impoluta.



La barca de la vida


(Jotabé)


La vida es como el mar misterioso
con sus olas jugando muy furioso.

Las penas y alegrías en sus barcas
de lo incierto navegan por comarcas
del destino del hombre, y sus monarcas
del dolor y el castigo harán sus marcas.

El viento por cascadas noche y día
remando hasta la orilla, es su osadía.

Amar la vida heroica es fabuloso,
siempre nos bañará extrañas charcas,
al fin, alumbrará paz y alegría.



La magia del amor


(Jotabé)


No menospreciar la flor del amor,
siempre procurar cuidar su candor.

El amor es la rosa más selecta
del jardín, la señera, la dilecta
de su jardinero, nada le afecta,
tiene espacio, libertad, es perfecta.

El amor no genera agrias sospechas,
es libre, no se impone, y cierra brechas.

La vida individual es una flor
con su ajustado espacio que proyecta
su magia amante en gozosas endechas.



Incierto cruce de caminos


(Jotabé)


En esta cuesta arriba de la vida
me invade algo que frustra la partida.

El cruce de caminos me obnubila,
todos lucen su encanto, mi pupila
fascinada en la magia de sibila
encantadora, el ánimo vacila.

Los placeres lascivos, las riquezas,
controlan mis deseos con finezas

variadas y muy raras. La subida
se vuelve dura, estrecha que mutila
la felicidad cierta con flaquezas.



El amor de la vida


(Jotabé)


El amor es el ente más extraño
y amigo solidario del rebaño,

no pide nada, tiene su arsenal
inagotable; la fuerza del mal
nunca ha podido hundir en su arenal,
pues su integridad es firme y total.

Su noble corazón es el cimiento
de la vida, la fuente del sediento.

Rescata del viajero aliento huraño
la gracia de la mano paternal,
pues hizo del amor su mandamiento.



Honor, Juan Benito


(Jotabé)


Juan Benito Rodríguez Manzanares
artífice de versos singulares.

La Rima Jotabé con su estructura
captó la atención mundial con holgura,
versos y estrofas de su arquitectura
remozó toda la literatura.

En el alma del hombre va enraizada
sensible belleza cual pincelada.

Con su terzo opulento en los altares
de la poética, se configura
ritmo y belleza en la gema dorada.



La alegría de la vida


(Jotabé)


La paz y la alegría de la vida
por un corazón valiente pulida.

Hacen de este mundo una tierna aurora,
su frescura felicidad rumora,
de esperanza y constancia evocadora,
el sacrificio fecundo valora.

Lo difícil vencido con amor
brotará perfumada y bella flor.

Hagamos de las espinas, florida
primavera, fiel amiga cantora,
de la felicidad, luz y esplendor.



Feliz atardecer


(Jotabé con estrambote)


La suerte del destino está conmigo,
al final del camino, fiel abrigo.

La tarde en la montaña es más serena,
alboradas y ocasos oxigena,
la igualdad y el perdón concatena,
me he vuelto más humano con mi quena.

Mi existencia no busca una salida,
ya tengo con mi esposa muy querida.

Disfruto la ternura del amigo,
bendiciones me llegan en cadena,
gracias, espacio inmenso de la vida.

No es una despedida,
solo quiero decir que soy feliz
con mi vida a pesar de mi desliz.



Para mi amigo


(Jotabé)


¡Quién no quiere tenerte como amigo!
Quiero marchar hasta el final contigo.

Tu amistad es para mí tan preciosa,
de la mano de tu actitud piadosa
la travesía será generosa,
alcanzaré la cima luminosa.

Siempre fuimos como una puerta abierta.
buscábamos algo que nos divierta.

Que nuestra amistad tenga por testigo
la palabra honrada, cual jubilosa
mañana haga de ella riqueza cierta.


Venciendo el tiempo y la distancia

(Jotabé)


Quién no sueña tenerte como amigo,
cuanto más yo que caminé contigo.

Todas las alegrías compartidas,
las malas experiencias padecidas,
de la garra y decisión requeridas,
las mejores fueron en tí nacidas.

Nunca te cansaste de poner metas,
de las que hicimos seguras cometas.

Distancia y tiempo impidieron abrigo,
nos volvieron olvidadas bebidas;
ya es hora de cubrir lejanas grietas.



Mi amor en Jotabé


(Jotabé)


Mis sueños en la barca del amor
cruzan tus mares cual buen bogador.

Desde la alta montaña la canción
del deseo se vuelve una oración,
la magia del ser es la creación
de voces y risas con devoción.

Otra vez esos ojos con auroras
de esperanza de rayuelas sonoras.

De trecho en trecho va mi yo amador,
insistiré con gran abnegación,
porque llegues a mí sin tus demoras.



Jotabeando conmigo mismo


(Jotabé)


Con los ojos cerrados yo medito
en mis vacíos, tan míos, lo admito.

No es fácil cargar tantas incongruencias,
conociendo que todas mis vivencias
cuestionadas por diversas falencias
sean resumen de mis imprudencias.

Quizás mi confesión abra horizontes
con auroras y aromas de los montes.

Los ojos de mi mente al infinito
claman marejadas de sugerencias
para limpiar pasiones polizontes.



Jotabeando con mis sentimientos


(Jotabé)


Intentar correr a espaldas del tiempo
es esa ayuda que llega a destiempo.

El resplandor del mundo se vería
dislocado por engañosa arpía
de sombras dormidas en su apatía
para morir en su propia agonía.

La esperanza en la pantalla del mundo
abrirá blanco horizonte fecundo.

Del amor nunca hacer un pasatiempo
si se quiere duradera alegría
en alas de un compromiso profundo.



En la entraña misteriosa del mar


(Jotabé)


En la entraña misteriosa del mar
el silencio se dispone a remar.

Las voluptuosas olas de dulzura
se aprestan a besar la arena pura
en modestos surcos con la finura
del líquido cristal de amor hechura.

Mi barquilla cargada de emociones
hace su exclamación por tus perdones.

Quién no suspira por su palomar,
aunque sus olas midan su lejura,
cuando es veraz, no existen condiciones.



Mi yo individual


(Jotabé)


Por qué tengo que requerir permiso,
¿para saborear tan rico guiso?

Si me tildan de loco irreverente,
por querer matar mi gana apetente,
si quieren un debate que alimente
las razones de mi yo omnipotente…

No necesito aprobación ajena,
mi libre albedrío salta a la escena.

Una extraña aprobación no preciso
mi yo individual manda altivamente,
es el último dueño de su cena.



Nuestro destino, la mar


(Jotabé)


Tú y yo somos un río en movimiento
que no se detiene en ningún momento.

Si miramos atrás, la valentía
se empinará en nosotros, la alegría
nos embargará, por nuestra bravía
voluntad de vencer tal agonía.

La inmensidad del mar nos sobrecoge,
ya en él, con un abrazo nos acoge.

Jamás la esperanza será un tormento,
entusiasmada en el pecho bullía,
nuestra pequeñez con amor recoge.



Jotabeando incertidumbre


(2 Jotabé)


Cuando te conocí, tú eras canción.
Quién no te cantaba en santa oración.

El alba se alegraba haciendo arpegios
en concurso coral de timbres regios,
armónicos colores con egregios
cantores en divinos sortilegios.

Hasta que te volviste nube espesa
que cegaba sin piedad la promesa.

Domados en brazos de la pasión,
son posibles hasta los sacrilegios,
cual broma intransigente, vil y obsesa.


Con pétalos marchitos, rosal triste,
un cementerio horrible te volviste.

Tus hojas secas yacen extenuadas
junto a tus plantas como abandonadas
del destino, venturas malhadadas
se solazan en tus ramas ajadas.

El alma sin paciencia es infecunda
convive una existencia moribunda.

Si tu corazón de perdón se viste
la paz será la sabia de olvidadas
plantas del vergel de vida profunda.



Una mujer embarazada


(3 Jotabé)


El candor de sus ojos arrullaba
en un manto de amor mientras bogaba

con fuerza la canoa de la vida,
quería muchas voces de pulida
nitidez y energía decidida
para el canto de un alma engrandecida.

Era una madre guapa con su hijo
en su vientre mirando su cortijo.

Estaba tan feliz, cuando cantaba,
su matriz, de sentirse bendecida,
percibía un latir de regocijo.


Auroras, tardes grises y esperanzas
se atolondran con duras desconfianzas…

La grandeza de la maternidad
trae miedos y dudas; dignidad,
beso de Dios, abrazo de bondad
para la mujer; ella es caridad.

inviernos y veranos se volvieron
primaveras, sus mantos sacudieron.

Renace la ilusión, el parto y crianza
Del rey de las entrañas ya es bondad,
Gozo; desvelos tristes se escondieron.


Tú te ganaste todos los honores
y un universo pleno de valores.

Otorgaste la vida para un mundo
de esperanzas y amor, vivo y profundo,
maravilloso don de un sí rotundo
de un fértil y leal vientre fecundo.

La magia maternal hace del hijo
un ramo de ilusiones muy prolijo.

La gratitud del hombre son amores
íntegros; el dolor es infecundo.
El hijo en la familia, regocijo.



Mi cumpleaños


(Jotabé)


Qué son setenta y ocho años, me pregunto.
¿El índice de un libro? Ese es mi asunto.

Aprendí a caminar las cuatro esquinas
de mi vida orientado por bocinas
que urgían superar duras colinas
por extraños senderos entre espinas.

Mi ingenuidad llorando su candor
vivió la astucia de extraño amargor.

No me ha vencido dulce contrapunto
de inciertos timbres de musas marinas;
vencí el engaño cual buen luchador.



Romance lugareño


(Jotabé)


I

Hoy te vi, parecías una estrella
en el verde ramaje, guapa y bella.

Tu mirada tenía paz de aurora
que alegraba el espacio cual cantora
avecilla al compás de activa espora
en su quehacer, diosa creadora.

El ocaso temblaba en su agonía
sin los sonidos de una sinfonía.

Tú eras de la virtud, pulida huella,
bendita eres, en ti la vida aflora,
siempre serás razón de la alegría.


II

No hay cielo sin el peso de celajes
saturados de mares y oleajes.

La enramada pintóse de cristales
llorando ingratas penas de esos males
que el desamor sorpresa de bozales
leñadores cortaron su copales.

La añoranza el dolor quiere ocultar
con vientecillos frescos del pinar.

Y otra vez el embrujo de ropajes
multicolor adornan, muy sensuales,
el paraje, volviéndolo un altar.



Rima Jotabé


(Jotabé)


Para que todo el mundo lo recuerde,
el campo se vistió de rosa y verde.

El sol desde su ocaso dio las gracias
por tanta maravilla; las acacias
lo secundaban, mis aristocracias
son del altar, sin tantas burocracias.

Los ojos de la tierra, mi elegida,
mi presencia florece complacida.

El crepúsculo la decepción muerde
cubriendo con tinieblas las desgracias,
hasta que sus auroras traigan vida.



Hazañas del amor


(Jotabé)


Me invitaste a sembrar blancas sonrisas
en los surcos sutiles de las brisas.

Las auroras doradas me bañaron
con leves besos fríos, me embriagaron
con el cristal de vientos que lloraron
olvido y soledad, pues nunca amaron.

Una tormenta desde la montaña
el camino anegó con lluvia extraña.

Como de asombro, un manto de sumisas
ráfagas en sus vientres me abrazaron;
en cosas de amor, juega con tu hazaña.



70 años caminando


(3 Jotabé)


Ven dulce amada mía a la montaña
azul que nos ofrece su cabaña.

Plantemos nuestra vista en la planicie
del recuerdo pidiendo que reinicie
el amor que juramos y propicie
perdón a los deslices con molicie.

Bellos ramos floridos, nuestros hijos,
nos entregan su amor con regocijos.

Como el sol, en su cima, nuestra hazaña
se alegra y clama al cosmos que acaricie
nuestra estirpe con gratos abracijos.


Esposa, compañera, con tu vuelo
los Andes coronaste sin recelo.

Fiel ejemplo de amor y honestidad,
tu corazón palpita libertad,
con tu alegría siembras humildad,
procuras que en la tierra haya equidad.

Esas setenta rosas que coronan
tu frente, la piedad tuya pregonan.

No es un decir, así lo eres, tu celo
y constancia dan paz, salud, bondad,
que hoy, tus hijos y esposo lo ovacionan.


El fuego de ese beso convivido
incendió nuestro amor agradecido.

Gozoso el corazón entona y danza
bella música en ritmos de alabanza,
en esa vez, sembraste la esperanza
que se volvió canción de nuestra alianza.

Suplican mis deslices tu perdón;
mi cielo, te venero con pasión.

La tierra de tu vientre bendecido
me ofreció tres claveles, mi pujanza,
que hoy elevan a Dios una oración.



La alegría de la vida


(Jotabé)


La cortina nocturna se ha corrido,
el bosque se despierta en el ejido.

El verde vegetal brilla y se agranda,
se instala el festival de jacaranda,
el aroma floral en propaganda,
para el baño del rey, rica lavanda.

Se ha despertado el día coronado
de colores y luz junto a su amado.

Toda la creación, con su latido,
a la vida da paz, sabrosa vianda.



El desierto se incendia por vivir


(Jotabé)


El desierto se incendia por vivir,
un pobre corazón por resistir.

Los roñosos, por muchas ambiciones,
pueden mentir, matar las ilusiones
de seguidores, con sus opiniones,
con tanto engaño vil, vuelvense clones.

El sol con lluvia y truenos seguirá
siendo el astro rey que no pasará.

Dominada razón, por no sufrir,
con sus vacíos pobres, sus razones
cederá, y al final, se domará.



Las estrellas no temen la distancia

(Jotabé)


Las estrellas no temen la distancia,
pero sí de los hombres su arrogancia.

La rueda del poder deja señales
en el papel del tiempo, si son males,
el recuerdo vendrá con sus aciales,
por engañar con hechos garrafales.

Los ídolos de barro temerosos,
prestos fugan de ríos torrentosos.

Los bolsillos vacíos, sin jactancia,
entronizan engaños de los tales;
ironía final de hombres roñosos.



Gracia Rima Jotabé

(Jotabé)


Las curvas de tu cuerpo me atraparon,
con su mágico encanto me encantaron.

Parecías más débil que una rosa,
por ratos te creí sombra mimosa,
con tu sensualidad tan asombrosa
me dominaste como potra briosa.

Me ataste con las cuerdas de tus besos,
me evaporé cegado de embelesos.

Cuando desperté, las que me engañaron,
se volvieron rutina indecorosa;
desde entonces controlo mis excesos.

 
     
   
     
 
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